En el campesinado el tema de la independencia, del bicentenario, era prácticamente desconocido: no era un tema de debate en la sociedad. Nosotros pusimos eso en debate: qué papel había jugado el campesinado en la lucha por la independencia en 1811-1813.
En el campesinado el tema de la independencia, del bicentenario, era prácticamente desconocido: no era un tema de debate en la sociedad. Nosotros pusimos eso en debate: qué papel había jugado el campesinado en la lucha por la independencia en 1811-1813.
En esto nos ayudó mucho conocer la obra del historiador Richard Alan White, que habla precisamente de la participación del campesinado, dirigido por el Dr. Gaspar Francia, en los congresos populares, que fueron determinantes para el avance de la revolución y del proceso independiente de nuestro país.
Pusimos en debate en el campesinado que con la participación política y el método de lucha que nosotros estamos llevando adelante, la participación directa del pueblo, es posible una segunda independencia. A los compañeros y compañeras campesinos les llega muy bien esta línea de asambleas y participación directa, que nosotros comparamos con la práctica que llevaba el Dr. Francia.
Llevamos esos debates principalmente en las asambleas, y en los momentos de lucha, como parte del debate con los compañeros. Por ejemplo ahora los compañeros están movilizados en distintos departamentos; se hacen los cortes de ruta, después salen al costado y se hacen asambleas por distrito o por departamento; ahí se debaten todos los temas organizativos, se evalúa. Y ahí, en los momentos de lucha, es parte del debate también el tema del proceso de independencia. En el campesinado hay poco hábito de lectura, así que es más la transferencia a través de hablar, y por eso tienen importancia las asambleas y los debates.
Mucha sojización, nada de reforma agraria
Actualmente con la política agroexportadora, latifundista, está avanzando la sojización; los terratenientes sojeros y ganaderos están obteniendo una ganancia sideral, no pagan impuestos, mientras se despueblan fuertemente algunas comunidades campesinas. El año pasado el Paraguay tuvo un crecimiento del 14,5 por ciento, pero eso queda totalmente en manos de un pequeño grupo de latifundistas sojeros y ganaderos, y del sector financiero especulativo.
En cambio para el campesinado no hay una política del Estado: no hay crédito ni asistencia técnica. No hay presupuesto para el Plan Algodonero, para los pequeños productores. Pero gracias a la lucha, cortes de ruta, ocupaciones, vamos conquistando algo.
Con el actual gobierno de Lugo, que en su campaña electoral prometió reforma agraria y democratización del país, a tres años de su gobierno, en el tema de la reforma agraria, salvo alguna pequeña iniciativa como elemento de propaganda, no hay absolutamente nada; ni siquiera hay compra de tierras, aunque había un presupuesto establecido para eso. Los asentamientos campesinos siguen totalmente abandonados. Del propio discurso del Ejecutivo van desapareciendo las menciones a la reforma agraria.
Frente al problema de la sojización, al principio el gobierno de Lugo tenía una posición crítica. En un encuentro internacional de la OEA criticó el uso indiscriminado de agrotóxicos por los sojeros, pero nada más. Existe una serie de reglamentaciones ambientales, pero en ningún lugar del Paraguay se cumplen, y el gobierno tampoco impone su cumplimiento.
Ocupar, resistir y producir
Nosotros, desde hace unos años venimos impulsando la línea de “Ocupar, resistir y producir”. Eso sigue vigente. No hay otro camino, y por eso nosotros colocamos siempre delante la organización, la lucha, las ocupaciones. Todas las conquistas que hasta ahora tienen los campesinos y los trabajadores fueron a través de la lucha.
Actualmente estamos movilizados por la recuperación de un asentamiento que está en manos de los sojeros, en Canindeyú, en una zona fronteriza con Brasil. Toda esa zona está ocupada por extranjeros -en su mayoría sojeros brasileños-, a pesar de que hay una ley “de protección de franjas de seguridad” que rige desde 2004, y que prohíbe la ocupación por extranjeros de una franja de 50 kilómetros de las fronteras para adentro.
Se habían creado asentamientos con fines de reforma agraria a favor de pequeños productores. Allí es donde estamos en la lucha por recuperar esos asentamientos para los campesinos.