El martes 18 de agosto la patronal yanqui de Terrabusi Kraft mandó 150 telegramas de despido, incluyendo a la totalidad de la Comisión Interna, varios delegados y tres congresales del STIA.
A partir de este día, los trabajadores libraron una gran batalla por la marcha atrás con los despidos. Con la Comisión Interna a la cabeza, en masivas asambleas en todos los turnos resolvieron permanecer dentro de la empresa, despedidos y no despedidos, hasta que el gobierno hiciera cumplir la conciliación obligatoria dispuesta por el Ministerio de Trabajo de la Nación el mismo martes 18 por la noche, y que la empresa se negó a acatar hasta el lunes 24.
Las obreras y obreros denunciaron que los despidos eran “en represalia a la lucha de los trabajadores exigiendo medidas sanitarias frente a la epidemia de la Gripe A”. La empresa pretendió transformar un conflicto gremial en un conflicto penal, y salió por los medios a decir que los despedidos son “criminales”.
Desde el primer momento de conocida la noticia, se comenzó a desplegar una inmensa solidaridad popular. Centenares de personas se acercaron a la puerta de la planta llevando adhesiones, dinero, mercadería, frazadas, y poniéndose a disposición de los trabajadores.
Dentro de la planta creció la unidad entre despedidos y no despedidos. “Tenemos el cuarto gremial lleno de mercadería”, nos contaba un compañero de la Comisión Interna, “traen frazadas, colchonetas, nos dan los vales de comida. Es impresionante, los compañeros no están dispuestos a retroceder”.
Del lado de afuera, organizaciones solidarias montaron un acampe. Algunos, como los desocupados de la CCC y el MIJP de la Zona Norte, y compañeros de la JCR, instalaron una olla popular desde el primer día, y se turnaron para no dejar solos a los compañeros. Además, se realizó un gran despliegue de pintadas e iniciativas en fábricas, colegios, facultades, barrios, etc.
Una tremenda batalla política
En estos días se desarrollaron múltiples actividades, como cortes en la Panamericana, actos en la puerta, festivales el fin de semana, entrevistas con sectores políticos, sociales y religiosos, etc.
Estaba claro para los compañeros que había que desarrollar la más amplia unidad para aislar a la patronal, que intentaba criminalizar un conflicto laboral, acusando a los despedidos de “actuar de manera violenta”, y mostraba desafiante el camino a otros sectores de las clases dominantes, para hacerle pagar la crisis a los trabajadores, con despidos y ajuste.
Se libró una tremenda batalla política. El gobierno nacional intentó “hacer la plancha”, al igual que las direcciones de la CGT y del STIA, que más allá de declaraciones de apoyo, no tomaron medidas efectivas. De ahí el reclamo hecho desde el inicio del conflicto por el coordinador de la Interna, Ramón Bogado, de que “El Sindicato declare ya un paro nacional de la alimentación”.
Festival y testimonios
“Lo que dicen los compañeros es muy sentido. Cada vez que hablan los de la Interna o algún despedido, es lágrimas por todos lados. Tené en cuenta que los aprietes son muy grandes. Anda el vicepresidente de Kraft por las líneas diciendo ‘que se vayan esos que molestan’”, dice un compañero de la Interna.
Frente a la planta, día tras día se sumaron las expresiones solidarias. La noche del sábado un vecino se arrimó al festival y dijo “no conocía nada del conflicto, y eso que vivo acá cerca. Cuenten conmigo”. Una señora que vende churros a la salida de los turnos reclamó “Yo, que cada día me levanto pensando cómo les voy a dar de comer a mis hijos, entiendo a estos hombres y mujeres”.
Desde el sábado por la tarde hasta el domingo por la noche, pasaron decenas de músicos solidarios por el improvisado escenario, para acompañar con su arte a los centenares que se plantaron junto a los trabajadores.
Un compañero despedido nos decía: “Esto es muy fuerte, la solidaridad de todos. A nosotros nos da mucha fuerza para bancar tantos días. Y estamos convencidos que no nos van a poder sacar de acá”.
“Somos soldados
de su causa”
El coordinador nacional de la CCC, Amancay Ardura, expresó el 21 frente a la planta: “Estamos acá porque es nuestra obligación y siempre hemos estado al lado de los trabajadores de Terrabusi, como estamos al lado de todos los despedidos y suspendidos en el país. Tenemos una enorme confianza en los 2.700 obreros de Terrabusi. Han sido un ejemplo siempre. Por eso somos soldados de su causa, que es la causa de toda la clase obrera”.
Por el paro general
El domingo 23 el secretario del STIA fue a la planta. Allí los trabajadores le reclamaron que llame a un paro general de todo el gremio. Con firmeza se le acercaban compañeras con sus hijos diciéndole “hace cinco días que estamos acá con los chicos, pasando frío a la noche ¿usted no tiene familia?” Ante la presión, Daer dijo delante de todos que si en la audiencia del lunes no se resolvía el reintegro de los despedidos, llamaría a un paro.
El lunes 24, más de un centenar de trabajadores marcharon al Ministerio de Trabajo en Capital Federal, acompañados por organizaciones sociales y políticas solidarias, a una audiencia en la que, tras intensas discusiones, la empresa acordó acatar la conciliación obligatoria, y que todos los despedidos se reintegren a sus puestos de trabajo, incluida la Comisión Interna y los delegados.
Ramón Bogado, coordinador de la Comisión Interna de Terrabusi Kraft
Para triunfar hay que unir a todos los compañeros
El lunes 24 por la noche, luego de la audiencia en el Ministerio de Trabajo, conversamos telefónicamente con el compañero Bogado, quien había reingresado a la planta: “La audiencia fue muy tensa, muy larga. La empresa sigue planteando que quiere licenciar a los despedidos, y ver caso por caso. Eso fue rechazado. ‘Todos adentro’, le planteamos. Hubo muchas discusiones, estuvimos seis o siete horas adentro, hasta que sale una nueva resolución del Ministerio de Trabajo, que avanza un poco más porque obliga a la empresa a que, a más tardar el día martes a las 6 de la mañana, largue la producción con todos los compañeros despedidos en sus puestos de trabajo.
Acabamos de hacer una asamblea general, con los compañeros despedidos y con todos los compañeros que están en planta, y se aceptó una moción de quedarnos todos en la planta.
Las últimas asambleas antes de la audiencia confirmaron que esto venía con una gran firmeza, ya desde el mismo martes, cuando resolvimos quedarnos adentro y mantenernos en los puestos de trabajo. Se fue ganando a los compañeros, que veían con gran entusiasmo nuestra lucha, se fueron incorporando. Estuvieron los dos cortes de Panamericana, muy grandes, y con una gran confluencia, y realizamos un gran festival el fin de semana, con cientos de compañeros en la puerta y adentro. Esto también fue algo muy bueno en esta lucha que estamos llevando para que nos restituyan en los puestos de trabajo.
El estado de ánimo es muy bueno, es muy importante el oxígeno que nos dan los compañeros. Hay que tener en cuenta que hace siete días que estamos acá adentro. Ellos apostaban a desgastar este conflicto, a desangrarnos. No lo han logrado. El ánimo de los compañeros es muy alto y es muy combativo. Por unanimidad se resolvió quedarnos todos acá hasta que el último compañero se reintegre a su puesto de trabajo.
Para poder triunfar hay que llegar a la unidad de todos los compañeros. El gran avance fue en la discusión en las asambleas donde se acordó no producir las tareas. Del temor pasaron a ser muy solidarios, porque vieron que entre todos vamos a tener que luchar para resolver esta situación.
“Acá trajeron la solidaridad la Comisión Interna y el cuerpo de delegados de Ford, de la Interna de Stani vienen permanentemente, del frigorífico Rioplatense, de una petroquímica, de distintas fábricas, de distintos gremios, organizaciones sociales y políticas… toda esa solidaridad que se expresó en el corte de Panamericana, con todas las organizaciones, cuerpos de delegados y gran participación de los compañeros de Terrabusi.
“Y nosotros desde ya damos el agradecimiento a la Corriente Clasista y Combativa, que nos ha acompañado acá y en el corte que ha tenido una repercusión nacional”.
Al cierre de esta edición, martes 25 al mediodía, los despedidos habían podido ingresar a la planta, sin tomar aún las tareas en sus puestos de trabajo.
Se ganó un round muy importante, en una batalla que es muy dura.