1. Lo que deja el 24
1. Lo que deja el 24
Muy grandes movilizaciones y actos, en todo el país, volvieron a repudiar el golpe de Estado de 1976 y la dictadura genocida. En la mayoría de ellas se unió ese pasado con el presente de creciente represión y criminalización de la lucha popular.
La Plaza de Mayo reventó en el acto convocado por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia: la columna se extendía por muchas cuadras de la avenida de Mayo, imposibilitada de entrar porque la plaza estaba llena. Miles y miles de jóvenes acudieron a la convocatoria, junto a varios centenares de organizaciones sociales, entre ellas la CTA encolumnada, y un amplio arco político que fue desde una gran columna del PCR y la CCC, Proyecto Sur, MST, GEN, Libres del Sur, Izquierda Socialista, PO, PTS, hasta sectores radicales.
La masividad de los actos opositores al gobierno K, este 24, demuestran que el gobierno ya no puede ostentar “el monopolio” de los derechos humanos, mientras reprime y criminaliza la protesta. Lo que se expresó, también, en las grietas que surgen en el propio kirchnerismo, como el documento de HIJOS, en el acto central, reclamando derogar la ley antiterrorista y la apertura de los archivos de la dictadura. Y la gran presencia de jóvenes en actos como el del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, expresa el disgusto que crece en la juventud. Algo que se ve, también, en la intelectualidad, y en los movimientos de mujeres el 8 de marzo.
Además, las grietas en el kirchnerismo son cada vez más profundas. Un ejemplo de esto es que se le ha vuelto difícil al gobierno unificar una mayoría para imponer sus candidatos en la CGT.
2. Un cambio de situación
La masividad de este 24 es un nuevo hecho que muestra que hay un cambio en la situación política: crece el descontento en grandes masas populares y se deteriora el gobierno K.
Se acumulan los hechos que van provocando esos cambios. El ajuste presentado como “sintonía fina” mostró que el gobierno no había sido sincero en la campaña electoral cuando “pintaba” una Argentina de fantasía frente a un mundo en crisis. La inflación que carcome los salarios, las jubilaciones y los planes sociales; y la presión oficial por los topes en los aumentos; a lo que se sumó la tremenda descalificación de la presidenta a los docentes.
También por la represión a los pueblos que luchan por sobrevivir frente al saqueo, y la contaminación y el agotamiento de sus aguas. La ley “antiterrorista” y el espionaje con Proyecto X. La frialdad del gobierno frente a la sequía en el campo. La falta de autocrítica frente a la escasez de combustibles y cortes de energía, después de años en que el gobierno negó la crisis energética, y cuando se recuerda lo que dijo Néstor Kirchner cuando su socio y testaferro Eskenazi se quedó con un cuarto de YPF: “Hemos argentinizado YPF sin poner un peso”. Boudou, el vicepresidente, protagonista de una corrupción alevosa.
Pero la gota que desbordó el vaso fue la masacre ferroviaria de Once: la insensibilidad de la presidenta que se fue a Calafate, la brutalidad de sus funcionarios victimizando al gobierno y culpando a las víctimas, la cerrazón para reconocer sus responsabilidades en algo que conocen millones que viajan en los trenes; la defensa, en los hechos, de los Cirigliano, con los que el gobierno sigue haciendo negocios.
Hay cosas de las que es muy difícil volver, y la masacre de Once es una de ellas.
3. Crisis, ajuste y petróleo
El deterioro del gobierno no significa que no posea aún una fuerza muy poderosa y peligrosa. Vaciada, en gran medida, la Anses, el gobierno usó su mayoría en el Congreso para reformar la Carta Orgánica en el Banco Central para manotear los dólares y los pesos que necesita frente al deterioro de las cuentas públicas (tuvieron un déficit de $3.685 millones en el primer bimestre del año), y los malos datos de la economía (la producción industrial cayó un 0,8% en febrero en relación con el mismo mes del año pasado, y un 1,4% respecto a enero). La crisis avanza.
A contrapelo de esa realidad, el malhumor social obliga al gobierno a prolongar los tiempos del ajuste con “sintonía fina”; y eso cuesta plata. Además, el gobierno mide sus pasos porque comenzó a preparar sus planes para las elecciones legislativas del 2013, con el objetivo de aumentar su dominio del Congreso para posibilitar una reforma de la Constitución que permita la reelección de la presidenta.
La otra gran jugada del gobierno K es el control de YPF. Los tiempos lo apuran. De 28 barcos con gas licuado que necesita para sortear el invierno, pudo negociar uno, al doble del precio que paga el gas boliviano, y rechazó otros 6 a precios superiores.
Salta se sumó a la quita de concesiones a YPF ya realizada por Chubut, Santa Cruz, Neuquén y Mendoza. Es otra buena noticia.
El gobierno logró que las acciones de Repsol-YPF perdieran un valor de 5.000 millones de dólares, y apuntaría a que caigan 1.000 millones más. Con lo que para lograr el control de la empresa bastarían de 5.000 a 6.000 millones de dólares. Habrá que ver el resultado de la jugada española, que esta vez no repartió dividendos sino que los capitalizó en acciones. Está planteada la cuestión: ¿va a ser una sociedad “mixta” en donde el Estado pone la plata y los capitalistas amigos se llevan las ganancias?
4. Las banderas del 2 de abril
El 2 de abril habrán pasado 30 años de la recuperación de los archipiélagos y mares del Atlántico Sur que por historia, derecho y ubicación geográfica nos pertenecen. En todo el país habrá actos. Y se prepara una gran marcha nacional unitaria hacia la Embajada inglesa, símbolo del colonialismo imperialista que volvió a usurpar esos territorios por la fuerza, igual que en 1833 (ver pág. 16).
Ratificar nuestros derechos será una de las banderas a levantar en todo el país. Y la otra bandera que debe flamear ese día será reivindicar el heroísmo de los veteranos, que sin armas, como los civiles movilizados, o con las armas en la mano, como soldados, suboficiales y oficiales, enfrentaron al enemigo imperialista. No hay contraposición con el 24 de marzo, porque fue desbordando a la traición y la desastrosa conducción de la dictadura, que esos veteranos hicieron lo que hicieron, junto al pueblo argentino que lo apoyaba, y a Latinoamérica que se solidarizó con nosotros.