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07 de March de 2012

Frente al embate desmalvinizador que ha desatado el discurso de la presidenta Cristina Kirchner, calificando a la guerra de defensa de las Malvinas y el Atlántico Sur como una “aventura”, reproducimos para el debate la resolución de nuestro Comité Central del 12 de abril de 1982 (tomo 4 de Publicaciones 35 aniversario del PCR, julio de 2007).

Organizarse para defender las Malvinas

Hoy 1409 / La posición histórica del PCR de la Argentina en 1982

Luego de 149 años de usurpación colonial las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur han sido recuperadas para la soberanía nacional. Todo el pueblo, por encima de banderías políticas y diferencias ideológicas, ha apoyado este acto de reivindicación nacional.

Luego de 149 años de usurpación colonial las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur han sido recuperadas para la soberanía nacional. Todo el pueblo, por encima de banderías políticas y diferencias ideológicas, ha apoyado este acto de reivindicación nacional.
Esas islas constituían uno de los últimos enclaves colonialistas en suelo americano. El actual intento del imperialismo inglés para reconquistarlas mediante el envío de una gigantesca flota de guerra, como en las épocas en las que esa misma potencia imperial practicó la política de las cañoneras, enfrenta el repudio unánime del pueblo argentino. Este ha sido capaz, en situaciones como estas, de proezas históricas que conmovieron al mundo, como ocurrió con motivo de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, en pleno apogeo del imperialismo inglés, cuando el pueblo argentino en armas, le hizo morder el polvo de la derrota al Ejército de Gran Bretaña.
La bárbara y ruin agresión británica al enviar su flota para bloquear las Malvinas y agredir a nuestra Patria también enfrentará, con seguridad, el repudio, y la solidaridad con nuestro pueblo, de los pueblos latinoamericanos, de los pueblos del Tercer Mundo, y de la clase obrera y los pueblos del mundo, incluida la clase obrera inglesa, que, así como repudiaron la empresa neocolonialista del imperialismo yanqui en República Dominicana y Vietnam, y del imperialismo socialimperialista soviético en Afganistán y Polonia, se opondrán a este acto colonialista del imperialismo inglés.
 

Ni amo viejo ni amo nuevo
El contraataque inglés coloca a nuestra Nación y a nuestro pueblo frente a una grave emergencia: o se consolida la soberanía nacional sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, o se restaura en ellas el dominio ingles. También puede suceder que, pescando peligrosamente en aguas revueltas, y con riesgos para la paz mundial, hagan pie allí, y refuercen sus posiciones en nuestro país, las dos superpotencias (la Unión Soviética y los Estados Unidos) que disputan la hegemonía mundial y aspiran controlar esas islas, por sus enormes riquezas potenciales y, especialmente, por su importancia estratégica en el caso de una guerra mundial.
¿Cómo enfrentar el contraataque británico y las ambiciones hegemonistas de las dos superpotencias? La historia patria es maestra y registra antecedentes grabados a fuego en la memoria popular. Esa historia enseña que cuando el pueblo logró organizarse democrática y libremente, fue capaz de enfrentar y derrotar al entonces aparentemente invencible imperio inglés y ajustar cuentas, inmediatamente, con los colonialistas españoles.
El pueblo no fue ni consultado ni movilizado previamente para la realización de la empresa de recuperar las Malvinas. El régimen dictatorial, que ha aplastado durante seis años las libertades democráticas, y ha sometido al pueblo a feroz tiranía so pretexto de acabar con “la subversión”; el régimen que pocos días antes, el 30 de marzo, reprimió con saña a los obreros y el pueblo que pretendían manifestar pacíficamente en la Plaza de Mayo sus reclamos de paz, pan, libertad y trabajo, no estaba en condiciones de apelar a la organización y movilización democrática del pueblo para realizar el objetivo patriótico de liberar esa porción de suelo patrio. La dictadura prefirió confiar en el hipotético apoyo de las dos superpotencias, ofreciendo a cambio concesiones que el pueblo desconoce a esas superpotencias (como el acuerdo pesquero con la URSS para explotar el krill de la región sur). Pero, a la hora de la verdad, los EEUU en la ONU apoyaron a Gran Bretaña, y la URSS nos negó su apoyo político en ese organismo mundial para poder maniobrar mejor, posteriormente, en procura de concesiones políticas, militares y económicas, gravosas para nuestra soberanía nacional.
Como en 1810, es cierto, el “pueblo quiere saber de qué se trata”. Y no sólo ser informado sino también intervenir en las decisiones, y tener la posibilidad de tomar en sus manos la defensa de las islas y la soberanía nacional, ya que sólo así se podrá asegurar esa defensa.
  Por eso, la primera condición para defendernos exitosamente del contraataque inglés es asegurar un verdadero cabildo abierto del pueblo, una gran asamblea popular a lo largo y ancho del país, en cada fábrica, sindicato, escuela, pueblo, etc., que basamente democráticamente la necesaria unidad nacional y facilite la movilización de las gigantescas energías populares.
  El pueblo se une en defensa de nuestra soberanía. Y para ello reclama: libertad, pan, trabajo y tierra en el camino de su lucha por una auténtica república democrática.

Para esto es necesario:
–El inmediato levantamiento del Estado de sitio; la libertad de todos los presos políticos y sociales; el levantamiento de las proscripciones e inhabilitaciones políticas y gremiales; la derogación de toda la legislación represiva impuesta luego de 1976; la aparición con vida de los detenidos-desaparecidos y aplicación de la más estricta justicia republicana a los responsables de su desaparición y de otros crímenes contra el pueblo; libre accionar para el pueblo y sus organizaciones sociales y políticas; plena libertad de asociación y de prensa, radio y TV.
Además debemos forjar una sólida alianza con los pueblos latinoamericanos y, para ello urge, en primer lugar, llegar a un acuerdo pacífico con Chile sobre el litigio del canal de Beagle sobre la base de la propuesta papal.
Simultáneamente se deben implementar medidas económicas de emergencia, que permitan al país –sumido en una crisis económica catastrófica– afrontar el posible esfuerzo bélico, basado en su propia fuerza, sin recurrir a “ayudas” de otras potencias imperialistas que luego el pueblo y la nación deberán pagar con sangre, sudor y lágrimas. Medidas que alivien la dramática situación de las masas populares que sufren la desocupación, salarios de hambre, precios no compensatorios para los productos agropecuarios de los campesinos, falta de créditos y ayuda para la industria nacional.

Para esto es necesario:
–Suspensión de todos los pagos de la deuda externa al Reino Unido y demás países que se sumen a su boicot a nuestras exportaciones.
–Estricto control estatal sobre las empresas y el sector económico relacionado con las necesidades de la defensa nacional.
–Control estricto de cambios evitando la especulación con moneda extranjera. Reforma monetaria que sanee el peso resguardando los intereses de pequeños y medianos ahorristas y liquidando las tendencias especulativas. Medidas de control de la banca, con vistas a su nacionalización, única forma de instrumentar una política crediticia de fomento y desarrollo nacional y derrotar a la especulación. Eliminación del déficit fiscal haciendo que terratenientes y monopolios carguen con el principal peso impositivo.
–Registro de desocupados en sindicatos y CGT regionales, otorgamiento de subsidio y atención de sus necesidades más urgentes: condonación de deudas por alquileres, luz, gas, impuestos; organización de ollas populares con subsidios estatal y patronal y reparto de leche, pan, yerba mate, remedios y productos de primera necesidad para los desocupados.
–Aumento de emergencia de $1.500.000.para todos los salarios y jubilaciones, con un mínimo de $4.000.000 y $3.000.000 de mínimo para jubilados y pensionados.
–Condonación general de deudas usurarias que evite la quiebra de numerosas empresas públicas y privadas. Medidas para: resolver las necesidades apremiantes de los obreros rurales y campesinos, las reivindicaciones urgentes de la mujer trabajadora y las barriadas populares, y democratización de la enseñanza.
Con estas medidas será posible movilizar a fondo las infinitas energías de nuestro pueblo. Y éste ya ha demostrado a la faz de la tierra, y en numerosas ocasiones, que cuando se moviliza unido férreamente es capaz de realizar proezas en defensa de la Patria.
El Partido Comunista Revolucionario reitera, junto con estas propuestas para el debate democrático de la clase obrera y el pueblo, su apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur para el patrimonio nacional, y su homenaje a los patriotas que entregaron su vida por tan noble objetivo.