Noticias

23 de July de 2014

Junto a la brutal descarga de la crisis sobre las espaldas de la clase obrera y el pueblo, el kirchnerismo ha profundizado la represión. El pueblo lucha para no ser el que pague los platos rotos, y el gobierno contesta con represión para hacer pasar el ajuste y que los poderosos se la puedan seguir llevando en pala.
Pero donde el kirchnerismo le está prestando un gran servicio a las clases dominantes es al haber avanzado más que nadie en los métodos cibernéticos de detección de personas para la represión del Estado. Tema poco difundido y que la oposición de derecha no cuestiona ya que aspira a usufructuarlo si llega al gobierno.

Sonríe, Cristina y Milani te filman

El sistema de espionaje Sibios

Los tres pilares del “gran hermano K”

Los tres pilares del “gran hermano K”
En noviembre de 2011 el gobierno de Cristina Kirchner presentó en sociedad el Sibios (Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad). Es un sistema de identificación biométrica centralizado que permite a los organismos de seguridad (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura, Policías provinciales y organismos de inteligencia del Estado) cruzar información con datos biométricos y otros datos personales. Un dato biométrico es una característica física única que permite identificar a una persona. Ejemplos de estos datos son la geometría del rostro, nariz, orejas, ojos; las huellas dactilares; la firma manuscrita, etc.). El gobierno presentó el Sibios como un gran avance en la lucha contra el delito bajo el slogan: “Si nos conocemos mejor, nos cuidamos más“.
Posteriormente el ministro Randazzo lanzó su cruzada de renovación de documentos por la cual los 40 millones de argentinos deberemos tener renovado nuestro DNI al 1° de enero de 2015. Cualquiera que haya hecho el trámite habrá notado que ya no hace falta llevar las tradicionales fotos 4 x 4, ni tocar el “pianito” con tinta; sino que el rostro, las huellas dactilares y la firma son escaneados en forma digital; pasando así a ser parte de la base de datos del Sibios.
Este círculo se completa con las decenas de miles de cámaras instaladas en los municipios de la Argentina, los peajes, etc. con el gran negocio montado alrededor de la seguridad.
Este coctel informático con el sistema Sibios a la cabeza, los nuevos DNI como base de datos, y la proliferación de las cámaras de seguridad como fuente de búsqueda, dan como resultado un salto gigantesco en el carácter fascista del Estado, que ahora puede identificarnos permanentemente, seguir nuestros pasos y perseguirnos. En realidad el Proyecto X, con el que la Gendarmería filmaba las manifestaciones disfrazada de periodistas, no era más que generar “prueba de rostros” que después serían identificados por el Sibios para luego perseguirlos ya sea judicialmente o extrajudicialmente. Lo mismo que los drones, esos avioncitos no tripulados que llevan una cámara y que han filmado desde el aire las últimas movilizaciones de la CCC.
Imaginemos al genocida general Milani pidiéndole a un operador “decime qué hizo fulano tal día” y en minutos puede saber por cuáles cámaras y a qué hora exacta pasó esa persona. O a Berni decirle “ubicame a esta persona” y, ni bien cruce una de las miles de cámaras del sistema el “marcado” será entregado en sus manos.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, advirtió que Argentina tiene el “el régimen de vigilancia más agresivo de todos los Estados latinoamericanos“. Y el científico estadounidense Richard Stallman, uno de los padres del software libre, anunció en su último viaje a nuestro país. “Es mi última visita a la Argentina“, ya que no piensa someterse a Sibios.
Este sistema ya quisieron implementarlo en Inglaterra en 2006. Pero gracias a la presión social en el año 2010 una ley obligó al Estado a destruir todos los registros biométricos almacenados. En Francia, en marzo de 2012, se declaró inconstitucional la ley que establecía que más de 45 millones de sus habitantes debían digitalizar sus rostros y huellas dactilares. Sin embargo en Argentina, en silencio y con el argumento de la lucha contra la inseguridad, nos meten este sistema que viola todas las garantías individuales, por decreto de necesidad y urgencia y sin ninguna normativa sobre quién y cómo lo manipulan. Está claro a esta altura que el slogan que promovió C.K. “Si nos conocemos mejor, nos cuidamos más“ es para el relato, para la tribuna. Porque el verdadero sentido es “Si los conocemos más, los podemos controlar y perseguir mejor”.
 
A Randazzo no le alcanza y quiere ir por más
En el mes de junio pasado el ministro Florencio Randazzo firmó un acuerdo con la Casa de la Moneda de Madrid para un nuevo DNI que se comenzará a elaborar en 2016 y tendrá incorporado un Chip con datos de la historia clínica, el legajo de Anses, de PAMI y la tarjeta SUBE. Es decir tendrán centralizado qué viajes hacemos, si cambiamos de trabajo, qué enfermedades tenemos, qué remedios tomamos, etc. 
Ya no les alcanza con pinchar los teléfonos, infiltrar las movilizaciones, plantar micrófonos. Dieron un salto gigantesco con el Sibios y ahora, con este DNI con chip, pretenden tenernos ubicados en tiempo real. El chip es un elemento pasivo que responde a una señal. Por ejemplo en un acto opositor, una asamblea, ya sea una simple reunión o un evento de miles, con sólo esconder un minúsculo emisor de señal en la puerta del entrada, los servicios de inteligencia tendrían el listado de todos los presentes a través del chip de su DNI. O bien podrán por la calle, sin que uno se dé cuenta, apuntarnos con un emisor de señal y saber todos nuestros datos.
 
Bases para un estado fascista
Solo imaginar hasta dónde hubieran llegado los crímenes de la dictadura videlista de haber contado con este sistema, nos hace erizar la piel. Pues es justamente un genocida impune de esa dictadura, el general Milani, quien tiene hoy en sus manos estas herramientas.
El uso de alta tecnología para la represión trae el recuerdo del papel jugado por IBM bajo el nazismo. La multinacional yanqui colaboró con Hitler en el “censo racial” de 1933 y, a partir de allí, a través de las tabuladoras y perfoverificadoras (antecesoras de las computadoras) elaboraban las listas de judíos, obtenían sus cuentas bancarias, administraban los campos de concentración, etc. La filial IBM de Alemania fue la más exitosa de la época y estaba exenta de impuestos. A tal punto que Thomas Watson, el presidente de la compañía, viajó a Alemania y recibió la más alta condecoración que el Reich podía dar a un extranjero.
Al igual que Watson, Cristina Kirchner, que sueña con pasar a la historia, lo hará entre otras cosas por este formidable aporte a las clases dominantes para perseguir a quienes nos oponemos a esta política de entrega, hambre y represión. 
Es necesario unir a las fuerzas verdaderamente democráticas, populares y nacionales para luchar por desmontar este siniestro engendro de la inteligencia represiva del kirchnerismo.