Desde tiempos de nuestra “gloriosa insurrección” del 25 de Mayo de 1810, los sectores patriotas, así como los progresistas y los revolucionarios, dieron pelea contra el sistema de pago en vales o en especie, mecanismo que se prolongó en el tiempo hasta entrado el siglo 20. Ya Manuel Belgrano, en el Reglamento Provisional para Misiones, dado en el Campamento de Tacuarí el 30 de diciembre de 1810, dispuso en uno de sus artículos: “Todos los conchavos con los naturales se han de contratar ante el Corregidor o Alcalde del pueblo donde se celebren, y se han de pagar en tabla y mano, en dinero efectivo, o en efectos, si el natural quisiere, con un 10 por ciento de utilidad, deducido el principal y gastos que tengan desde su compra, en la inteligencia de que no ejecutándose así, serán los beneficiadores de yerba multados”.
Sabido es que esta disposición de los revolucionarios de mayo, como tantas otras, no llegó a concretarse, y que el rumbo liberador se vio frustrado, consolidándose una república oligárquica y dependiente.
A comienzos del siglo 20, el reclamo de pago de salarios en moneda nacional fue cada vez más frecuente en los reclamos de las organizaciones obreras, y de las corrientes socialistas, anarquistas, sindicalistas o comunistas. Hagamos la salvedad que en las primeras organizaciones y corrientes obreras, ante crisis como la de 1890, se reclamaba el “pago en oro”, o en “valor oro” frente a la depreciación de la moneda. El líder socialista Juan B. Justo, a la vez que denunciaba el pago en vales, sostuvo esta postura hasta bien entrado el siglo 20, como parte de su cerrada oposición al proteccionismo.
Sin embargo, otros dirigentes, como el que fuera primer diputado socialista, Alfredo Palacios, en varias oportunidades reclamaron que el pago se hiciera en moneda nacional y denunciaron el sistema de pago de jornales “por medio de vales o letras de cambio, verdadera moneda ilegal en los obrajes; de ahí también la absoluta prohibición a los obreros de adquirir nada fuera de los almacenes de la empresa” (La justicia social).
El diputado socialista Enrique Dickmann, ya en 1914, presentó un proyecto de ley que obligaba a todas las empresas a pagar el salario en moneda nacional. En ese momento no fue aprobado, y Dickmann volvió a presentarlo, hasta que consiguió que saliera como ley en 1923, con el número 11.278. Esta ley fue promulgada recién dos años después, en 1925, y ampliada por otra ley, la 11.337, de 1926. Como tantas otras, fue la lucha popular la que las pudo imponer.
Hoy N° 1742 07/11/2018