Noticias

02 de September de 2015

Se agudiza la guerra del petróleo

A la sobreproducción, se agrega más producción

 Hace un año, cuando los precios del petróleo comenzaron a caer, los economistas relativistas (“tranquilizadores de los mercados”) sostenían que la caída sería pequeña y de corta duración.

 Hace un año, cuando los precios del petróleo comenzaron a caer, los economistas relativistas (“tranquilizadores de los mercados”) sostenían que la caída sería pequeña y de corta duración.
En vez de eso, el precio del crudo se ha derrumbado 60% desde su máximo de 2014 y de repente resulta que va a permanecer bajo durante meses, tal vez años. La razón: que la superproducción petrolera ha agudizado la batalla por la cuota de mercado, sin que nadie haya dado un paso atrás. Ni Arabia Saudita, ni Estados Unidos, ni los productores con problemas como Rusia e Irak. Todos están empeñados en bombear la mayor cantidad de petróleo posible.
Tratando de sostener sus alicaídos ingresos para afrontar sus deudas, las compañías petroleras estadounidenses mantuvieron e incluso aumentaron su producción a medida que los precios en Estados Unidos cayeron en picada de más de US$100 a US$70 el barril a fines de 2014 y en torno a US$50 actualmente. Por su parte, los saudíes siguieron incrementando su producción a pesar de la caída de precios, en lo que se considera un esfuerzo preventivo para evitar que rivales como Irak les quiten clientes en Asia.
El resultado ha sido una suerte de guerra de trincheras en la industria petrolera, donde todos los productores tratan de ganar cuota de mercado a cualquier costo. Esto genera ganadores y perdedores en todo el mundo.
Aunque para los países o empresas productoras podría tener sentido reducir el bombeo para eliminar el exceso, y que suba el precio, no hay voluntad política ni justificación comercial para hacerlo, porque todos los participantes necesitan seguir generando ingresos.
Hasta junio de 2014, los precios del petróleo se habían mantenido por unos años relativamente estables a un nivel de los US$100 el barril. Pero, el auge del petróleo de esquisto (shale) en Estados Unidos estaba transformando todo. Gracias a la perforación horizontal y la fracturación hidráulica, los productores encontraron y bombearon millones de barriles adicionales de crudo. Entre 2008 y 2015, la producción de Estados Unidos subió 75%, superando los nueve millones de barriles al día a fines de 2014.
Cuando la demanda mundial de petróleo comenzó a flaquear, y los precios a caer, Arabia Saudita tuvo que tomar una decisión: o recortaba la producción para apuntalar los precios mundiales o mantenía su producción, incluso si esto significaba una mayor sobreproducción en el mercado internacional y precios aún más bajos.
En una dramática reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en noviembre de 2014, los saudíes decidieron mantener el rumbo y dejar que los precios siguieran cayendo.
Peor aún, Arabia Saudita ha aumentado su producción. En noviembre de 2014 los saudíes producían 9,6 millones de barriles al día. En julio de 2015, la producción fue de 10,4 millones de barriles. La OPEP, que ya no dicta las cuotas de producción de sus miembros, tiene una meta de producción de 30 millones de barriles diarios, pero rutinariamente la excede.
Otro miembro de la OPEP, Irak, también intensificó la producción. La producción del país pasó de 3,4 millones de barriles diarios en noviembre de 2014 a 4,1 millones de barriles en julio de 2015.
A su vez, los productores estadounidenses de esquisto se concentraron en reducir los costos de producción. Las empresas de servicios bajaron sus precios para mantener a sus equipos trabajando. El ritmo de crecimiento de la explotación petrolera se desaceleró en Estados Unidos, pero recién en mayo de 2015 mostró signos de estancamiento.
Desde Rusia a México, todos los países exportadores están contrayéndose por la disminución de los ingresos del petróleo. Venezuela está sufriendo una inflación de tres dígitos y su economía, según el Fondo Monetario Internacional, se contraerá 7% este año. También otros países productores como Egipto, Angola, Gabón e Indonesia están lidiando con la caída de sus ingresos por exportación de crudo.
Todas las petroleras del mundo se han visto obligadas a reconsiderar su participación en algunos de los proyectos complejos y costosos que parecían factibles cuando el barril estaba en US$100 (como aquí en Vaca Muerta).