El miércoles 19 y jueves 20 se realizó un paro por 48 horas convocado por la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines quienes reclamaron un aumento salarial del 44% y rechazaron la propuesta de la patronal de 25% en cuotas.
El miércoles 19 y jueves 20 se realizó un paro por 48 horas convocado por la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines quienes reclamaron un aumento salarial del 44% y rechazaron la propuesta de la patronal de 25% en cuotas.
Los trabajadores del sector están cobrando sueldos miserables, $3.500 el salario inicial de un trabajador de viña y $4.100 uno de bodega. Encima, las paritarias comienzan cuando está terminando la cosecha y gran parte de los salarios ya se han liquidado. Por ejemplo el precio oficial del tacho de uva es de $3.50 pero es ¡el precio del año pasado! Algunas bodegas pagan un poco más, pero no el precio que se está discutiendo para este año.
Mientras las grandes bodegas exportadoras han hecho fortunas apoyadas por las políticas del gobierno que favorecen la concentración y extranjerización de tierras –en desmedro de los pequeños y medianos productores–, para los trabajadores vitivinícolas los salarios han sido de hambre, con ritmos de trabajo de superexplotación y condiciones laborales precarias. Por ejemplo, un empleado de bodega en la cinta de embotellado puede pasar 8 horas parado. Ahora cuando las cuentas vuelven a apretar para las grandes empresas, los trabajadores vuelven a ser la variable de ajuste.
La protesta, arrancada desde abajo y apuntalando al gremio que venía negociando a la baja, realizó una veintena de cortes en las principales bodegas de la provincia impidiendo el acceso de los camiones cargados de uva. Los cortes coincidieron con el paro de estatales por lo que el gobierno, preocupado, determinó la conciliación obligatoria para el segundo día. Sin embargo, el conflicto está abierto y la bronca de los trabajadores es grande por lo que se anuncian nuevas medidas de fuerza.
