Estos largos meses de Covid 19, virus que cada día avanza más, han puesto al desnudo una nueva realidad en nuestra ciudad. La pandemia se nos vino encima. Está en los barrios, en las fábricas, crece en Siderar. Y se nos van enfermando y muriendo los vecinos. Todos los días. Junto a la pandemia crece la violencia hacia la mujer, y la droga entre nuestros jóvenes.
Son centenares los que dan batalla a esta situación.
Las mujeres, madres y abuelas de las organizaciones sociales paran la olla en los merenderos y comedores todos los días, para resolverle la comida a una gran cantidad de chicos y familias. Las compañeras de la CCC han debido duplicar en algunos casos, y triplicar en otros, las raciones de comida que elaboran, ya que otros merenderos y comedores cerraron ante el miedo al contagio. Hay muchos que sin pertenecer a ninguna organización, con la colaboración de sindicatos, agrupaciones políticas o vecinos, igualmente ponen una vianda a disposición de quien la necesite. Es gracias a estos comedores que centenares de familias, empobrecidas por las consecuencias de la pandemia, el drama de la desocupación y la espantosa herencia del gobierno macrista, se alimentan diariamente en esta Argentina destruida en la que vivimos.
Nuestros sacrificados trabajadores de la salud: médicos, enfermeras, camilleros, administrativos, personal de limpieza, son otros grandes protagonistas de esta pelea desigual. Le ponen el cuerpo a la crisis. Se enferman, se curan y vuelven al campo de batalla. Dejan el cuero en la pelea: en el San Felipe, en el Sanatorio de la UOM. En una disputa desigual, porque el bicho es jodido, y porque hay otros que parecieran ponerse de su lado haciendo las cosas más difíciles. Ya que, mientras unos se sacrifican cocinando todos los días o atendiendo a los infectados, avalados por las decisiones del empolvado joven que heredamos de Intendente, se da carta blanca para la apertura de bares y restaurantes en el peor momento.
Los trabajadores de Siderar se enfrentan todos los días a la incertidumbre del contagio. Rocca no piensa un segundo en frenar la producción. Sin mano de obra no hay ganancia. La salud “es otro problema”. Son muchos los contagiados. En los sectores el virus está, circula. Pero los jefes dicen que “poco”. ¿Se puede avanzar en la seguridad y en la organización para disminuir el riesgo o la única salida es aceptar el chantaje de trabajo o enfermedad?
Los y las docentes también están en la primera línea de batalla. Garantizando la continuidad pedagógica con sus propios recursos, trabajando más horas de las que trabajaban cuando se podía ir a la escuela. Además, son ellos y los auxiliares los que van a las escuelas a armar y entregar bolsones de comida para las familias de sus alumnos. Siguen haciendo escuela.
En el otro extremo está Manuel Passaglia. Este oligarca, sus socios y amigos, forman parte de una minoría afín a la derecha macrista. Desde la comodidad de sus despachos (en el municipio blindado, en los palacetes del barrio privado, o en algún casco de estancia) “dirigen” la solidaridad, distribuyen los fondos enviados por el gobierno nacional y provincial, sin rendir cuentas y en forma discriminatoria. Reparten algo y se guardan un montón en los galpones del cuartel para otros “menesteres”. Mientras tanto ocultan información y tergiversan los datos que llegan de casos positivos del Instituto Maiztegui, según han denunciado reiteradas veces medios locales; los controles en la ciudad, nulos; hay que hacer como si no pasara nada; y para que el relato cierre están los amigos del Diario El Norte y varios medios más.
Hoy estos genuinos “patrones de estancia” que nos gobiernan, generan ordenanzas y políticas a su medida, como la de privatizar el agua, y levantan las carpas del circo para que el “pan y circo” no deje de funcionar: ahora vienen con el Turismo Carretera. Mientras los vecinos y sus familias padecen las consecuencias de la Pandemia; mientras los agentes de salud se desloman tratando de salvar vidas, estos incendiarios de campos, empresarios del puerto y mucho más, despilfarran los dineros públicos poniendo en condiciones su preciado juguete, su autódromo ¿para que lo disfrute quién? Es una ofensa y un cachetazo al pueblo de San Nicolás, que quiere salir del infierno en que el macrismo dejó la Argentina. Ya no le alcanza con la mentira, las cifras ocultas y el silencio con el que se vino manejando todo este tiempo.
Si esto sigue así todo se agravará; no podemos dejar de pensar en el pueblo de Jujuy y el de Mendoza: ahí está, en vivo y directo, el ejemplo de la política sanitaria del macrismo para el tratamiento de la pandemia. Muy parecido al de Bolsonaro. A San Nicolás lo ayuda la presencia del Sanatorio de la UOM. De no ser por el esfuerzo aunado del hospital y el Sanatorio Nuestra Señora del Rosario, con dirigentes políticos como el Intendente estaríamos bordeando la catástrofe.
Los Passaglia no están a la altura de la responsabilidad que significa comandar la batalla contra el coronavirus. Su desidia, desinterés, maniobreo y desprecio hacia los más humildes y hacia los trabajadores de la salud, lo hacen imposible.
Por el bien del pueblo de San Nicolás, esta situación debe ser abordada por el Comité de Crisis que el intendente ha venido ninguneando, integrado por funcionarios municipales, concejales, profesionales de la salud, organizaciones sociales y trabajadores.
Son los que están en la primera línea los únicos que pueden comandar esta batalla hasta que colectivamente derrotemos al virus.
Finalmente queremos hacerles una invitación a todos: vecinos, hombres y mujeres, jóvenes, trabajadores, estudiantes, en fin, a todos los que estén dispuestos a sumarse a estos objetivos a unirnos y trabajar juntos.
A los compañeros de los gremios y sindicatos, de las centrales de trabajadores, a las agrupaciones sociales, a los Cayetanos, a todos con los que estuvimos unidos en la calle para combatir a Macri y su política hasta derrotarlo en las urnas con el Frente de Todos, a retomar el camino transitado, el de la unidad y el de la calle, en las condiciones que nos impone la pandemia en este momento. Porque es una necesidad de nuestro pueblo.
Septiembre 10 de 2020