El pequeño productor, a quien hoy entrevistara hace algunas semanas y nos fuera presentado como "el presidente del piquete" nos recibe amablemente la tarde del domingo.
-¿Cómo evalúan en la zona los hechos de la semana pasada?
-Fue bueno el hecho de haber visto trabajar a los diputados y senadores. Hace mucho que no lo hacían. Este resultado destraba un conflicto de 125 días, que ya se tornaba insoportable. Pero estamos a la espera del tratamiento de leyes que diferencien al pequeño y mediano productor agropecuario de los grandes terratenientes. Así como quedó la cosa, estamos como el 10 de marzo. Situación que, si bien es lo que pedíamos, no resuelve la segmentación entre el productor chico y los pooles de siembra. Hay que ver una política agropecuaria a largo plazo y que contemple una visión integral de la actividad, ya sea lechería, como carne, porcino, algodón, etc.
-¿Están apoyando la ley de arrendamientos que está en la Cámara de Diputados y que empuja Federación Agraria?
-Lógicamente. Hay que beneficiar al que trabaja el campo y no al que lo usa como un bien de renta o especulativo.
-¿Cómo está el ánimo de los productores?
-El primer día fue una explosión de alegría por el resultado, de cierta manera inesperado. Era empate y fue un triunfo sobre la hora. Pero ahora hay incertidumbre porque hay mucha desconfianza en este gobierno. Se teme por una actitud revanchista, eso es lo que suena por acá.
-¿Y cuáles son las perspectivas futuras?
-Mirá, se ganó una gran batalla, pero la lucha del pequeño y mediano productor seguirá. Esto que pasó, va a traer cola en la Argentina.
