Claro, muchos dirán: ¿y qué quiere decir eso de comunista, si el comunismo ya no existe más? Porque lo que se dice ahora es que el comunismo no existe más. Da lo mismo Stalin que Hitler. Fue la bandera roja la que se clavó en el Reichstag y que aplastó a esas bestias del nazismo. Fue la bandera roja. Pero resulta que ahora algunos dicen que los crímenes del nazismo “sirven para cubrir los crímenes que hizo el stalinismo”. Y hay una ofensiva anticomunista feroz. Mao habría sido un simple asesino, no el liberador de la China feudal, de la China entregada al imperialismo, de la China donde morían de tres a cuatro millones de personas por año de hambre, de peste, de inundaciones. Y el comunismo “no existe más”.
Entonces ¿cómo nosotros somos comunistas? Esa es la historia, compañeros, de la clase obrera. Dijo Mao, que la dialéctica de los obreros y de los explotados es luchar, fracasar, para volver a luchar y volver a fracasar y así hasta triunfar. Y cuando uno estudia la historia de la Humanidad, eso no es una muletilla; porque el primer intento del proletariado de tomar el poder fue con la Comuna de París. Duró unas pocas semanas. Se unieron los alemanes con los franceses, los aplastaron. Y como dice la canción que se llama “el tiempo de cerezas”, florecían los cerezos cuando la burguesía francesa fusiló a 70 mil obreros en lo que se llama el Muro de los Fusilados en París.
Y los burgueses se quedaron tranquilos: habían terminado con el comunismo. Habían matado a 70 mil obreros y luchadores que estuvieron en las barricadas exigiendo un gobierno de los obreros, e implantando un principio que hasta hoy rige para nosotros: que ningún funcionario va a ganar más que un obrero calificado, y que son renovables. Esos principios que implantó la Comuna, sirven hasta hoy.
De la Comuna de París se escapó una mujer, Luisa Michel, que dirigió los piquetes femeninos. Fue a La Polinesia y de La Polinesia se fue a Chiapas, porque las ideas socialistas llegaron a Chiapas con Luisa Michel. Y muchos años después, uno que había sido estafeta de Luisa Michel entre los batallones femeninos, que tenía 13 años cuando La Comuna, Andrés Dupont, ya viejito, con su mujer ciega, llegó al pueblo de Casilda, creó los sindicatos anarquistas, después creó la filial del Partido Comunista de Casilda, donde afilió a Florindo Moretti, un ferroviario, que sería secretario del Partido Comunista de Santa Fe.
Es decir que no mueren las ideas del comunismo. 70 mil fusilados, pero no terminaron con las ideas del comunismo. Porque estas ideas son ideas que tienen los oprimidos desde que la sociedad de clases se instauró. Algún día vamos a acabar con la explotación del hombre por el hombre. Algún día todos los hombres van a ser iguales, y se va a terminar con esta situación actual que tenemos. Y entonces ¿por qué vamos a dejar de ser comunistas? Vamos a seguir luchando por el comunismo, hasta que el comunismo triunfe, no tengo ninguna duda de que va a triunfar.
Dicen, bueno, ustedes son unos optimistas… ¿Cómo se podría decir? Somos incurables. Claro, cuando el otro día salió en el diario que en el sur de China hay 500 fábricas paradas porque están en huelga. Y nosotros sabemos que gran parte de esas huelgas están dirigidas por compañeros que se reivindican maoístas. Que hay millones de maoístas en China.
Entonces nosotros seguimos creyendo que el comunismo, compañeros, va a triunfar, y que vale la pena dedicarle la vida al comunismo. No es una vida perdida. Perdida es la vida de los que creyeron que estaban luchando por el comunismo y en realidad estaban luchando por el revisionismo, por la restauración capitalista como pasó en la Unión Soviética, y como pasó con los militantes de esos partidos comunistas que a la hora de la verdad terminaron siendo, como el Partido Comunista de acá en la Argentina, como dijo el Che Guevara, un partido que creó un banco y ahora es un banco que tiene un partido.
Entonces, seguimos siendo comunistas y por eso les pedimos el aporte para este partido, para el Partido Comunista Revolucionario. Es decir, no les pedimos el aporte simplemente para una coyuntura, les pedimos el aporte para algo que estamos tratando de construir con visión de futuro y que tenemos la seguridad de que va a triunfar más tarde o más temprano. No sabemos el camino. Así como ni Marx ni Engels se imaginaron que el camino de la revolución iba a ser el que fue, ni Lenin tampoco se imaginó que iba a ser el que fue, nosotros no podemos imaginarnos cómo va a ser el camino. Pero que la clase obrera y los oprimidos se van a abrir camino y van a triunfar más tarde o más temprano sobre sus explotadores, no me cabe ninguna duda. Tenemos plena confianza en eso.
Foto: Otto Vargas, secretario general del Partido Comunista Revolucionario desde su fundación en 1968 hasta su fallecimiento el 14 de febrero de este año.