Desde mediados del Siglo 19 fue creciendo el desarrollo del movimiento obrero, y hubo muchas luchas encabezadas por las trabajadoras, o donde ellas tuvieron un papel destacado, en Europa y Estados Unidos. Muchas veces se adjudicó a alguna de estas luchas, o a hechos trágicos para las obreras, el origen de la realización de una jornada de lucha por los derechos de las mujeres.
Ya en el siglo 20, en el marco de los Congresos de la Internacional Socialista, se realizaron, primero en 1907 y luego en 1910, dos Conferencias Internacionales de Mujeres Socialistas.
En la Segunda Conferencia, realizada entre el 25 y el 27 de agosto de 1910 en Copenhague, capital de Dinamarca, participaron cerca de 100 delegadas de partidos socialistas de 16 países, y estuvo presidida por la revolucionaria alemana Clara Zetkin. Ella fue quien propuso una “jornada especial” de las mujeres “siguiendo el ejemplo de las compañeras americanas”, que venían realizando un “women’s day” (día de la mujer) desde 1908, con el objetivo de reivindicar los derechos sociales y políticos, principalmente el derecho al voto de las mujeres.
La resolución aprobada por la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas estableció que “De acuerdo con las organizaciones políticas y sindicales con conciencia de clase del proletariado de sus respectivos países, las mujeres socialistas de todas las nacionalidades tienen que organizar un Día de la Mujer especial, el cual, ante todo, tiene que promover la propaganda del sufragio femenino. Esta demanda debe ser discutida en relación con toda la cuestión de la mujer, según la concepción socialista. El Día de la Mujer debe tener un carácter internacional, y ser cuidadosamente preparado”.
Este fue el tema principal pero no único de la Conferencia, pues la misma planteó la lucha por: Protección en el trabajo; jornada de ocho horas; para los jóvenes de dieciséis a dieciocho años, de seis horas, y para los niños de catorce a dieciséis, de cuatro horas; prohibición de trabajos perjudiciales a la salud de la mujer y el niño”, “el mantenimiento de la paz”, “contra el acaparamiento y carestía de las subsistencias”, entre otros puntos. Se ve también en el tono de la resolución el debate con las sufragistas burguesas, que en esos tiempos era muy agudo, al menos para Zetkin y la mayoría de los partidos socialistas de Europa.
El primer Día de la Mujer de carácter internacional se realizó en 1911 el 19 de marzo, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Según Alejandra Kollontai, comisaria del pueblo de Asuntos Sociales y de la Mujer en el primer gobierno tras la revolución socialista rusa presidido por Lenin en 1917, la primera vez que el Día de la Mujer se conmemoró un 8 de marzo fue en 1913. Ya en 1914 el tema principal de las jornadas del 8 de marzo pasó a ser la oposición a la guerra imperialista que pasó a la historia como Primera Guerra Mundial. Esta cuestión provocaría una gran conmoción dentro de los partidos socialistas, ya que una parte importante de las direcciones de los mismos pasó a apoyar a las burguesías de sus respectivos países, y a renegar del camino revolucionario.
Resumiendo este debate entre reformistas y revolucionarias, Kollontai afirmó: “Sólo con el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del poder soviético pueden salvarse de un mundo de sufrimiento, humillaciones y desigualdad que hace la vida de las trabajadoras en los países capitalistas muy pesada”.
El mérito de difundir en todo el mundo la jornada el 8 de marzo corresponde a las mujeres comunistas. El naciente Estado soviético, en 1922, decretó que en la URSS el 8 de marzo era “el día de la obrera”, recordando el levantamiento de las mujeres de Petrogrado el 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el antiguo calendario ruso) –que salieron a las calles demandando “pan para nuestros niños” y “el retorno de nuestros esposos de las trincheras”– que dio inicio a la Revolución de Febrero de 1917, que provocó la caída del zar, y abrió el camino a la revolución socialista de octubre.
Los partidos comunistas de todo el mundo, ya en las décadas del 20 y del 30, impulsaron la realización de jornadas por los derechos de las mujeres en distintos países. Si bien el derecho a voto era un tema fundamental, no se relegaban los derechos laborales y sociales. De estos tiempos viene la consigna “Igual salario por igual trabajo”, que mantiene toda su vigencia.
En nuestro país fue también el Partido Comunista el primero en promover, en la década de 1920, la jornada del 8 de marzo con actividades por los derechos sociales y políticos de las mujeres trabajadoras.
Hoy N° 1903 02/03/2022