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02 de May de 2012

El coordinador nacional del Movimiento de Desocupados de la CCC nos cuenta la situación luego del temporal en el Conurbano, las opiniones sobre YPF y la continuidad de los piquetes.

Si no hay solución, hay piquetes

Hoy 1417 / Entrevista a Juan Carlos Alderete

—¿Cómo están las cosas en la región, luego del temporal?

—¿Cómo están las cosas en la región, luego del temporal?
—Distintos compañeros y dirigentes de La Matanza, el mismo jueves a primera hora, después del temporal, salieron de forma espontánea con los vecinos a cortar las rutas. No había respuesta del gobierno provincial, nacional ni del municipal. En estos primeros cortes, los compañeros de la CCC no iban identificados, el barrio ya los conoce, para masificar los cortes con los vecinos que no son de la organización. Nosotros, ese jueves, dirigimos entre 15 y 20 cortes.
En La Matanza no hubo tanta voladura de techos y casas como en otros lugares, acá afectó principalmente a los postes de luz, por lo tanto estábamos sin luz y sin agua. Nosotros buscamos cómo meternos para ayudar a resolver, exigiendo a las autoridades. Los compañeros de la Corriente conocen bien el sistema del agua acá. Sabíamos cómo se podía arreglar el problema del agua de forma inmediata.
El sábado salimos a cortar la ruta como CCC, para marcar la cancha, y para que vengan los funcionarios a discutir. Ahí les demostramos que el problema del agua era fácil de resolver, y que también se podía arreglar lo de la luz. Les planteamos que había que conseguir un generador grande para la red troncal, y generadores chicos para los pozos independientes. Cualquier empresa de la construcción de las que trabaja con el municipio tiene estos generadores. Esto recién se hizo el domingo. En todo este tiempo hubo piquetes nocturnos, como en el 2001. Por razones de seguridad, los vecinos prendían fuego en las esquinas. Hubo una movilización popular muy grande.
Producto de la movilización, tuvo que venir también el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, para solucionar los problemas de la gente que se le habían volado las chapas, si bien acá no fue tanto como en otras zonas. Este temporal volvió a mostrar la desidia de los funcionarios, que no están preparados para esta situación. No querían aparecer por temor a que les pegaran.
Nuestros compañeros, que han trabajado en Edenor, o antes en Segba, aportaron soluciones, y discutían con los funcionarios por el tamaño de los generadores, porque te mandaban uno chico que dejaba sin luz a algún barrio, y generaban peleas de pobre contra pobre. Y los compañeros plantearon que una parte del servicio se podía restablecer cambiando plaquetas de los generadores que están en los postes. Esto ayudó a tener luz en varias zonas. Toda esta situación causó gran bronca en la gente. Hay que tener en cuenta que esto se dio en medio de los grandes aumentos en la canasta, como por ejemplo la yerba.
Hay un antes y después de la tormenta. Los vecinos saben que protestando y saliendo pueden resolver sus problemas. Hubo una participación grande de vecinos que no son de ninguna organización.

 

—¿Qué opiniones hay de la expropiación de YPF?
—Los compañeros no le creen. Por lo menos en nuestra organización, los compañeros vienen protagonizando la pelea por YPF estatal desde hace años. Hicimos una marcha el 1 de febrero a Repsol y Pan American, donde denunciamos no sólo el vaciamiento, y que no nos usen en la pelea por arriba, sino también el desabastecimiento concreto de recursos energéticos. En la Corriente hace mucho que venimos discutiendo esta política en el petróleo. Durante años hemos denunciado que mantienen el IVA a los pobres, y les dan subsidios a los ricos. Que plata había para solucionar los problemas del pueblo.
En la organización muchos se preguntan ¿qué pasó con Eskenazi? ¿Ahora van a venir otros capitales amigos? Ahora el chivo expiatorio es Repsol, para tapar el fracaso en la política energética. Algunos expresaron expectativas: “A lo mejor ahora cambia”, pero cuando se empieza a conocer las conversaciones con petroleros yanquis, brasileños, franceses, chinos, “estamos en la misma que antes”.

 

—¿Y sobre los dichos de la presidenta, que ahora se tienen que terminar los piquetes?
—La presidenta, en un discurso horas antes del temporal, nos trató de vándalos por el acto frente a la embajada inglesa. Nosotros ya veníamos denunciando los acuerdos con los amigos del poder en el petróleo. Ahora el gobierno dice que a partir de la expropiación de Repsol no hay necesidad de hacer piquetes. Muchos se olvidan de la historia de los piquetes, que vienen desde los inicios del movimiento obrero, cuando la clase obrera hacía paros y piquetes en las fábricas. Nosotros reivindicamos esa historia. Cuando se privatizó YPF, se hizo visible la protesta de los ex ypefianos en Mosconi, Tartagal, Cutralcó, con la metodología del piquete, que se extendió a los desocupados de otros gremios.
Hoy, todas las clases sociales en la Argentina han practicado el piquete como metodología de protesta. Si no hay soluciones, es imposible que se terminen los piquetes. El día que haya una solución, el pueblo no hará más piquetes, hará otro tipo de reclamos políticos. Porque el pueblo necesita soluciones de fondo para los problemas de educación, de salud, de vivienda, de tierra, de trabajo, etc.
Los piquetes son una realidad. Viendo lo que pasó con la tormenta, en el Gran Buenos Aires fue una cantidad enorme. Sólo en La Matanza contamos cerca de 400 en cuatro días.

—¿Qué está pasando con el Plan Argentina Trabaja, y los planes para desocupados?
—Una de las cosas que venimos discutiendo desde hace muchos años, es que el gobierno va a ir a un proceso de cooperativización de los desocupados, para cooptar, para corromper. Creo que fue un acierto cuando planteamos entrar porque era una forma de sobrevivir, pero teniendo en cuenta esta cuestión. Es lo que este gobierno llama “economía social”, para la cual ha gastado fortunas.
En esta cuestión hay que atender a las distintas realidades. No es lo mismo el conurbano bonaerense que una localidad del interior, o una provincia. La CCC tiene distintas experiencias, que tenemos que sintetizar, porque no podemos trasladar las experiencias de un lugar a otro, como si la realidad fuera la misma en todos lados. Tenemos que ver en qué acertamos y en qué nos equivocamos, porque también tuvimos experiencias donde el gobierno nos quebró la organización.
Nosotros siempre hablamos de “cuando seamos Estado”. Cuando seamos Estado ¿vamos a rendir cuentas o no? Porque si no rendimos cuentas, vamos a ser iguales o peores que estos gobiernos.
El tema de la corrupción lo hablamos permanentemente porque el gobierno se aprovecha de esto para debilitarnos y quebrarnos, por las necesidades que hay. Una cuestión es cómo te movés en medio de todo esto, teniendo en cuenta que tenés que seguir con el reclamo de que el Estado se tiene que hacer cargo de los compañeros como un trabajador, aunque sea como contratado.
En nuestra organización, la inmensa mayoría de los jóvenes jamás tuvieron un primer trabajo. No conocen la disciplina de la producción. Además, el 90% de nuestros compañeros que están cooperativizados no pueden entrar a una empresa ni al mercado formal de trabajo, por razones de edad y de salud. No los toman en ningún lado por más especialistas que sean. Tenemos una gran cantidad de compañeras que viven solas, muchas con hijos.
También hay un debate con algunos de los pocos que podrían entrar a una empresa, que te dicen “con los sueldos que se ganan, prefiero quedarme acá, que trabajo de lunes a viernes, me puedo movilizar, y no tengo patrón”. Hay que tener en cuenta que compañeros especializados pueden sacar, en una cooperativa de la construcción, $7.000 o $7.500 por mes. Los compañeros que hacen tareas sencillas están sacando $2.500 por mes.
En los planes Argentina Trabaja el 80% son mujeres. La primera dificultad es cómo hacemos con los hijos de las compañeras, para que puedan trabajar al menos cuatro horas. Otro problema es qué hacés con los compañeros que no pueden hacer tareas pesadas. El Programa Argentina Trabaja, como otros, fracasó. Les sirve para el clientelismo, para cooptar, para las maniobras que hacen. Y van a seguir usando esta que llaman “nueva etapa” del Argentina Trabaja. Van a seguir dando de baja a compañeros. Anunciaron aumentos para 30.000, y en el conurbano son 140.000. 110.000 quedan afuera. El gobierno ha formado tres federaciones de cooperativas, y te quiere meter ahí adentro para controlarte, dispersarte a los compañeros, etc. Nosotros hemos conseguido con la lucha que nuestros compañeros de Argentina Trabaja estén en cooperativas con matrícula propia, en su Federación actual. La AFIP nos apretó pero no encontró nada.
Además, otros 113 compañeros de La Matanza han entrado a otro plan, de empresas recuperadas, y están cobrando un subsidio transitorio de trabajo autogestionado, por $800. Hay compañeros que están haciendo cursos de oficios, y están cobrando $750. Con la pelea, hemos logrado consolidar lo que está en la organización, lo que nos va a permitir pegar saltos, sabiendo que el ajuste está pegando muy fuerte. Hay compañeros de algunos barrios que han pedido su incorporación a la CCC, más después del temporal.
Por eso hay piquetes para rato, hasta que no se solucionen los problemas del pueblo, más allá de los deseos de los funcionarios y de la propia presidenta. Nos dicen que los piquetes molestan. ¿Molestan más que la trata, que la inseguridad? ¿Molestan más que la droga, donde todo el mundo sabe de la convivencia de gran parte del gobierno, la justicia y las fuerzas de seguridad? Cada vez se agudizan más los problemas de salud, de educación, de la inflación… es un deseo que no existan más piquetes.