1. Las elecciones en Salta
1. Las elecciones en Salta
Las primarias para la gobernación en la provincia de Salta se dieron en un escenario donde el kirchnerista vergonzante Juan Manuel Urtubey, en busca de su tercer mandato, logró polarizar a su favor el descrédito de Juan Carlos Romero. Éste buscaba volver a la gobernación después de 8 años expresando a sectores del peronismo más tradicionales, en alianza con Massa y más vergonzantemente con Macri, aunque en la capital como en otras jurisdicciones éstos presentaron candidatos por separado. En toda la provincia se inauguró el voto electrónico en las primarias abiertas, donde las imágenes de los siete precandidatos a gobernador ocupaban un lugar preponderante.
En estas condiciones y sin contar con los medios económicos de los partidos que expresan la disputa por la hegemonía en la provincia dentro del bloque dominante, con un admirable esfuerzo militante los compañeros del Frente Popular fueron haciendo conocer sus propuestas y sus candidatos, con la fórmula Edmundo Falú-Oscar Monzón para la provincia y presentando listas con 337 candidatos en 19 de los 60 municipios. Una pelea muy desigual pero que ha dado sus frutos como nos informan los compañeros, que estimula nuestro trabajo con el Frente Popular y sus aliados en todas las provincias y le da proyección nacional como lo graficó la presencia de Víctor De Gennaro y Juan Carlos Alderete, entre otros dirigentes y compañeros de Unidad Popular y del Partido del Trabajo y del Pueblo.
El invalorable trabajo de esos miles de compañeros de UP y el PTP, de la CTA y de la CCC, y del PCR y la JCR ayudó, no sólo a la promoción desde abajo de los 337 candidatos del Frente Popular en toda la provincia, sino también a instalar las soluciones que la misma necesita. Los otros candidatos prometen pero no resuelven, porque no atacan los problemas de fondo, sino que son parte y beneficiarios de los mismos. Así es en la cuestión de “la tierra para vivir y trabajar” que, sin resolverse a favor de los originarios y de los obreros y de los pequeños y medianos productores, dejan los anuncios en promesas y hacen que sigan presentes los acuciantes problemas de trabajo, vivienda, salud, educación, la cultura y el deporte, de la mayoría de los salteños así como de las grandes mayorías del país.
2. ¿Quién paga la crisis?
El tema de cómo resolver los graves problemas de la clase obrera y el pueblo, de las provincias y del país, hace a la cuestión de cómo resolver la crisis, en este caso agravada por el “modelo kirchnerista”. Las propuestas políticas y económicas que quieren preservar los intereses del bloque dominante buscan que la crisis la sigan pagando el pueblo y la producción nacional.
El gobierno kirchnerista, con su política de ajuste inflacionario rebana los ingresos al trabajo y la producción nacional, con el cepo al dólar y la bicicleta financiera, y medidas para continuar afianzando a los principales beneficiarios de este “modelo” y sus socios imperialistas. Quienes expresan otros sectores del bloque dominante en disputa con el kirchnerismo buscan una mayor devaluación del peso –más drástica, Macri, o menos, Massa– y otras medidas de ajuste más o menos “graduales”, dejando que sea “el mercado” el que determine quién gane más dentro del bloque dominante.
Para resolver verdaderamente los problemas de los trabajadores, de las provincias y del país, hay que hacer que la crisis la paguen sus verdaderos responsables: los monopolios imperialistas y sus socios locales, los grandes terratenientes y pules en el campo y los grandes monopolios en la industria, el comercio y las finanzas; los “ganadores” de esta década y de las décadas pasadas.
Por eso es tan importante perseverar en el camino del contundente paro nacional del 31 de marzo, trabajando en todos los lugares por un nuevo paro nacional, multisectorial y activo, ahora de 36 horas. Y, siguiendo el camino de los compañeros salteños, perseverar incansablemente por llegar hasta el último rincón con las propuestas políticas y económicas del Frente Popular, promover desde abajo e instalar, local y nacionalmente, sus candidatos y los de las fuerzas aliadas para vencer las restricciones de las PASO –este mes en las elecciones que se harán en Santa Fe, Neuquén y Ciudad de Buenos Aires- y hacer que se oiga una opción verdaderamente popular, democrática y nacional en las elecciones de octubre.
3. De Panamá a Moscú
Cristina Fernández se desespera por asegurar cargos políticos para ella y su familia y seguir copando lugares en el Estado y en la Justicia –incluso con el recurso menemista de ampliar la Corte Suprema– para mantener su impunidad y su fuerza política. Al mismo tiempo, trató de reforzar su imagen internacional antinorteamericana en la Cumbre de las Américas en Panamá, y marchará la semana próxima a Moscú para reforzar su “alianza estratégica” con Putin,como ya lo está haciendo con el imperialismo de la China de Xi Yinping. No sólo en lo económico y financiero, sino también en lo militar, de lo que ya son expresión los convenios secretos con el imperialismo ruso de abastecimiento antártico, y en el caso del imperialismo chino, la base militar disfrazada de instalaciones científicas de rastreo satelital, que ya se está construyendo en Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén.
Cristina Fernández criticó justamente el “doble estándar” de los imperialistas yanquis e ingleses que, mientras hablan de “amistad” con nuestros pueblos y naciones, despliegan sus flotas de guerra y bases militares en nuestros mares. Pero ofendió también a nuestros hermanos cuando, en lugar de plantear la necesidad de una política de verdadera defensa nacional en unidad latinoamericana frente a la prepotencia de los imperialistas anglo-yanquis, reivindicó su política de indefensión nacional, considerando “ridículo” que Venezuela sea una amenaza para los yanquis, de la misma manera que ella considera ridículo que la Argentina sea una amenaza para Gran Bretaña. Y, por supuesto, tampoco habló de la presencia en simultáneo de otras potencias imperialistas, que también medran con nuestra indefensión, como se puede graficar con los dos portaaviones amarrados en La Habana: uno de Rusia y otro de China.
Por eso frente a las amenazas del imperialismo yanqui a la nación hermana de Venezuela, con el despliegue de la IV Flota para el Caribe, al igual que con la amenaza del imperialismo inglés en Malvinas, reivindicamos la necesidad de una política de defensa nacional en unidad latinoamericana que permita enfrentarlos verdaderamente, sin abrir las puertas a los otros imperialistas que disputan con ellos el dominio del mundo. ¡Ni amos viejos, ni amos nuevos! ¡Ningún amo!, es la consigna que debe unificar a nuestros pueblos y naciones, a todos los verdaderos demócratas y patriotas de nuestro país y de los países hermanos.
