Señala la denuncia planteada por Nuria: “(…) Nelson quiso tener relaciones, pero yo no quise. Peleábamos. Me levanté de la cama y él se me vino encima, no respetando mi decisión. Siempre me golpeaba; lo que fue presenciado por muchos, incluso por mi hija Camila. Temí que otra vez lo hiciera, por lo que lo primero que vi para defenderme fue una botella de alcohol -que estaba abierta-. Forcejeamos y cayó el alcohol en mi cuerpo. Luego, de repente, me prendí fuego. No había ni un calefón, ni una garrafa, nada que pudiera generar una llama que accidentalmente encendiera el fuego. Solo había un encendedor, sobre la cómoda.
“Yo no ví cuando él usó el encendedor, pero la habitación estaba cerrada, solo estábamos nosotros dos, y solo pudo generar fuego la intención voluntaria de él de encenderlo, para matarme. Ya una vez me había amenazado con tirarme ácido en la cara por “loca”, así nadie me miraba.
“Prendida fuego salí de la habitación donde MARTIN y GABRIELA IBAÑEZ (hermanos de NELSON) me taparon con una colcha y luego me tiraron agua, apagando el fuego. Sin la actuación de ellos dos estaría muerta.”
La denuncia relata que ni bien NURIA subió a la ambulancia, sintió dolor y se desmayó. Coincidiendo ello con el relato de una médica que la Atiende en el Hospital, donde sigue internada. Así, cae por inverosímil el relato de una médica del SAME que señala que en la ambulancia NURIA dijo “Quiero dejar bien en claro que no fue NELSON”; lo que de por sí ya era inverosímil.
El desenlace de fuego y peligro de muerte, llegó a NURIA luego de casi un año y medio de violencia extrema, con amenazas de quemarla con ácido, con golpes constantes, con celos, con todo lo que sabemos, puede terminar en muerte.
Al expediente aún no llegaron, y no existen perspectivas de ello, los resultados del análisis de las huellas dactilares que obran en el encendedor secuestrado por la fiscalía, y que NURIA señala como el desencadenante de la tragedia, a manos de IBAÑEZ. Es que el Poder Judicial de Jujuy, no tiene la capacidad técnica de un análisis de ese tipo, aunque sea difícil de creer. Tal vez por eso tantos crímenes sigan impunes. Jujuy vive en el absurdo.
Pero en este caso, el de NURIA, la impunidad que existe, no se debe a eso, sino a la clara decisión de parte del poder judicial de Jujuy, de no combatir la violencia de género, sino de tolerarla.
Sabemos, por experiencia, que en un caso de robo, con la sola denuncia de la victima en la policía, se persigue al sospechoso, se lo detiene, y después se producen las pruebas.
Cuando la organización Mujeres Unidas por la lucha pidió explicaciones al fiscal a cargo, Carlos Farfán, por la falta de acción, llenó su boca de expresiones y argumentos machistas y se negó a avanzar con la investigación absurdamente, faltando a su función. En el caso de NURIA,ni aun teniendo la denuncia de la propia víctima se imputa al acusado, aquí ni el sentido común vale; a pesar de la violencia de género previa acreditada, y lo imposible, por no existir problemas psiquiátricos, del intento de suicidio de parte de NURIA, y menos en esa forma (quemándose a lo bonzo), la producción de pruebas sigue requiriéndose con una formalidad inusitada.
Antes era necesaria la declaración de NURIA (¿y si moría?), ahora es necesaria su ratificación (¿por qué no hacerlo después de imputar y detener a IBAÑEZ, con el defensor de él presente?). Siempre la misma conclusión: para hacer justicia con la violencia de género, se necesita el triple trabajo para las mujeres; y el resultado es que para el sistema judicial es más grave un robo, que un intento de homicidio a una mujer, o una violación.
La fiscalía ya tiene todos los elementos para imputar y detener a NELSON IBAÑEZ. Si no lo hace, simplemente es porque ha decidido ejemplificar que la vida de NURIA no vale nada. Que sus quemaduras, su dolor, sus meses de internación, los injertos que deberá hacerse en el cuerpo, la traqueotomía que le permite respirar, no significan nada. Sus cinco hijas reclaman lo contrario, sus amigos también, sus hermanos y madre, y el movimiento de mujeres de Jujuy igual. Y estas semanas darán cuenta de que lo que el sistema judicial tolera, no lo toleran quienes son víctimas de la violencia de género, ni quienes de verdad luchan contra ella. Porque tolerar significa multiplicar los femicidios y sus intentos, multiplicar las NURIAS, los IBAÑEZ; y seguir con la moda de prender fuego que empezó con VAZQUEZ y WANDA TADDEI, y llegó a Jujuy para quedarse, bien protegida por la Justicia tan injusta que tiene más de impunidad que de reparación para sus víctimas.
Exigimos la inmediata imputación de Nelson Ibañez y una posterior condena ejemplar.
Mientras no haya justicia apelamos a la condena social.