esde aquel día en que la locura la invadió y ocurrió el infanticidio. Desde aquel día en que el violador y el ultraje, la soledad, la vergüenza, y el vínculo de muerte no le dejaron más salida…
Cinco años en que Romina soportó más de lo esperado: más encierro, más ensañamiento de parte del Estado, más culpabilización… sólo haber sabido en estos cinco años, y haberse convencido cada vez más, a pesar de tantas presiones, de quienes eran sus amigos y quienes sus enemigos, la hizo soportar y no darse por vencida; la hizo seguir siendo la Romina Tejerina que siguió ayudándonos a abrir un camino, que permitió dejar de callar, que miles de mujeres puedan ver en su opresión la opresión de todas las mujeres en esta sociedad y la que sufren en su propio cuerpo y vida, por el simple hecho de ser mujeres.
Son cinco años en que su salud mental pudo avanzar gracias a la lucha, porque hasta la atención psicológica le negaron en la cárcel. Cinco años que hoy le han hecho vivir el intento de suicidio con un incendio de una compañera de pabellón, en medio de tres incendios más de otros internos varones y movilizaciones que hoy exigen justicia porque una de esas consecuentes muertes no convence en lo más mínimo que haya sido un suicidio.
Cinco años ya, y seguimos luchando por su libertad como en los primeros meses. Cinco años y no lograron hacer de Romina una anécdota para el olvido. Cada mujer violada nos recuerda a ella. Cada escrache a un violador nos recuerda a ella. Cada fallo judicial que condena o absuelve al violador, que libera o encarcela a una infanticida, nos recuerda a ella. No somos los mismos que antes de Romina. Algo cambió. Y le debemos a ella una libertad que tenemos pendiente con ella y con todas las mujeres que sufren violencia y/o que terminan en locura porque fueron condicionadas a ello, y no porque hayan elegido.
Romina no decidió hace cinco años. No decidió tampoco antes cuando quedó embarazada. Ni siquiera decidió seguir con el embarazo, pero todo ocurrió a su pesar. Y tampoco decidió matar, la locura decidió por ella. Pero hoy, desde esta trinchera que armamos y crece para decir basta a la violencia contra la mujer, basta a la opresión y para que no se repita nunca más una Romina Tejerina en nuestro pueblo, sí decidimos seguir luchando para liberarla. Y eso nos proponemos este 22 de febrero, en que Mirta Tejerina también acompañará en Buenos Aires la jornada de lucha para lograr que su hermana nos abrace en libertad.
02 de October de 2010