Miles de personas en Arabia Saudita, Bahrein, Jordania, Siria y Yemen volvieron a salir a las calles el viernes 15 de abril, manifestando contra sus gobiernos y en demanda de reformas democráticas.
Las masivas protestas contra el presidente sirio Bashar al-Assad llegaron a la capital Damasco y se intensificaron en todo el país al grito de “Dios, Siria y Libertad”. Para frenar la oleada Assad debió prometer el levantamiento del estado de “emergencia” que rige desde hace casi 50 años.
Miles de personas en Arabia Saudita, Bahrein, Jordania, Siria y Yemen volvieron a salir a las calles el viernes 15 de abril, manifestando contra sus gobiernos y en demanda de reformas democráticas.
Las masivas protestas contra el presidente sirio Bashar al-Assad llegaron a la capital Damasco y se intensificaron en todo el país al grito de “Dios, Siria y Libertad”. Para frenar la oleada Assad debió prometer el levantamiento del estado de “emergencia” que rige desde hace casi 50 años.
En Riad, la capital saudita, una gran movilización repudió frente al Ministerio del Interior la decisión del gobierno de enviar tropas a Bahrein para sofocar las protestas en ese país, exigiendo además el fin de las violaciones a los derechos humanos en el reino y la liberación de los presos políticos, algunos de los cuales llevan más de 15 años en la cárcel. En solidaridad con los chiíes del vecino Bahrein, varios miles de chiíes en el este petrolero saudita desafiaron a la monarquía proyanqui, que tiene prohibida e ilegalizada toda protesta o reclamo. El mismo día, las fuerzas “de seguridad” bahreinitas reprimieron a balazos a los manifestantes antigobierno en la ciudad noroccidental de Bani Jamrah –bloqueada y rodeada por tanques militares–, así como en Diraz y Aali.
En Yemen, el presidente Ali Abdullah Saleh denunció en tono desafiante a sus oponentes como mentirosos y bandidos, pero los instó a entablar conversaciones sobre el futuro político.
En Jordania, grupos islamistas opositores a la monarquía manifestaron en Zarka, al norte de la capital Ammán, enfrentándose con grupos oficialistas y con la represión, al tiempo que otros grupos se concentraban en una mezquita en reclamo de la liberación de detenidos.
Siria: miles por la caída del régimen
La rebeldía popular en el mundo árabe debilita a los gobiernos autocráticos de la región, entre ellos el del sirio Bashar Al-Assad, que heredó la presidencia de su padre hace 11 años. Su partido Baath impuso una verdadera dictadura durante cinco décadas bajo una ley “de emergencia” cuyo fin ahora se vio obligado a anunciar. Pero ni siquiera mencionó las otras demandas de los manifestantes, como la disolución de la policía secreta y la libertad de los presos políticos.
En la capital Damasco, las fuerzas de seguridad usaron bastones y gases lacrimógenos para impedir que miles de manifestantes marcharan desde los suburbios hacia la plaza Abbasside en la ciudad.
Miles de manifestantes gritaban “el pueblo quiere la caída del régimen”, mientras levantaban fotografías de personas muertas por la represión y rompían carteles de Assad a lo largo del camino.
El miércoles 13 había tenido lugar una gran manifestación en Bayda, localidad costera del norte de Siria, principalmente de mujeres y niños que reclamaban la liberación de sus padres y esposos. Allí la represión dejó varios muertos; verdaderos enjambres de agentes de seguridad fueron desplegados en las plazas y cerca de los edificios del gobierno. “Estábamos cantando ‘Dios, Siria y Libertad´, y abrieron fuego. Israel no hace esto ni siquiera en Palestina”, dijo un residente de Bayda.
Pero en vez de intimidarse los manifestantes se endurecieron: “Nos quedaremos aquí hasta que el último preso sea puesto en libertad”, dijo un estudiante universitario. La resistencia siguió hasta la noche.
El miércoles las protestas también estallaron en los campus universitarios de Damasco y de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria.
El jueves 14, Assad anunció un nuevo gabinete y la liberación de los detenidos: una gota en el océano, comparada con los miles de presos políticos que siguen en la cárcel, muchos sin juicio. El sábado el gobierno dijo que levantaría el “estado de excepción”. No alcanzó para detener la oleada de luchas.
El lunes 18, miles de manifestantes tomaban las calles de la ciudad industrial Homs, para acompañar el cortejo fúnebre de ocho asesinados el día anterior por las fuerzas represivas sirias.
Según El País, de España: “Siria gira en el círcuilo vicioso de las situaciones prerrevolucionarias (…) el país parece haber escapado al control de un régimen que solía controlarlo todo” (El País, 19-4-2011).
Yemen: dictador desafiante
En Yemen, un país pobre y asediado por un movimiento separatista en el sur y un levantamiento chiíta en el norte, el presidente Saleh ofreció renunciar en el 2013, pero sus opositores quieren que se vaya ahora.
“Convocamos a la oposición a consultar sus conciencias y a entrar en conversaciones y llegar a un acuerdo por la seguridad y estabilidad del país”, dijo Saleh al dirigirse a sus seguidores. Países vecinos del Golfo ofrecieron mediar en la crisis, pero la oposición rechazó la propuesta.
Cientos de miles de personas manifestaron en Saná, Adén y Taiz y un grupo de clérigos y líderes tribales, que en el pasado fueron aliados de Saleh, emitieron un comunicado pidiendo su renuncia inmediata y la de sus parientes en las fuerzas de seguridad.
“La revolución no puede ser derrotada. Nuestro objetivo es derribar el corrupto gobierno familiar”, dijo el predicador Abubakr Obaid a miles de fieles cerca de la Universidad de Saná, donde los manifestantes están acampando desde principios de febrero.
Egipto: tareas democráticas, pendientes
En Egipto, los manifestantes piden el procesamiento del derrocado líder Hosni Mubarak y acusan a los generales que asumieron el poder de protegerlo.
Las protestas fueron suspendidas esta semana cuando las autoridades detuvieron a Mubarak y a sus dos hijos como parte de una investigación por abuso de poder, malversación de fondos y asesinato de manifestantes.
El ex presidente Mubarak fue internado esta semana alegándose una “crisis cardíaca”.