La dirigente social, perteneciente a la Corriente Clasista y Combativa, apuntó directamente contra el gobierno por el atentado que sufrió en agosto pasado. Julia Rosales explicó cuáles son los motivos por los que, desde la CCC, no creen en la hipótesis del ataque de un sicario y entienden que pudo ser la policía o el gobierno quienes atentaron contra su vida.
La dirigente social, perteneciente a la Corriente Clasista y Combativa, apuntó directamente contra el gobierno por el atentado que sufrió en agosto pasado. Julia Rosales explicó cuáles son los motivos por los que, desde la CCC, no creen en la hipótesis del ataque de un sicario y entienden que pudo ser la policía o el gobierno quienes atentaron contra su vida.
Al ser consultada por su estado de salud tras el atentado que sufrió en agosto del 2017, la dirigente social entró en detalles sobre algunas cuestiones vinculadas al ataque que sufrió en la puerta de su casa de Vicente López y que han generado suspicacias en la organización.
—¿Qué recuerda del momento del ataque?
—El tipo que me atacó a mí, me siguió desde la oficina donde trabajamos, no simuló nada. El tipo se arrimó, yo estaba por salir de mi auto con la cartera, con la llave de mi auto, miro por el espejo y veo que saca un revólver de su riñonera. Me di cuenta de que eso era para mí. Me imaginé que era un robo y me agaché para que el tipo no me viera.
El tipo pone el revólver en el vidrio del auto y pega un tiro pensando que se iba a romper. El vidrio no se rompe porque era polarizado y le quedó el agujero. Por el agujero mete el revólver y ve por donde podía tirar. Es así como el tipo me pega los tres tiros, dos en el brazo y uno en el pecho, y dos tiros más que van a parar a la ventanilla del otro lado.
Fue a las 4 de la tarde en la puerta de mi casa, donde pasan colectivos y un montón de gente. No me robó la cartera ni nada, venía a matarme.
—¿Qué sucedió con la causa?
—En el video que me muestra después el fiscal se ve un coche atrás del tipo. Primero el fiscal me dijo que era un coche de apoyo y después me dijo que no, que era un coche de la policía que se fue atrás del tipo a perseguirlo.
Y después resulta que cuando me muestra la causa, aparecen dos policías –mujer y hombre— que eran los que estaban en el coche (negro que se ve en el video. Nota del R.), firmando en la causa que se habían quedado a auxiliar a la víctima. A mí no me auxilió nadie más que la gente que pasaba. Yo salí con un brazo destrozado y me pusieron dos fierros en los dos huesos más una chapa en el codo. Por suerte la estoy contando, tengo una bala que me atravesó todo el pecho. Tuve mucha suerte de que no me agarrara algo vital porque me podría haber desangrado y me podría haber pegado un tiro más certero y yo ya no estaba acá.
Lo que más llama la atención es que después de todo esto, nosotros pedimos las cámaras para ver desde donde el tipo me seguía. Las cámaras privadas dan que el tipo me seguía desde la oficina donde nosotros tenemos la cooperativa. A una cuadra el tipo ya me estaba siguiendo. Cuando pedimos las cámaras de la policía de la Ciudad de Buenos Aires, las cámaras dan negativo como si ningún tipo me siguiera.
—Eso les generó sospechas…
—Me llamó mucho la atención que esto fuera una cosa de un dealer [vendedor de drogas] o un sicario, porque no podía ser todo tan orquestado. Primero un coche de apoyo, después que ‘se quedaron a auxiliarme’ y no fue así, cosas raras.
La cuarta cosa que pasó fue que el mismo policía que me hizo hacer el recorrido, porque en la Ciudad de Buenos Aires está el monitoreo satelital y te pueden tomar la foto de la chapa de los autos a una cuadra, dos cuadras o tres, no es que tenés que esperar, resulta que no aparecen las fotos de la moto. El policía que me lleva me dice ‘eso es normal’ ¿por qué es normal? ‘porque si yo estoy haciendo una investigación y no quiero que sepan, mi chapa la voy a tapar porque tengo hijos y tengo mujer. Si la moto está a nombre mío, puedo ser acusado de algo’. Eso me dijo el mismo tipo de la policía, con lo cual me está diciendo que ‘hay alguien de acá que te hizo esto’. No es que te lo dice alguien de afuera.
—¿El fiscal dijo algo al respecto?
—El fiscal primero vino a donde yo estaba internada y me dijo ‘señora ¿y si vienen a terminar el trabajo?’. Ahí le dije que me pusieran inmediatamente custodia en el hospital. ‘Yo no tengo jurisdicción acá porque soy de provincia’ me respondió. Entonces pedí que me pusieran custodia de la Policía Federal y la pusieron. Pero mis compañeros me hicieron la custodia, porque no confío en que ellos me hagan la custodia. Si no cuando yo estaba durmiendo me pegaban dos tiros y no me daba ni cuenta.
Todo eso pasó en un momento en que se estaba enrareciendo el ambiente, se decía que junio iba a ser un mes de mucho movimiento en la calle y que julio iba a ser ‘un mes de muertos’. En julio lo matan a Maldonado, en agosto pasa lo mío y en septiembre pasa lo de Nahuel. Todo es una seguidilla de cosas que hacen que este gobierno busque una excusa para endurecer la situación.
—¿Usted sospecha del gobierno?
—Del gobierno y de la policía. Fue un ataque contra la CCC porque ni antes, ni durante y nunca nos van a sacar de las calles. Mientras exista injusticia, mientras exista opresión, mientras exista explotación hacia los más vulnerables de la sociedad que son los trabajadores y el pueblo, nosotros vamos a estar en la calle. Le guste al gobierno o no le guste, repriman o no repriman.