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02 de July de 2014

Siempre presente: “Ceci” Rodríguez

Una mujer excepcional, luchadora incansable

Para Luis Rodríguez y “Mimí” Geuna, padres de Cecilia Rodríguez, una de esas personas que siempre se necesitan, hay una frase que dice mucho y representa más: en la canción de Violeta Parra encuentran quizás aquello que siempre la trae de regreso: “Me gustan los estudiantes, porque son la levadura del pan que saldrá del horno, con toda su sabrosura, para la boca del pobre, que come con amargura”. Al entrar a la casa de Luis y “Mimi”, y a modo de recordatorio, puede verse ahora un mural en el que la frase escrita sobre un libro deja entrever que hay personas que van a quedar entre nosotros siempre.
El 10 de febrero de 2013, en Santa Ana, provincia de Misiones, un accidente cerebro vascular produjo la repentina partida de la diamantina “Ceci” Rodríguez, una mujer excepcional, luchadora incansable y llena de alegría, comprometida y templada al calor de la lucha que emprendió desde muy temprano por su pueblo y junto a los suyos.
“Ceci” cursó sus estudios primarios y secundarios en Diamante, estudió Artes Visuales en Paraná, y poco a poco fue forjando su compromiso con los humildes, con una templanza ejemplar. Ingresó en la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA), Formó parte de la organización de la Corriente Clasista y Combativa, y dentro del partido político en el que militaba, el Partido Comunista Revolucionario (PCR), se destacó en la difusión del periódico  hoy. Integró la Comisión del XV Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en Paraná en el 2000, y luego, instalada en la provincia de Misiones junto a su familia, también organizó el Encuentro en esa provincia en el año 2012. Madre de tres hijos: Juan Manuel, Juliana y Calil, y esposa de otro gran luchador, Mauricio Hadad, su compañero de toda la vida. 
Cecilia Rodríguez ha dejado una marca imborrable en los corazones de quienes la conocieron. Quienes no la han conocido aún, quizás puedan percibir esa “presencia” de ella en otros, por su humildad y entereza, y por su trabajo de construcción de una sociedad más justa.
Siempre presente, Cecilia es quizás esa llamarada de pasión que todos tenemos, y su eterna sonrisa, su alegría y compromiso nos invita a caminar juntos. Nos hacen ver, quizás, cuánta falta hacen las personas consecuentes con la palabra. Personas de acción y determinación para cambiar el mundo.