Todas estas luchas se dan en medio de una situación económica donde la inflación nos come día a día los salarios y los planes sociales. El precio del pan está por encima de los 20 pesos el kilo, la carne por las nubes, los controles de precios son un fracaso a la vista; maquillajes que Cristina hace para disfrazar que la inflación es esencial a la política de este gobierno, para cobrarnos un nuevo y brutal impuesto que no tiene ninguna ley que lo sustente.
Todas estas luchas se dan en medio de una situación económica donde la inflación nos come día a día los salarios y los planes sociales. El precio del pan está por encima de los 20 pesos el kilo, la carne por las nubes, los controles de precios son un fracaso a la vista; maquillajes que Cristina hace para disfrazar que la inflación es esencial a la política de este gobierno, para cobrarnos un nuevo y brutal impuesto que no tiene ninguna ley que lo sustente.
El impuesto a los salarios se ha comido el aguinaldo de más de 2.000.000 de trabajadores, de los más explotados: camioneros, petroleros, de la energía, de la industria automovilística, plástico, químicos, docentes, ferroviarios, del acero, líneas aéreas, choferes de ómnibus, jubilados, etc., etc.
Cuando los efectos de la crisis mundial van avanzando sobre la economía argentina, el gobierno de Cristina y los monopolios imperialistas siguen descargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, que no debemos pagar y no queremos pagar. No queremos ser los banqueros, con nuestros flacos bolsillos, de los efectos del final de la fiesta de “los que la juntaron con pala”.
Estamos diciendo basta: al robo inflacionario, al impuesto a los salarios, a que se roben nuestros aportes de la Anses y el dinero de las obras sociales, a que se mantenga el 21% de IVA de los productos básicos de la canasta familiar.
Por eso fue muy importante el paro de camioneros y el paro portuario, la movilización de los gremios estatales y azucareros de de Jujuy en su lucha de paritarias.
En estas elecciones poner
los reclamos en el centro
de la escena
En el medio del proceso electoral de las PASO del 11 de agosto, la clase obrera pone con fuerza el reclamo en el centro de la discusión electoral. No se escucha a los candidatos de Cristina, ni los de Masa, decir una palabra del impuesto a los salarios.
Sólo hablan de ello los candidatos de las fuerzas que andan unidos en la acción en la calle. Desde ya que hay diferencias profundas en esas candidaturas, pues no sólo hay que denunciar la inflación, sino oponerse a la devaluación y tener una propuesta integral para salir de la situación a favor de los trabajadores y las pequeña y mediana producción nacional,; el camino es el paro general.
Estas importantes luchas, con la justeza de sus reclamos, le dan continuidad a la unidad de acción de clase; van aislando, dividiendo y arrinconando a los colaboracionistas con el gobierno como la CGT de Caló y la CTA de Yasky.
Las contradicciones se agudizan: Baradel y los gordos se sumaron a Masa. Maturano realizó un paro de los fraternales, el gobierno busca hacer responsable del brutal accidente de Castelar y de Once a los maquinistas, y a la vez les quita dos secretarías en Transporte, cajas de negocios de hombres de Maturano –verdadera razón por la que se fue de la CGT de Moyano. Caló con su línea colaboracionista no ha conseguido nada; Yasky tampoco, y empieza a perder importantes sindicatos de base como ocurrió en el Suteba en provincia de Buenos Aires.
En septiembre tenemos las elecciones nacionales de Ctera: se logró la unidad de toda la oposición en una sola lista muy representativa. Por lo tanto, los jerarcas colaboracionistas están pagando su línea de apoyo a Cristina y su carnereo a los paros y luchas del 2012 y el 2013. Están pagando por su adhesión a un gobierno que pone topes en las paritarias, que nos mata con los impuestos y la inflación, que permite el trabajo en negro en casi el cuarenta por ciento de los trabajadores, que permite la superexplotación y los ritmos infernales de producción, que les da a las patronales una ley de ART a su medida, que entrega parte del petróleo y gas de Vaca Muerta a Chevron, que detrás de la falsa consigna de democratizar la Justicia –que desde ya, está al servicio de las patronales en la mayoría de los casos y dominada por las clases dominantes–, quiere barrer las cautelares y el derecho de amparo para que millones de jubilados no cobren los juicios contra el Estado y les da a los patrones un arma formidable frente a los reclamos judiciales de los trabajadores.
La política deliberada del gobierno de inseguridad hace avanzar a salto el super negocio de la seguridad privada y la política de fronteras: aeropuertos y puertos abiertos sin control que hacen de Argentina el tercer país del mundo exportador de cocaína –que está matando miles y miles de nuestros hijos, que ya está instalada la droga en los baños de las fábricas–; que no se resuelve con más mano dura, más patrulleros y cámaras, sino que como se hace en muchos lugares, tomando el problema en nuestras manos, organizándonos, uniéndonos para terminar con el negocio de un sector de políticos, jueces y comisarios que nos quieren esclavizar y nos tienen enrejados.
El proceso electoral no pudo parar las luchas y éstas deben ser parte de la gigantesca batalla política que la clase obrera debe librar, aun con divisiones, para poner sus reclamos en centro de la escena, para desnudar la política del gobierno de Cristina y de las falsas opciones opositoras, para que los que estamos en la calle reagrupados, no nos debilitemos en la lucha electoral, sino que nos fortalezcamos con millones de votos en octubre; y ahora, que cada opción electoral donde los trabajadores hegemonizan con su programa superen el 1.5% obligatorio en las PASO, fábrica, por fábrica, barrio por barrio, casa por casa ganemos voluntades para la lucha y el voto, en las PASO y en las elecciones de Ctera, preparemos desde abajo el paro general multisectorial.