El principal accionista de Repsol era La Caixa, de Cataluña. Cuando comenzó el período que algunos economistas llaman “de aterrizaje” de la economía española, y Repsol quedó mal parada por la nacionalización de sus reservas en Bolivia y Venezuela, el grupo español Sacyr Vallehermoso (al igual que La Caixa cercano al gobierno socialista) compró el 20% de las acciones de Repsol y pasó a ser el principal accionista. Se mantuvo la cúpula de la empresa que preside Antonio Brufau, pero con el compromiso de desprenderse de los activos sudamericanos que se han vuelto “riesgosos” por el achicamiento de sus reservas por las nacionalizaciones de Chávez y Evo Morales, para concentrarse en lugares más rentables.
Repsol necesita fondos para ampliar sus operaciones en México, Irán y Libia. Para eso venderá el 45% de las acciones de YPF, y le venderá a YPF sus empresas en Venezuela, Bolivia y Cuba, con lo que espera recaudar 12.000 millones de dólares, manteniendo el control de YPF.
Repsol negocia la venta del 25% de las acciones de YPF, a Enrique Eskenazi, testaferro y socio de K por 3.000 millones de dólares. Eskenazi pagaría en efectivo (discuten si 300 o 500 millones de dólares); lo haría a través de un crédito avalado por los fondos de la provincia de Santa Cruz en el extranjero, que maneja el Banco de Santa Cruz, privatizado por Kirchner cuando fue gobernador a manos de… Eskenazi. El resto (entre 2.400 y 2.700 millones de dólares) los pagaría con créditos de dos bancos imperialistas: el Citi y el Credit Suisse (¡qué notable, son bancos con los que trabajó Cavallo!). Para esa millonada de dólares se anotan otros testaferros, socios y amigos de K, como López y Báez. Pero semejante cifra solo pueden lograrla usando a fondo el capital del Estado: compromisos de aumentos de tarifas y rebajas de impuestos, entrega de reservas energéticas, avales del Estado, usando Enarsa para inyectar fondos públicos, etc.
Repsol luego mandará a las Bolsas de Valores de Buenos Aires y Nueva York otro 20% de las acciones. Y completará el negocio con la venta a YPF de las inversiones de Repsol en Venezuela, Bolivia y Cuba. Este último es un negocio de más de 6.000 millones de dólares que endeudará a esa “YPF con un 25% K”, para lo que deberá hipotecar sus activos (es decir, reservas, zonas en explotación, refinerías y redes de distribución). En resúmen: un nuevo vaciamiento del patrimonio energético nacional.
De recursos del PC a “banquero K”
Pocos recuerdan que el “banquero K”, Enrique Eskenazi, cuando militaba en el trabajo financiero del PC, ayudó a uno de sus compañeros con su joyería rosarina quebrada. Después, Eskenazi se fue a trabajar a Petersen, Tiele y Cruz, empresa en la que pasó de empleado a dueño. En esos tiempos tanto Eskenazi como Kirchner hicieron plata con las obras públicas, con la “ayuda” de Menem y sus ministros Cavallo, Dromi y Corach.
De la mano de Kirchner, Eskenazi fue comprando bancos provinciales: el de Santa Cruz (gracias a Kirchner que le garantizó la operatoria de todos los fondos del gobierno provincial), y con nuevas ayudas K, Eskenazi compró los bancos de San Juan, Santa Fe y Entre Ríos.
Eskenazi tiene, además de Kirchner, otros buenos amigos en el gobierno, como el mandamás de la SIDE, Francisco Larcher.