El 7 de octubre, el delegado Daniel Farella de la Línea 60 sufrió un brutal ataque. Como denunció el Cuerpo de Delegados de la 60 “5 personas ingresaron a su domicilio, rompieron todo el interior, al no encontrar a Daniel Farella, agredieron físicamente a su nieta de 15 años, lastimándola muy mal”.
El 7 de octubre, el delegado Daniel Farella de la Línea 60 sufrió un brutal ataque. Como denunció el Cuerpo de Delegados de la 60 “5 personas ingresaron a su domicilio, rompieron todo el interior, al no encontrar a Daniel Farella, agredieron físicamente a su nieta de 15 años, lastimándola muy mal”.
La respuesta de los trabajadores fue contundente. Se reunieron en asamblea y resolvieron un paro total entre las 17 y las 20 hs del mismo día, rodeados de la solidaridad de otros cuerpos de delegados, y organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos.
Tanto Farella como los delegados hicieron cargo a la empresa DOTA, propietaria de Monsa, del ataque mafioso, denunciando que los que fueron a su casa llevaban una copia de la foto de su legajo laboral.
Los trabajadores de la línea 60 vienen de un conflicto con la empresa por malas liquidaciones de haberes, en el que ya habían denunciado ataques a autos de los delegados, y patotas armadas.
Al cierre de esta edición, se reunían distintas organizaciones gremiales y sociales para elaborar una respuesta de conjunto a esta escalada de la represión, en este caso tercerizada, exigiendo investigación y castigo a los culpables.
