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31 de January de 2018

Por el reconocimiento de la URSS (4)

Crónicas Proletarias - 300

 Un capítulo especial de las relaciones entre la naciente URSS y nuestro país estuvo dado por el comercio. Ya hemos mencionado que existía un intercambio comercial con la Rusia zarista, que continuó tras la Revolución de Octubre triangulado vía Alemania o Estados Unidos. Ya en la década del 20, el gobierno soviético impulsa la creación de empresas específicas para fomentar la colocación de productos locales en otros países, así como para la importación. Así nacieron Amtorg (compañía de intercambio soviético americana) en Estados Unidos, y Arcos, con sede en Londres. 
Desde 1925 Amtorg operó en Buenos Aires, dirigida por el ciudadano soviético Boris Kraevski. Según consigna Carlos Echagüe (El socialiperialismo ruso en la Argentina), ya al año siguiente se habían establecido vínculos con “terratenientes, empresarios y círculos gubernamentales” por el cual se incrementaron las ventas de carne, cueros y quebracho a la patria de Lenin. El volumen del comercio tuvo un grado de desarrollo importante, por lo que en 1927 el gobierno soviético decidió armar una empresa independiente de la Amtorg, en nuestro país, la Iuyamtorg o Yuzhamtorg, de las dos maneras se la denomina en sus estatutos (que llegaron a nuestras manos gracias a un camarada). Destaca Echagüe que “Es decir, que en el orden mundial, la tercera sociedad anónima comercial creada por el estado soviético como canal para desarrollar el intercambio con el exterior fue establecida en la Argentina”.
La creación de la Iuyamtorg, como evidencian sus estatutos son una muestra de las afirmaciones de Echagüe. Junto a Kraevsky figuran como accionistas otros soviéticos, y junto a ellos Marcos Moisseff y David Fideleff. El primero fue, entre otras cosas, director de la Compañía Argentina de Elevadores, Recepciones y Embarques, presidida nada menos que por Héctor Peralta Ramos, integrante al mismo tiempo del directorio de La Razón. Fideleff integraba a fines de los años 30 el directorio de una empresa de préstamos hipotecarios, presidida por Eugenio Vogt, presidente del grupo Celulosa. Asistieron jurídicamente a la Iuyamtorg el doctor Honorio Pueyrredón, quien fue canciller de Hipólito Yrigoyen, Mario Guido (quien redactó los estatutos), y los doctores Alejandro Lastra, Cuan Carlos Luro y Alberto C. Sandri. Como se ve, varios apellidos de la más rancia estirpe oligárquica, y algunos de ellos de la jerarquía del radicalismo, como Pueyrredón y Guido, quienes, recuerda Echagüe, integraron la fórmula radical bonaerense en 1931, en elecciones que ganaron y fueron anuladas por el general Uriburu.