En los compañeros y compañeras trabajadores aumenta cada vez más el descontento hacia la presidenta Kirchner. Cada vez que aparece en cadena nacional insistiendo en sus mentiras, idas y vueltas, la gran mayoría apaga la tele o se pasa al cable hasta que termine de hablar. No la quieren escuchar: “me revuelve el estómago” dicen las compañeras en Kraft-Mondelez.
En los compañeros y compañeras trabajadores aumenta cada vez más el descontento hacia la presidenta Kirchner. Cada vez que aparece en cadena nacional insistiendo en sus mentiras, idas y vueltas, la gran mayoría apaga la tele o se pasa al cable hasta que termine de hablar. No la quieren escuchar: “me revuelve el estómago” dicen las compañeras en Kraft-Mondelez.
Mientras discursea contra los yanquis “buitres”, en Mondelez aprietan con los “arreglos voluntarios”. En la planta de Pacheco, de 2.700 que éramos en el 2009 hoy somos menos de 2.000. Por trascendidos, se confirmó el cierre de Planta Pasta en Pacheco, que compró Molinos (Pérez Companc), para afirmarse en el sector de pastas. Molinos ya tenía las marcas Matarazo, Lucchetti y Vizzolini, ahora se queda con la marca Terrabusi. ¿Qué pasará con los 60 compañeros de ese sector? Nadie dice nada.
Lear
La empresa yanqui Lear sigue adelante con su ajuste, que ya se cobró 330 despedidos. Para esto contó con la colaboración del gobierno nacional, y con el recontra traidor Pignanelli, secretario del Smata. Quedan 30 despedidos que bancan la carpa y movilizan a las audiencias en Ministerio de Trabajo.
Mientras, dentro de la planta los delegados elegidos por los trabajadores (que pudieron entrar tras larga lucha que impuso varios fallos judiciales, y que Trabajo tuvo que hacer efectivos), sufren el hostigamiento por parte de la patronal y la patota al servicio de Pignanelli. Tras la “asamblea” avalada por el Ministerio los “destituyeron” y los metieron en una jaula, porque no los podían echar. Ante el repudio generalizado, pudieron salir de esa verdadera cárcel interna, pero no se pueden mover por las líneas de producción porque los agreden las patotas del sindicato que actúan libremente dentro de la planta, y les echan la culpa de los despidos.
Pignanelli llegó al colmo de la traición y la colaboración con las clases dominantes haciéndose “el malo” sacando solicitadas diciendo que hay que echar a los “zurdos” de las fábricas. Vocifera que los despedidos “están bien echados”, y que “No vamos a hacer nada por ellos”.
Este traidor es parte de esos jerarcas sindicales que dicen que la culpa de la tremenda inflación, que va a llegar al 40%, es culpa de los trabajadores que luchamos por mejorar nuestra situación económica, y por hacer cumplir los convenios colectivos de trabajo.
Esto es muy peligroso. Tenemos que dar dura batalla y organizarnos fuertemente en medio de semejante crisis, que nos quieren hacer pagar el gobierno y las patronales con la colaboración del gremio. Si no luchamos perdemos, y esto va a pasar en todas las ramas de la producción. Así fue en Gestamp donde hubo 167 despidos, en Paty con 480 compañeros a la calle por cierre, Dana 170 despidos, Lear otros 330. Además crecen los aprietes en Volkswagen Pacheco y en Ford para que los obreros acepten las suspensiones, que son el paso previo a los despidos. El colmo es que usan la plata de la Anses (de los trabajadores y los jubilados) para dársela a la patronal imperialista de Volkswagen para que no cierre el turno noche y siga produciendo la camioneta Amaroc en Pacheco.
Donneley
En Donnelley pasaron más de tres meses desde que los compañeros pudieron entrar a la planta tras la quiebra que presentó el grupo yanqui. En un principio pudieron aprovechar la amenaza del gobierno de aplicar la ley antiterrorista a la patronal, a la que acusan de pertenecer a un “fondo buitre”, y una parte de los delegados confió en que el gobierno les iba a dar trabajo. Luego le tiraron el paquete a la “Justicia” que avaló la quiebra, y hoy maneja los fondos de la empresa vía un síndico.
Pero como salta ahora que estos “buitres” son socios del gobierno en YPF, en Vaca Muerta y en complejos de Puerto Madero, los tires y aflojes con el gobierno siguen, y en medio están los trabajadores.
Un problema hoy es que de los 480 trabajadores, menos de la mitad está yendo a la fábrica a pelear por la fuente de trabajo, en una situación que merma el trabajo, y con muchos diciendo desde afuera lo que hay que hacer, sin darle bola a las asambleas. El juez aprieta a los trabajadores que están en la cooperativa, que no ven un peso.
Falta una dirección sindical y política que “le junte la cabeza” para pelearla, frente a los que empujan hacer juicio a la empresa, sin ver que éstos tardan años y muchas veces son a empresas “fantasmas”. Hay que exigir asambleas y organizarse con delegados por sector, para impedir que el juez de la quiebra, el síndico y los seis responsables de la cooperativa se manejen solos, y para garantizar el cobro de los sueldos de todos, y la fuente de trabajo.
Toda la situación reafirma la necesidad de construir una multisectorial contra el ajuste entre los trabajadores de la zona. n