1. La pandemia, el hambre y el hacinamiento
El mundo sigue sufriendo la pandemia. Una nueva ola de coronavirus golpea duramente a Europa y los Estados Unidos. Apareció una variante nueva del covid-19 en Dinamarca, al parecer con contagios por los visones.
En la Argentina los contagios suman 1.250.499, los fallecidos 33.907 y los recuperados 1.073.577 al 10/11. Se mantiene el aislamiento en zonas de 10 provincias, y después de 233 días de ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) se abre la nueva etapa llamada DISPO (Distanciamiento Social) en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
El gobierno compró vacunas. Diez millones son rusas, por otro lado firmó un acuerdo con el empresario Sigman por la de Astra Zeneca-Oxford por 22 millones, con el laboratorio Pfizer 750.000 y negocia con China.
En medio de esta grave situación sanitaria y social, el gobierno presentó un presupuesto que parte de la base que el año que viene no habrá pandemia en la Argentina: elimina la ayuda a los salarios y el Ingreso Familiar de Emergencia. No se tiene en cuenta el crecimiento del hambre y el hacinamiento. Además se anuncia que habrá aumentos en las tarifas, combustibles, prepagas y comisiones de los bancos, y a través de gobiernos provinciales se reprime los asentamientos donde se refugian los que ya no caben en las villas o no pueden pagar los alquileres.
Los trabajadores sanitarios se movilizan, como acaban de hacerlo en la CABA por sus salarios y condiciones de trabajo. Miles y miles de mujeres, jóvenes y hombres, de la CCC junto a los Cayetanos se juegan la vida en los barrios populares, organizando los comités, multiplicando los merenderos y poniéndose al hombro tareas de la situación sanitaria.
El PCR lucha para que la emergencia sanitaria, el hambre, el trabajo, la violencia a las mujeres, el hacinamiento y la producción sean el centro de la política nacional, provincial y municipal. Las finanzas del Estado deben priorizar esos objetivos.
2. Que paguen los que la juntaron con pala
En estos días viene a la Argentina una nueva delegación del FMI. Viene con sus aprietes: recortar gastos sociales para achicar el déficit fiscal y demás medidas que en definitiva son un ajuste para que el pueblo pague la salida de la crisis y pague la deuda externa. Esa deuda es impagable, fue por la timba financiera fraudulenta de Macri y sus socios. No hay otro camino que suspender el pago para investigarla y hacérsela pagar a los que la juntaron con pala.
Macri y sus secuaces: Bullrich, Pichetto, Peña y otros, y los monopolios y latifundistas que están atrás de ellos, siguen saboteando la lucha contra la pandemia. El domingo 8/11 convocaron a través de los grandes medios y volvieron a movilizarse con un nuevo “Banderazo”. Con marchas en las principales ciudades contra el gobierno, por la “república”, la “libertad” y la “justicia”. Desprecian así una vez más el esfuerzo popular en la lucha contra la pandemia y esconden que algunos de sus principales dirigentes gobiernan Mendoza y Jujuy, donde el coronavirus causó estragos y rebalsó el sistema de salud.
Tienen doble discurso. Por un lado agitan que hace falta más test y controles en los barrios y por otro lado donde son gobierno despiden compañeros del Plan Detectar como el intendente Garro en La Plata o ponen en el blanco a los trabajadores de la salud como Morales en Jujuy.
El desgaste político de Macri por su herencia, el destape de la corrupción de su timba financiera y las estafas a su propia familia, agudizó la disputa en Cambiemos.
Larreta lanzó su candidatura presidencial, de la mano de Vidal, Stolbizer, Frigerio, López Murphy y Lousteau. Carrió afirmó: “Macri ya fue”. Por su parte, Mauricio Macri hace unos días dijo: “Somos más del 41%, volveremos en el 2023”.
Meter en el escenario político las elecciones de 2021 y 2023 corre el eje de las crisis sanitaria, social y económica, y nadie es adivino para saber cómo se llegará a las elecciones. La cuestión de fondo es que el macrismo y sus socios paguen las crisis que provocaron con el saqueo de los fondos y la timba financiera.
3. Las elecciones en Estados Unidos
Joe Biden y Kamala Harris, la fórmula presidencial del Partido Demócrata en las elecciones de Estados Unidos, se proclamaron ganadores, con más de 75 millones de votos y 290 electores, frente a los 70 millones de sufragios y 214 electores de la fórmula del Partido Republicano, Donald Trump y Mike Pence.
Al mismo tiempo, Trump se proclamó ganador, impugna los votos por correo, y anunció que llevará esa impugnación a la justicia, donde la Corte Suprema tiene mayoría a su favor. Las elecciones mostraron una profunda división política, cultural e ideológica en la superpotencia mundial.
Gran parte de los votos de Trump comparten sus ideas racistas de “supremacía blanca y primero Estados Unidos”, incluso organizaciones armadas fascistas, como el Club del Rifle. Habrá que ver hasta dónde acompañan a Trump la dirección de su partido, encabezada por representantes de las grandes petroleras como Exxon y Chevron.
Biden tuvo el apoyo de los grandes distritos urbanos, sectores sobre todo juveniles, que se movilizaron contra los asesinatos racistas. Kamala Harris, de padre jamaiquino y madre india, sumó votos de afroamericanos y latinoamericanos.
Biden es un hombre muy ligado al capital financiero yanqui de Wall Street. Delaware, el Estado donde vive, es un “paraíso fiscal” del que fue senador durante 30 años. Larry Fink, cabeza de BlackRock, el mayor Fondo del mundo, mencionado como posible jefe del Tesoro yanqui, anunció que: “Habrá un tsunami de redistribución de capital, una avalancha de capital hacia las energías renovables”. NextEraEnergy, empresa de energías renovables, duplicó su valor a 147.000 millones de dólares; es la mayor empresa yanqui, supera a las petroleras Exxon y Chevron.
Si se consolida el triunfo de Biden, se abrirá una dura disputa en el sector hegemónico de Estados Unidos. Biden se presenta como unificador de la grieta que generó Trump. Y anunció: “El hemisferio occidental necesita el liderazgo de los Estados Unidos”. Esto es, para América Latina, seguir siendo el “patio trasero” del imperialismo yanqui. Si Trump lograra empantanar el resultado electoral, se abriría una crisis institucional en la principal superpotencia del mundo.
4. Acumular fuerzas para abrir un camino liberador
En Bolivia el pueblo irrumpió en las calles festejando la asunción del nuevo gobierno y la derrota electoral de los golpistas. En el acto estuvo presente el presidente argentino Alberto Fernández.
En nuestro país, frente a los sufrimientos de las masas, el pueblo sigue siendo protagonista de la lucha contra la pandemia, los despidos, en las paritarias por aumento de salarios y mejoras en las condiciones de trabajo, por la dura situación de gran parte de los obreros rurales, campesinos y chacareros, los originarios, la violencia contra las mujeres, la falta de futuro para los jóvenes, los trabajadores de la cultura y la ciencia, etc.
El proyecto de ley de Tierra, Techo y Trabajo presentado por el diputado Juan Carlos Alderete, dirigente del PCR-PTP y la CCC, ha comenzado a ser discutido por sectores de las masas y ha sumado el apoyo de organizaciones sociales, sindicales, políticas, culturales, intendentes, concejos deliberantes, legisladores, etc. Llegar a millones para lograr esa conquista, es un paso importante para afrontar las emergencias populares.
Junto a la lucha por tierra, techo y trabajo está la pelea por el impuesto a las grandes fortunas. La presión de los que se llenaron los bolsillos con el macrismo va demorando el tratamiento de esa ley. El PCR-PTP y su JCR, la CCC junto a los Cayetanos, y demás fuerzas en las que participamos, estamos a la cabeza de la pelea para que el pueblo protagonice la lucha para conquistar tierra, techo y trabajo, y el impuesto a las grandes fortunas.
El PCR está a la cabeza de las luchas para que el pueblo sea protagonista de la política, con el golpe principal al macrismo y sus socios. Somos parte del Frente de Todos, con nuestras posiciones. Así crecemos y así hemos ganado fuerzas y prestigio. Así, acumulamos fuerzas para abrir un camino liberador, un camino para acabar con la dependencia y el latifundio oligárquico.
Ofrecemos un puesto de lucha organizando cientos de círculos de lectores, con miles de luchadores que quieren adueñarse de la política, quieren ser escuchados y discutir para pelear más. Peleamos acumular fuerzas afiliando al PCR y garantizando que esos afiliados se puedan integrar al trabajo colectivo en donde todos somos iguales.
Un Partido en el que cada uno pone su grano de arena para que los trabajadores, los campesinos, los originarios, las mujeres, los jóvenes, los trabajadores de la cultura y la ciencia y demás sectores populares, conquisten la patria nueva, barriendo con el Estado oligárquico imperialista y construyendo uno nuevo, en el que el pueblo sea el que decide qué se produce, cómo se produce y cómo se distribuye lo que se produce.
Escriben Jacinto Roldán y Ricardo Fierro