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29 de May de 2013

Conversamos con Cristian Fontana, de la Agrupación Independiente de Trabajadores Aeronáuticos, despedido de Aerolíneas Argentinas por reclamar por condiciones de trabajo.

Persecución y despido en Aerolíneas Argentinas

La política de apriete de La Cámpora

En julio de 2012, tras veinte años de trabajo en Aerolíneas Argentinas (AA), después de sufrir cuatro suspensiones sucesivas, y más tarde por haber pegado stikers convocando al paro de la CTA del 8 de junio del año pasado, Cristian Fontana fue despedido de la empresa aérea recientemente estatizada.

En julio de 2012, tras veinte años de trabajo en Aerolíneas Argentinas (AA), después de sufrir cuatro suspensiones sucesivas, y más tarde por haber pegado stikers convocando al paro de la CTA del 8 de junio del año pasado, Cristian Fontana fue despedido de la empresa aérea recientemente estatizada.
El nuevo directorio, ahora “nacional y popular”, violando el derecho de huelga y de organización de los trabajadores, despide a Fontana por su participación del paro. Además, por encabezar la lista opositora para las elecciones nacionales del Sindicato Aeronáutico que se realizaron en noviembre de 2012.
A partir del despido de Cristian Fontana, los trabajadores aeronáuticos inician un plan de lucha y acciones legales tendientes a lograr su reincorporación. Durante este período hubo actividades en Aeroparque, corte de la costanera, radio abierta en Ezeiza y en las oficinas comerciales. “En ese contexto de lucha venimos haciendo varias actividades, se formó una comisión compuesta por muchas comisiones internas para dar un mayor impulso al tema de la reinstalación”, explica Cristian.

Las vueltas de la Justicia
Es largo el relato de Fontana sobre la peregrinación judicial porque justamente, bajo la presión de la empresa, desde los juzgados hicieron lo imposible para dilatar su relocalización a su puesto de trabajo: Fue despedido, se logró una medida cautelar con la reinstalación, pero “las presiones que ejerció la empresa sobre el Juzgado 46 llevó a que el mismo dejara en suspenso los efectos de la medida –nos explica-, y al mismo tiempo el expediente que llega a Apelaciones es cajoneado durante cuatro meses, un trámite que por lo general se resuelve entre tres y cinco días”.
“Una vez ya en período de feria judicial –continúa Fontana-, los jueces aceptan darle tratamiento al expediente y ratifican la cautelar. Pero por maniobras posteriores de la empresa, presentan tres recursos judiciales con el argumento de que los jueces no estaban instruidos y por lo tanto piden la nulidad de la ratificación de la medida cautelar. Al tener “freezada” cuatro meses una medida, dan lugar a uno de los pedidos de nulidad de la empresa y revocan la cautelar en primera y segunda instancia”.
“Esto llevó a que presentemos un recurso a la Corte para que tome el tema de la cautelar. Porque acá no es que hubo una revocatoria de segunda a primera instancia como tantas veces ocurre. Esto es algo de lo que no hay antecedentes”.

Una política de disciplinamiento
Según explica Fontana, en Aerolíneas, bajo la dirección de Recalde y Kicilof, hay una política de despido que no es masiva “pero que va preparando el terreno para que ante situaciones de despidos masivos no haya reacción. Una política de disciplinamiento muy fuerte. Antes de que yo fuera despedido, despidieron a otros dos compañeros. Los despidos no son masivos, pero sí van avanzando con una política en contra de los trabajadores.”
“Mi despido se produce también porque estoy dentro de la Agrupación Independiente de Trabajadores Aeronáuticos, en el contexto donde objetamos la política de la empresa. Nosotros hemos luchado por el proceso de nacionalización. Actualmente, los que durante años apoyaron la política privatizadora pasaron a estar ahora con el gobierno. Nosotros desde hacía muchos años veníamos luchando por la nacionalización pero no en los términos que hizo este gobierno porque no sólo que Aerolíneas hoy es una empresa que no responde a las necesidades que tienen por ejemplo las economías regionales, sino que no sabemos en qué se están empleando los fondos públicos. Se está usando la plata de los jubilados que están hambreados, y nuestra insistencia es que Aerolíneas cumpla un rol social y de manera eficiente.
“Y en ese contexto y en la lucha por una aerolínea estatal que tenga como objetivo responder a las necesidades de la sociedad y al mismo tiempo permitirle a los trabajadores que puedan vivir dignamente es que se produce el ataque a nuestro espacio político y el despido mío.
“Aerolíneas, hoy en día tiene una política orientada exclusivamente al traslado de pasajeros. Se ha convertido en una empresa chartera donde no hay desarrollo de área técnica, del área de cargas que son la fuente de ingreso más importante que tiene cualquier empresa de transporte aerocomercial.”

Flexibilización y aumento de carga horaria
Fontana explica que actualmente hay aumento de carga horaria en todos los sectores: “El año pasado, a todo el personal de las oficinas centrales pasaron de trabajar de ocho a ocho horas y media. En principio era para todos, pero se hizo lugar para que haya algunas excepciones.”
“Hubo incremento de jornada laboral, por parte de un gobierno que habla de los derechos de los trabajadores pero lo que hace es incrementar el horario”, enfatiza.
“En los aeropuertos, el trabajo nuestro es muy estresante. Nosotros después de años de lucha a través de asambleas, de informes que habíamos hecho con especialistas del Taller de Estudios Laborales, sobre las condiciones de trabajo, habíamos logrado el compromiso de la empresa de bajar la carga horaria de 9 a 8 horas y que se establecieran ritmos de descanso, porque lo que genera el estrés el contacto con el pasajero, el ambiente siempre es un poco tenso, opera el miedo a volar, el temor a perder el vuelo hace que el trato sea un tanto particular entre el pasajero y el trabajador. Logramos tanto turnos de descanso de media hora cada dos o tres horas y además el compromiso de las ocho horas. Las ocho horas no se cumplieron nunca y después de mi despido se perdieron los sistemas de descanso. Se volvió al sistema anterior, uno descansa cuando no hay gente en el hall. El problema está que un día que hay demora, hay gente reclamando todo el día. En ese estado de tensión, hay compañeros que trabajan cuatro o cinco horas sin poder levantarse a tomar un vaso de agua, sin poder ir al baño. O por ejemplo, en la zona de preembarco, el embarco de vuelo se hace por parejas, cada pareja embarcaba de cinco a seis vuelos, ahora están embarcando entre nueve y diez vuelos. Entonces, han duplicado los ritmos de trabajo.”

Aerolíneas viola las leyes laborales
“Desde que llegó La Cámpora, el mío es el quinto despido, con el claro objetivo de imponer mayores ritmos de trabajo e imponiendo una política disciplinaria donde no hay lugar a la protesta y a la queja, sino la consecuencia es el despido. Hace un mes despidieron a una compañera que tenía una licencia psiquiátrica reconocida por la empresa, luego la obligan a ir a trabajar pero por prescripción médica se niega y como resultado, la despidieron. Hoy la empresa viola más las leyes laborales que cuando estábamos con los privados. Imponen una política de miedo y resignación porque se conjugan dos factores claves, la presión de la empresa y el guiño del sindicato (Asociación de Personal Aeronáutico) que permite que todo esto pase, porque el sindicato no respondió ante ninguno de los despidos”, finalizó.