El XI Pleno del Comité Central del PC de China de agosto de 1966 aprobó por la mayoría de sólo un voto la propuesta de Mao Tsetung de lanzar la Revolución Cultural. Lo que demuestra por sí mismo, que la misma fue una lucha política por el poder, para evitar la degeneración burguesa que llevó a la restauración capitalista en la ex URSS. Y que esta lucha tuvo su centro en la lucha contra el “cuartel general de la burguesía” que como había sucedido en la URSS tenía su centro en el propio partido comunista.