La burguesía imperialista del mundo ha visto de lo que es capaz la clase obrera. Para sobrevivir durante 70 días en el socavón se necesita unidad, discusión, votación, disciplina, resolución colectiva, firmeza, fe para pelearla juntos, y la convicción que la clase obrera desde afuera iba a pelearla de igual manera para llegar a ellos.
La burguesía imperialista del mundo ha visto de lo que es capaz la clase obrera. Para sobrevivir durante 70 días en el socavón se necesita unidad, discusión, votación, disciplina, resolución colectiva, firmeza, fe para pelearla juntos, y la convicción que la clase obrera desde afuera iba a pelearla de igual manera para llegar a ellos.
En doscientos años de capitalismo y en el período del socialismo, cuando la clase obrera tomó en sus manos un problema -aún los más difíciles- dio ejemplo a la sociedad de su superioridad y su heroísmo por ser la clase productora de la sociedad. Que la clase obrera puede mover montañas y puede cambiar el sistema social, lo ha demostrado.
Pero la burguesía monopolista imperialista propietaria de las minas y de los estados mantiene como premisa la maximización de ganancias, la depredación, poca inversión. La vida de un obrero vale poco para ellos, porque hay muchos en el mercado de fuerza de trabajo. El problema de la seguridad del trabajo en la minería es mundial, mucho más en las minas privadas.
Esta fue la premisa de Sergio Taselli en Río Turbio, y de los Kirchner, que eran los que lo debían controlar, y de Edgardo Depetris y Rivolta que como gremialistas debían pelearlo y no lo hicieron, sino que por el contrario, colaboraron con él. Pero todos fueron socios para que tengamos 14 mineros muertos asesinados por la maximización de ganancias.
Sin embargo la emoción embarga nuestros corazones de obreros, y las lágrimas cayeron de nuestros ojos cuando todos fueron rescatados y salió el último rescatista del pozo. Esta vez el sistema capitalista quedó muy en evidencia.
Después del terrible terremoto, por la fuerza desesperada de los familiares, se le arrancó al presidente millonario de Piñera las acciones que exigían los obreros desde adentro y desde afuera, para que no tenga la clase obrera 33 muertos más. La clase obrera logró un gran triunfo. Salieron exigiéndole a Piñera “Nunca más”, y tuvo que anunciar nueva leyes para la seguridad en el trabajo.
Este hecho tan impresionante conmovió al mundo entero y tonificó a los obreros de los distintos países. Comenzaron los reclamos en México por 80 mineros muertos, y ha desesperado a la cúpula imperialista del Estado en China, para mostrar que están haciendo algo por rescatar a sus mineros atrapados en distintos accidentes. Accidentes que no pudieron parar, porque para ello tendrían que cambiar las condiciones de seguridad, lo que difícilmente hagan.
Piñera agradeció la unidad con la oposición. Claro ¿qué iban a decir Bachelet y la Concertación, si han gobernado 20 años y las minas están así por su responsabilidad? Piñera sacará réditos políticos, pero la clase obrera es la que metió con su heroicidad, organización y preparación, un gol de media cancha. Sigamos la pelea en la Argentina para que no terminen impunes los responsables del asesinato de nuestros 14 mineros –entre ellos nuestro querido Silverio Méndez–, y que el matrimonio gobernante pague junto a Taselli por lo que hicieron.
La lucha por la seguridad en el trabajo no es sólo en Chile. En la Argentina debemos librar esta pelea y exigir salario igual a la canasta y contra los ritmos de superexplotación. Un día estuvimos contentos por San José, ya estamos tristes por los mineros chinos, la pelea sigue.
Cuando la crisis de sobreproducción relativa mundial del sistema capitalista imperialista avanza y la tasa de ganancias cae, los capitalistas son aún más voraces. No les demos tregua, aprovechemos para avanzar en el medio de la conmoción que les trajo la acción de la clase obrera de Chile. Las felicitaciones ayudan, pero hay que cambiar todo Estado y sistema para lograr un verdadero “nunca más”, para eso trabajamos.n