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02 de October de 2010

Doble discurso K frente a la crisis: anuncia obras que no hace, lo único que le importa es engordar su caja. Con las luchas y las multisectoriales hay que imponer medidas anticrisis: que la paguen los que se llenaron los bolsillos.

Torcerle el brazo a la política K

Hoy 1248

1. Crisis, guerras y tormentas
El brutal ataque del ejército fascista de Israel a Gaza es un genocidio infame contra el pueblo palestino. Alentado por el gobierno de Bush y avalado por el presidente electo, Obama, va revelando la verdadera cara del nuevo elenco gobernante en Washington.
Los ideólogos del sistema discuten si estamos viviendo una “recesión”, o una “depresión”. Ninguno de ellos logra descifrar hasta dónde y cuándo seguirá derrumbando “catedrales” de la economía capitalista, como lo hizo con Wall Street, General Motors, los diarios Los Angeles Times y Chicago Tribune, etc.
Los 17.400 millones de dólares del salvataje de General Motors y Chrysler, (una cifra igual a la que el gobierno argentino dice que invertirá este año para reactivar la economía), es “una pistola puesta en la cabeza” de las dos fábricas de autos: antes de marzo (¡en tres meses!) deben negociar una salida “viable”, si no, a fin de marzo quiebran. Entre las exigencias para esa “salida viable” están: rebajas de salarios y pérdida de conquistas, la reducción de modelos, lo que significa despidos masivos y entregar acciones a cambio de sus deudas (La Nación, 4/1).
La crisis va mostrando la verdadera cara del sistema capitalista-imperialista. En Estados Unidos destruyó dos millones de puestos de trabajo en el 2008.
Frente a la crisis, estallan tormentas de la clase obrera y los pueblos, en el mundo y en la Argentina, que enfrentan las políticas de los monopolios y los gobiernos que pretenden descargar la crisis sobre las masas. Y en todo el mundo y aquí se multiplican las movilizaciones de apoyo a los palestinos y en repudio a la agresión genocida y fascista del Estado de Israel y el imperialismo yanqui.

2. El fraKaso
“Ahora estamos dando lecciones para enfrentar el vendaval que viene desde afuera, con la certeza de que acumulamos fuerza y conformamos un mercado interno para hacerle frente a esta crisis que nos exportan desde afuera. Más que de crisis debemos hablar de una estafa internacional”. Cristina Kirchner, La Nación, 4/1.
Si “lo que viene de afuera” nos golpea, es porque el gobierno de los Kirchner agravó la dependencia del imperialismo, y la concentración de la tierra en manos de los terratenientes que son apéndices del capital imperialista: reinició el pago de una deuda externa ilícita, usuraria fraudulenta y odiosa y ató más la economía nacional al carro de las “alianzas estratégicas” con varias potencias imperialistas.
Los Kirchner, decían y dicen, que China es un mercado para alimentos argentinos por décadas, y para eso impulsaron la sojización y la concentración y extranjerización de las tierras. Cayeron los precios de esas exportaciones a la mitad, se conoce del cierre de miles de empresas chinas, de huelgas y rebeliones enormes, y la brutal represión a los trabajadores de ese Estado imperialista. Decían que había que aprender del “modelo español”, y la verdad fue el vaciamiento de Aerolíneas Argentinas, y una España devorada por la crisis. Regalaron la explotación minera a un puñado de capitales ingleses, yanquis, etc., que se llevan todo y envenenan zonas enormes. Se abrazaron como furgón de cola, con Lula, al negocio de la exportación de las terminales automotrices europeas, yanquis y japonesas que redituaban a “la caja K” su tajada de impuestos; negocio que hoy está en el vértice de la crisis.
La debilidad de la economía argentina venía de mucho antes de lo que dice CK. Con la política de los Kirchner, el crecimiento de la economía argentina, impulsada por el “viento de cola” de la economía mundial, mantuvo en la indigencia a 4 millones de argentinos, en la pobreza a 12 millones, y a la mitad de los trabajadores en negro. Esa es la base de la fragilidad de la “Argentina K”. El trabajo, el salario de acuerdo a la canasta familiar, el fortalecimiento del mercado interno y la recuperación de las palancas claves de la economía nacional, eran la única manera de fortalecer al país: todo lo contrario de lo que hicieron y hacen los Kirchner.
Ahora, los “planes” proclamados repiten como loritos obras ya anunciadas muchas veces. Las únicas medidas reales que toma el gobierno son para engordar “la caja K”: aumentan los peajes, electricidad y energía para eliminar subsidios, saquean los aportes de los jubilados y otros fondos sociales en manos del Estado que son parte del salario, cobran impuestos confiscatorios a la pequeña y mediana producción nacional. Para eso pone funcionarios fieles, como Echegaray en la AFIP (pág. 3). Ya hubo pueblos que corrieron a huevazos a inspectores de Echegaray.

3. Lucha y multisectoriales
Frente a la crisis, cada clase social busca su propio camino.
Está por verse si un gobierno tan débil como el de los Kirchner sobrevive al tsunami de la crisis que sacude al país. Esto lo discuten los de arriba y los de abajo. Por eso, hay una expresión que va ganando terreno en los análisis políticos: el pos kirchnerismo. Algunos lo pronostican como inevitable frente a las “tormentas” que pronostican para marzo o junio, otros como consecuencia de una derrota electoral del gobierno en el 2009, o las del 2011. Otros alertan sobre algo “terrible” que prepara Kirchner para tal eventualidad.

Un barco chico
Por arriba, cada fracción de las clases dominantes presiona para que “su” Estado la ayude a zafar de la crisis, desde ya, cargando las cuentas sobre las espaldas del pueblo. Eso agudiza las contradicciones de sectores de los de arriba con la política que definió CK: “La crisis es también una oportunidad de negocios”. No dijo CK que es una oportunidad de negocios para la familia K y sus amigos. Transportadora de Gas del Norte (en la que participa Techint), entró en default, los K operan para que vaya al bolsillo de sus amigos. La Serenísima está quebrada, el gobierno presiona para su venta a Eskenazi, socio y testaferro K. Hay un duro forcejeo por Telecom. Las obras públicas anunciadas se hacen si van a las manos de las empresas K o de sus amigos, como Electroingeniería, con sobreprecios del 50% como en Santa Cruz.
El barco es chico y no caben todos. Por eso se dividen y disputan, por arriba.
Esto se expresa en las numerosas candidaturas electorales. Pero también, crece la tendencia a la polarización. Por un lado el gobierno K, atado a los intendentes y gobernadores del PJ alquilados con “la caja K”. Se alejan sectores críticos, como Tumini, Bonasso y otros. Heller y Pereyra (y sus partidos del Banco Credicoop, como los definió el Che Guevara), realizan un operativo para armar un centroizquierda K, azuzando el espantajo de “la derecha” (como si los K fueran de izquierda).
Por el otro lado, crece la tendencia a la unidad, provincia por provincia, de una oposición heterogénea, en la que disputan sectores del bloque dominante enfrentados con el kirchnerismo, grupos nacionalistas burgueses, fuerzas reformistas y de centroizquierda.

Se vienen tormentas
Pero lo más importante es lo de abajo. La gran lucha de los trabajadores mecánicos, con la consigna de los de GM “ni un solo despido” (que al cierre de esta edición realizan asambleas para evaluar la situación, ver pág. 7), abrió un debate en todo el movimiento obrero sobre el camino de lucha para enfrentar la crisis. Se sabe ahora que cientos de empresas han dado de baja sus pedidos de gasoil o fueloil a partir de marzo: es una prueba de que después de las suspensiones y vacaciones se preparan despidos masivos.
Ya hay decisión de retomar la lucha de los estatales y trabajadores de la salud en varias provincias; y de arrancar con lucha los docentes.
Crece el hambre y la voluntad de lucha de los desocupados y jubilados, lo que crea condiciones para masificar el camino de los cortes, acampes y movilizaciones, trazado por la CCC, el MIJP y otras organizaciones.
La lucha de los campesinos pobres y medios amenaza con desbordar a sus direcciones, como ya se vio en Santa Rosa, y crece la movilización de los pueblos originarios por sus reclamos y la defensa de sus tierras.
El estudiantado finalizó el año enfrentando el juicio fascista contra dirigentes de la FUBA. Tiene por delante la lucha por presupuesto para impedir que la miseria presupuestaria K provoque el abandono de sus estudios de gran parte de la masa estudiantil universitaria y secundaria.
El odio al gobierno crece con el hambre, los despidos, el doble discurso frente a las urgencias populares; en los pueblos de las provincias es enorme.
Para impedir que la política kirchnerista siga descargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo, hay que torcerle el brazo, uniendo los reclamos sociales, con la lucha por el no pago de la deuda externa ilícita, usuraria y fraudulenta, la defensa de la producción nacional, la recuperación de palancas claves de la economía como el petróleo, el gas y la energía, la implementación inmediata del plan de un millón de viviendas, el de un millón de chacras, y las obras públicas y de saneamiento ambiental.
Ante las urgencias de la crisis, es un error dividir apresuradamente, por sus preferencias electorales, a las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas. Las multisectoriales y otras formas de coordinación obrera y popular, patriótica y democrática, han demostrado su eficacia para establecer programas unitarios, y confluir en el camino de la lucha.
Las luchas con las que finalizó el 2008 se preparan para seguir en el 2009, masificándose. Hay grandes tormentas por delante. Con las enseñanzas del Argentinazo y la rebelión agraria, hay condiciones para torcerle el brazo a la política kirchnerista, haciéndole pagar la crisis a los que se llenaron los bolsillos.