1. El ejemplo de los trabajadores de Terrabusi
La firmeza de la lucha de las trabajadoras/es de Terrabusi –el lunes volvieron a cortar la Panamericana por 8 horas– ganó el apoyo de una enorme oleada de solidaridad. Paros de una hora por turno en el frigorífico Rioplatense y otras fábricas, cortes de ruta, calles y puentes, movilizaciones, actos, festivales, pronunciamientos de cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos –hay días que llegan más de un centenar a la planta de Pacheco–, un reguero de movilizaciones del movimiento estudiantil, apoyo de artistas, personalidades de la cultura, dirigentes políticos y legisladores.
Esa solidaridad rompió el cerco informativo. En muchos casos, con periodistas que se juegan, contrariando las presiones de “bajar los decibeles sobre Terrabusi” que llegan desde el Ministerio de Trabajo y las usinas patronales.
El conflicto de Terrabusi barrió con el ocultamiento de la realidad de la crisis, instalando temas claves en la agenda política:
1) La nueva oleada de despidos provocados principalmente por los monopolios imperialistas que los descargan sobre sus filiales golpeando a los trabajadores y a la economía nacional.
2) La violación de las leyes nacionales por esos monopolios imperialistas, que recurren al matonaje, y compran a la prensa, la justicia y el gobierno para imponer sus objetivos.
Ni un despido
La lucha de los trabajadores de Terrabusi es muy difícil. La directiva del sindicato trabaja para dividir y aislar a los trabajadores.
La patronal de Terrabusi, el monopolio yanqui Kraft Food, durante la bonanza económica se llevó del país cientos de millones de dólares, y ahora pretende descargar su crisis sobre los trabajadores argentinos y la economía nacional. Durante la campaña electoral, la presidenta dijo que no iba a permitir despidos, le dio a la General Motors millones de pesos para ayudar a ese monopolio imperialista. Pasadas las elecciones, el gobierno habló de crear 100.000 puestos de trabajo, pero mira para otro lado mientras la Kraft despide, y viola la ley.
Cristina Kirchner viajó a Estados Unidos. Ahí se reunirá con los jefes de 18 monopolios yanquis, y con banqueros. El ministro de Economía Boudou, que es parte de su delegación, avanza en la negociación por el pago de la deuda ilícita y fraudulenta a los países imperialistas del Club de París. Es público que el gobierno kirchnerista hizo gestiones para una reunión de Cristina K y Obama, y fracasó. Se ha sabido que Obama es muy amigo de Warren Buffet, segundo en la lista de millonarios yanquis, y cabeza del fondo de inversión que tiene el principal paquete de acciones de la Kraft. ¿Qué fue a negociar Boudou con los empresarios yanquis y los usureros? ¿Estará el conflicto de Terrabusi en esas mesas de negociaciones? Boudou es un cuadro formado en la derecha entreguista y represiva, fue dirigente del UPAU, la organización estudiantil del partido de Alzogaray, figura del golpe de Estado de 1955 contra Perón.
En esas difíciles condiciones, la lucha de Terrabusi se viene abriendo paso por la unidad y combatividad de sus trabajadores, su cuerpo de delegados y su comisión interna; por la claridad con que mantienen el blanco en la patronal uniendo su reclamo a la denuncia del pisoteo de la soberanía nacional. Y también por la amplia solidaridad de fuerzas de movimiento obrero y popular, patrióticas y democráticas.
2. Sigue la bronca agraria
El triunfo de la marcha y el acampe multisectorial, encabezado por la Federación Nacional Campesina, ha tonificado y profundizado esta segunda vuelta de la Rebelión Agraria.
Rápidos para defender a la oligarquía patagónica, su patrona, gobiernos de esas provincias como el de Neuquén, han salido con versiones sobre supuestas incursiones de la ETA y las FARC para tratar de justificar la represión a los mapuches con que tratan de mantener la opresión centenaria sobre sus comunidades y continuar con el negociado de sus tierras ancestrales. Versiones similares sobre el NOA circularon en su momento, alentadas por un grupo trasnochado de militares fascistas (que reciben buena paga, para hacer circular esas versiones, de Eurnekián y otros oligarcas de la región). Gobiernos provinciales reaccionarios, oligarcas (por naturaleza cipayos) y militares fascistas se unen en defensa de la extranjerización de la tierra, y buscan romper la unidad de criollos y originarios, única base real para defender la soberanía nacional en la mayor parte de nuestras fronteras.
La situación de los trabajadores rurales, el campesinado y los chacareros se sigue agravando, tanto por el fracaso de la cosecha, como por la sequía. En medio de esa situación, el gobernador bonaerense Scioli lanzó un impuestazo, golpeando aún más a los chacareros. La respuesta vino del Consejo Federado Bonaerense de Federación Agraria, con una movilización de protesta que exige que esa medida, con media sanción de la Cámara de Diputados provincial, sea derogada.
El gobierno K estudia elevar a ministerio la actual secretaría que atiende los temas agrarios. El nuevo ministro sería Julián Domínguez: “Joven brillante del menemismo (secretario de la juventud en los ’90), ministro de Ruckauf y hoy del riñón de Scioli” (Clarín, 16/9). En aquellos años en los que Domínguez era un joven mimado por el menemismo, la política de ese gobierno liquidaba más de 100.000 chacras, engordando los latifundios de Elztain, Eurnekián, Urquía, Benneton, etc. Los mismos que ahora engordaron con la liquidación de 60.000 chacras, gracias al “capitalismo de amigos” de los Kirchner.
3. Remedios sangrientos
La política sanitaria del kirchnerismo se va mostrando como una verdadera cloaca. Ya en el año 2005, cuando murieron tres mujeres en Río Negro, una de ellas embarazada, quedó en evidencia la operación con medicamentos falsos. El gobierno no hizo nada. Ahora salió a flote la mugre, con Zanola, la Bancaria y los medicamentos truchos, vencidos o robados; asociación con laboratorios vinculados al triple crimen de Pilar; el saqueo y los negociados de las obras sociales; la sociedad de las mafias de los laboratorios con Capaccioli, el recaudador de las campañas electorales K.
Además, mientras sigue golpeando la gripe A, y con la primavera va a resurgir el dengue, el proyecto de presupuesto 2010 K presentado al Congreso rebaja $ 436 millones los fondos destinados a la salud pública.
El kirchnerismo maneja la salud como el hambre. Solo atiende a sus intereses políticos y económicos, sin importarle que está jugando con la vida de las masas populares. Cuestiones como estas son las que hacen crecer el odio de masas al gobierno, masas asqueadas por las miserias de las peleas de los de arriba, mientras abajo castiga el hambre, las enfermedades, la desocupación, y otras las calamidades.
4. La verdadera libertad de prensa
Es una gran mentira el debate entre el gobierno y las derechas opositoras, sobre la ley de medios audiovisuales, como si se tratara de la libertad de prensa.
¿De qué libertad de prensa hablan cuando el Ministerio de Trabajo “aprieta” para que no se publique la lucha de Terrabusi, y la patronal yanqui paga para que aparezcan sus mentiras?
Está vigente la ley fascista de la dictadura. Sobre la base de esa ley, Néstor Kirchner dictó el decreto que prorrogó las licencias de Clarín, cuando jugaban en el mismo equipo. Clarín, por su parte, usó esa ley para devorar 260 canales de cable y muchísimas radios, mientras el gobierno miraba para otro lado. Lo mismo hicieron otros grupos (Vila-Manzano, Prisa, etc). En medio de ese ataque a muchos medios locales democráticos y a muchos periodistas progresistas, el kirchnerismo buscó armar su propio multimedios, negociando primero con Clarín, luego intentando comprar el Canal 11, y finalmente usando el Estado para quedarse con Telecom como portaaviones para su emprendimiento mediático. Las radios y algunos canales democráticos o progresistas que sobrevivieron fue con lucha.
Hay que liquidar la ley fascista de la dictadura, esto es justo. El gobierno intentó –y sigue intentando– utilizar esa situación para el armado de su propio monopolio multimedio y barrer a Clarín, que esponsorea a sus rivales. Presionado por la indignación frente a su proyecto de ley –resistido hasta en su propia tropa–, debió hacer concesiones. La más importante fue sacar a las telefónicas del negocio; aunque es una concesión precaria, porque puede reformarla a través de otras leyes. Mientras tanto, la “autoridad” creada en la ley les permite a los K el control del nuevo sistema hasta el 2013, lo que les da una palanca fuerte en el período de desguace de sus rivales. Además, el proyecto aprobado en diputados le da un tercer durísimo golpea a sus rivales de Clarín (después de los que ya había dado con la estatización del fútbol en sociedad con la mafia de Grondona y la elección de la norma japonesa de TV digital).
Las maniobras, de uno y otro bando, en la Cámara de Diputados, violando todo, con grupos de presión y “chequeras”, es demostrativa de “la democracia” que tenemos. ¡Que va a preocuparse por los medios a manos de las ONG el gobierno, que chantajea a las FM: o son oficialistas o mueren en el intento. Mientras los lobbystas de Clarín reclaman como “mejora democrática” que le amplíen los plazos del desguace para frenarlo en el futuro Congreso o en la justicia.
Las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, pueden aprovechar esta guerra de bandas monopólicas, pugnando por arrancar conquistas democráticas y progresistas que mejoren la situación jurídica y faciliten la instalación de radios, TV locales, etc.
La lucha por estas conquistas fortalece el camino por una verdadera libertad de prensa, que sólo podrá ser tal cuando se de vuelta la tortilla y sean los trabajadores y el pueblo, y las fuerzas patrióticas y democráticas los que tengan a la sartén por el mango.