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31 de May de 2023

13° Congreso del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina

Tipo de país y carácter de la revolución

Continuamos con la reproducción de extractos del Programa del PCR, aprobado en su 13° Congreso, realizado en octubre del 2022.

La burguesía nacional, una fuerza intermedia

En un país oprimido por el imperialismo como el nuestro, la burguesía se divide en dos sectores:

La burguesía intermediaria, subordinada y asociada a los imperialismos, enemiga de la revolución y la burguesía nacional (urbana y agraria) [19] y el campesinado rico.[20] La burguesía nacional como clase es oprimida por el imperialismo y constreñida y limitada por el latifundio terrateniente. Pero a su vez está vinculada por múltiples lazos a los monopolios imperialistas y a los terratenientes. La burguesía nacional es una clase de doble carácter: por un lado es oprimida por el imperialismo y por el otro es contraria a la clase obrera.

La consideramos una fuerza intermedia porque en esta etapa de la revolución no integra el campo de sus enemigos. Pero tampoco integra como clase el frente de liberación nacional y social. Como enseña nuestra experiencia histórica la burguesía nacional es incapaz de enfrentar revolucionariamente al imperialismo y a los terratenientes.

Desde nuestro Primer Congreso definimos nuestra línea de neutralizar a la burguesía nacional como clase. La política del proletariado hacia ella, en esta etapa de la revolución, es de unidad y lucha (nos unimos con ella cuando enfrenta al imperialismo y luchamos contra ella cuando se alía con él o ataca a la clase obrera) y apunta a su neutralización como clase. Esto implica una política activa para ganar a un sector de la burguesía nacional (los sectores patrióticos y democráticos), neutralizar con concesiones a otro sector, y atacar a la capa superior, al sector que se alía con el enemigo.

Para juzgar a los distintos sectores de la burguesía nacional tenemos en cuenta sus características económicas, pero partimos siempre de su actitud política frente al imperialismo: ¿lo enfrenta, forcejea con él, o se subordina? De ahí la necesidad de ver qué predomina en cada momento político. La política nos ha enseñado que hay un sector que inexorablemente se une a los enemigos del pueblo, otro sector que enfrenta a los mismos, y que hay un sector muy grande que puede y debe ser neutralizado en esta etapa de la revolución.

Respecto de la capa superior de la burguesía nacional, nos referimos a un pequeño número de elementos de la derecha de la burguesía nacional que se adhieren al imperialismo, los terratenientes y la burguesía intermediaria, y se oponen a la revolución democrática popular, por lo que pasan a ser, también, enemigos de la revolución.

Incluso el sector de burguesía nacional posible de aliarse en determinados momentos a la clase obrera y a las fuerzas revolucionarias es vacilante, y cuando nos unimos a él, debemos estar alertas, porque lo más probable es que, en el futuro nos traicione; y porque cuando se une a nosotros lo hace disputándonos la dirección de las masas oprimidas a las que influencia.

Así como, cuando traiciona, no debemos confundir a la burguesía nacional con los enemigos estratégicos de la revolución, porque muy probablemente en el futuro debamos unirnos nuevamente con ella. El tratamiento de la burguesía nacional es uno de los problemas fundamentales de la revolución en los países coloniales, semicoloniales y dependientes.

 

El campo popular

El campo popular está constituido por todas aquellas clases, sectores y fuerzas sociales oprimidas por el imperialismo y las clases dominantes objetivamente interesados en el triunfo de la revolución en esta etapa y capaces de luchar en mayor o menor medida por ella.

Dentro del campo popular, las fuerzas motrices fundamentales de la revolución argentina son el proletariado, el campesinado pobre y medio, los sectores populares de las naciones y los pueblos originarios, la pequeña burguesía urbana, la mayoría de los estudiantes y de los intelectuales. El proletariado puede y debe ser la fuerza dirigente, solo con su hegemonía la revolución podrá triunfar.

En nuestro país, el proletariado no solo es la fuerza dirigente sino también el principal contingente de las fuerzas motrices de la revolución.

Sobre una población económicamente activa de 22,6 millones de personas, 19,8 millones corresponden a la categoría de trabajadores asalariados (más del 44% en condiciones de precarización laboral, 18,3 millones de ocupados y 1,5 millones de desocupados), es decir que tienen que vender su fuerza de trabajo para vivir. De ellos más de un millón y medio son rurales (permanentes y transitorios) y el resto urbanos, de los cuales aproximadamente la mitad son obreros propiamente dichos (principalmente en comercio, bancos, gobiernos y servicios).

El 30% del total de los asalariados (5 millones) no está registrado (trabajan “en negro”), por lo que carecen de todos los derechos sociales (obra social, seguros, jubilación.

Los trabajadores argentinos atesoran una larga experiencia de luchas sociales y políticas que jalonaron nuestra historia, que golpearon a los enemigos estratégicos de la revolución argentina, que permitieron el avance del conjunto del pueblo y el logro de conquistas importantes. Pero no pudo hasta ahora jugar su papel dirigente en la lucha por el poder. Por su ubicación en la producción, su concentración y organización, su tradición de lucha y su papel en nuestra historia, el proletariado industrial es el contingente más aguerrido y disciplinado de la clase obrera argentina, y debe tener una política para poder dirigir al conjunto del movimiento obrero y las demás clases y fuerzas sociales interesadas en la revolución.

El movimiento obrero está integrado por tres afluentes: los ocupados, los desocupados, y los jubilados y pensionados. Los ocupados son el componente fundamental del mismo.

El aliado principal del proletariado es el campesinado pobre y medio. El proletariado solo formando una sólida alianza con el campesinado puede conducir la revolución al triunfo.

El proletariado rural, como destacamento de la clase obrera, debe jugar el papel principal para forjar esa alianza, con la línea de apoyarse en los semiproletarios y campesinos pobres, unirse a los medios y neutralizar a los ricos. Debemos dar particular importancia al trabajo para movilizar y organizar a los campesinos pobres. Un gran paso ha sido la conformación de la Federación Nacional Campesina que permite su organización independiente. Es importante también una política para ganar a los medios y al sector patriótico y democrático de los ricos para la lucha antiterrateniente y antiimperialista.

El problema de la tierra resume la esencia del problema campesino en todo el país, y debemos saber ponerlo de relieve, conscientes de que su resolución no será posible por vías reformistas sino revolucionarias. La causa principal del fracaso de las revoluciones del siglo pasado, y ya en este siglo –en la época del imperialismo– estuvo en que no se propusieron o fueron incapaces de alzar a la lucha liberadora a las masas campesinas oprimidas por los terratenientes, masas que venían luchando contra éstos desde el inicio de la colonia. Si el proletariado no logra forjar una alianza estrecha con las masas explotadas y oprimidas del campo, tampoco triunfará.

Este es un debate clave para las fuerzas revolucionarias de Argentina y de América Latina: cómo unir el movimiento proletario de los grandes centros urbanos con ese vasto movimiento de campesinos pobres y sin tierra y de pueblos originarios que recorre toda América, que también está presente en nuestra patria: en los quinteros y medieros, en los tamberos, en los ovejeros y chiveros, en los vitivinicultores, fruticultores y campesinos del algodón, el azúcar, el tabaco, el té, la yerba mate, etc., y en los mapuches y tehuelches del sur y en los kollas, wichis, qom, mocovíes y guaraníes del norte.

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19. Burguesía agraria: capitalistas inversores en la actividad agropecuaria y conexas (producción, comercio, servicios) que contratan mano de obra asalariada (en pequeñas, medianas o grandes empresas).
20. Campesinos ricos: sector del campesinado cuyos ingresos provienen ya principalmente de la plusvalía extraída a obreros asalariados permanentes, que se ha capitalizado y trabaja en parcelas propias o arrendadas.

 

Hoy N° 1963 31/05/2023