“No hay gobierno que pueda llamarse revolucionario aquí en América, si no hace como primera medida una reforma agraria. Pero, además, no puede llamarse revolucionario el gobierno que diga que va a hacer o que haga una reforma agraria tibia; revolucionario es el gobierno que hace una reforma agraria cambiando el régimen de propiedad de la tierra, no solamente dándole al campesino la tierra que sobra, sino, y principalmente, dándole al campesino lo que no sobre, la que está en poder de los latifundistas, que es la mejor, que es la que rinde más, y es además la que le robaron al campesinado en épocas pasadas.
Eso es reforma agraria y con eso deben empezar todos los gobiernos revolucionarios, y sobre la reforma agraria vendrá la gran batalla de la industrialización del país.
(De “Che” Guevara: Mensaje a los jóvenes, 1960).
Los principales enemigos: latifundismo e imperialismo
“El latifundio, ya como forma de explotación primitiva, ya como expresión de monopolio capitalista de la tierra, se conforma a las nuevas condiciones y se alía al imperialismo económico eufemísticamente llamado “subdesarrollo”, que da por resultado el bajo salario, el subempleo, el desempleo; el hambre de los pueblos”.
(De “Che” Guevara: La revolución cubana, ¿una excepción?, 1961).