La asimilación es un problema mucho más complejo de lo que aparentemente pareciera y que no son una o dos medidas las que pueden resolverlo.
En primer lugar, la asimilación está íntimamente ligada a nuestra labor de masas, a su orientación, contenido y forma.
En segundo lugar, a la habilidad de la FJC. Habilidad que no solo se resuelve con algunas medidas de actividades festivas o recreativas, sino a que en las filas de la Juventud Comunista encuentren cabida miles de jóvenes que por su nivel, experiencia o inquietudes, no están a la altura de la militancia de lo que se da en llamar el activo.
Creo que para ello tiene fundamental importancia llegar a corregir métodos, ritmo, estilos de trabajo, que sólo son posibles de ser seguidos por un núcleo reducido de camaradas.
En tercer lugar, al concepto que se tiene de lo que es un militante.
¿Qué significa militar? ¿Significa estar diariamente en actividad? ¿Significa en muchos casos alejarse de los lugares donde tradicionalmente el camarada estaba, la barra, el café, el club, etc.? Fulano que está en el club “no milita”, pero sin embargo el compañero es estimado por los socios, trabaja en esa organización; ¿podemos considerarlo un pasivo?; ¿o debemos realizar un trabajo tendiente a que ese compañero eleve su nivel político, su conciencia y continúe trabajando, mejor que antes, en ese organismo de masas, coloque más prensa, discuta de política, difunda las posiciones e ideas de nuestro Partido, gane a los que lo rodean para nuestras ideas, reclute?
Creo que la respuesta no hace falta darla. En general nos vamos a poner de acuerdo. Este ejemplo es un buen ejemplo, podemos encontrarnos con camaradas que desarrollan una actividad de masas de esta envergadura y hacia él también tenemos que tener esa preocupación, esta misma preocupación.
¿Es posible realizar esto? Si es posible. ¿Es posible de este modo hacer que en lugar de tener diez camaradas trabajando tengamos cincuenta? Sí, es posible. Pero es necesario cambiar.
Hoy N° 1798 15/01/2020