La solidaridad de la gente de a pie, que ofrece su corazón y hasta lo que no tiene, resplandece como oro en medio de tantas preocupaciones generadas por la pandemia mundial de Coronavirus.
Así nació la posta sanitaria Ramón Carrillo del barrio La Ribera de Villa Gobernador Gálvez, para enfrentar la pandemia apelando a la solidaridad y a la salud pública.
Es un proyecto de la asociación civil “FABRICA DE FUTURO” que desempeña actividades de abordaje de las adicciones en la ciudad de VGG, y son parte del movimiento “Ni un pibe menos por la droga”.
La posta sanitaria está instalada en la rivera del rio Paraná, entre el frigorífico Swift y la empresa Paladini, una zona de pescadores, obreros y desocupados.
En la posta se llevan a cabo la iniciativa con 10 voluntarios, estudiantes de medicina, psicología y miembros de la Asc. Civil, junto a una médica, una enfermera y un kinesiólogo que destinó la municipalidad.
Todos los días a las diez de la mañana se puede ver bajar por las callecitas de tierra rumbo al puesto de salud, a los voluntarios que durante seis horas atenderán a los pacientes y compartirán un poco de solidaridad que tanto hace falta.
Es brutal el contraste entre la pobreza del barrio y los números siderales que manejan los dos colosos que tienen a sus lados.
Juan, un vecino del barrio, nos cuenta que “con 2000 animales que mata el “suit” por día se puede alimentar a 27 ciudades como VGG”.
Sin embargo, las enfermedades por mala alimentación son moneda corriente por esos lares. Nos cuenta Yamila, estudiante de medicina y miembro de “La fábrica” que de un promedio de 15 personas que se acercan por día a la posta, la mayoría tiene hipertensión, diabetes, otros problemas derivados de la mal nutrición.
“En el caso de los niños se ven muchos que tienen disminuido el desarrollo físico como cognitivo. En el caso de las mujeres la violencia de género es feroz, en estos días se acercaron mujeres que sufren violencia física por sus parejas o que relatan situaciones de abusos”, afirma la estudiante de Ciencias Médicas.
“Hay un contraste muy grande entre los que se estudia y lo que uno ve cuando va al barrio. Muchas enfermedades que parecen simples y superadas, en medio de tanto hacinamiento, con viviendas tan precarias, cuando hay falta de agua potable o las familias no pueden garantizar la comida de todos los días, vuelven a manifestar su cara más temible. Que no es otra que la cara de la pobreza”, afirma Yamila y se pregunta “¿Cómo se puede enfrentar la pandemia en medio de tanta pobreza?, yo llego a mi casa y tengo agua caliente, un piso un techo, pero esta gente…”
En esta ciudad de 100.000 habitantes no hay ni un respirador y la preocupación se hace realidad cuando se piensa en cómo se puede enfrentar esta pandemia en medio de tantas falencias.
Para realizar este proyecto se establecieron una red de vecinos voluntarios, se coordina con la Municipalidad y los efectores provinciales cercanos y los movimientos sociales como la Corriente Clasista y Combativa.
“La única forma de enfrentar esto es establecer redes entre todos los actores posibles, siempre manteniendo las medidas de distanciamiento social y los protocolos de salud, y fundamentalmente empoderar a los vecinos para que no se acostumbren a la falta de un medicamento para la presión o de pastillas anticonceptivas, etc”, comentan los voluntarios y cuentan el ejemplo del caso de un vecino que no se podía movilizar al centro de salud, presentaba una infección grave en el pie como consecuencia de su diabetes y lograron que sea tratado.
“En un momento tan difícil y doloroso en el cual no sabemos qué nos depara el futuro, es gratificante ver tanta gente que se organiza y ayuda al prójimo organizando viandas, donando elementos de higiene, siendo voluntarios en la salud. Es muy importante saber que no todo está perdido y que son muchos los que ofrecen su corazón para enfrentar esta pandemia”, concluye Yamila.
Cuando el “quédate en tu casa” no alcanza. Cuando la panza de un niño no deja de chiflar. Cuando un anciano enfermo y sin medicamentos se debate a duelo con la muerte robándole cada bocanada de aire, para poder seguir una vueltita más en este mundo. Cuando una mujer es maltratada. Cuando las tragedias y las dolencias no son una excepción, sino, la cotidianeidad del barrio. Cuando el “quédate en tu casa” no alcanza. ¿Quien dijo que todo está perdido?
Corresponsal