El 19 de noviembre a las 8 de la mañana ya arrancaron las asambleas en muchos yacimientos, en otros a las 10 de la mañana, hasta el medio día que se comió y se abandonaron los lugares de trabajo para arrancar el paro. Ni un alma en el campo. Ni siquiera de la parte jerárquica, nadie. Luego se afecto la producción de petróleo en todos los yacimientos. A las 18 hs del jueves ya no salía ni una gota de petróleo. Por una cuestión humanitaria, no se afecto la producción de gas, pero no faltaban ganas. El martes 20 no se movió ni una hoja, en los yacimientos el paro fue total.
Llegamos al paro luchando por el aumento en la zona desfavorable, y con una conciliación obligatoria que terminaba el miércoles. El mismo miércoles se hizo una asamblea con más de 10 mil compañeros en la vuelta de obligados de Neuquén capital, con mucha alegría por el balance del paro y con desconfianza a la actitud dilatadora y conciliadora de Pereyra, que quería convocar al paro para la otra semana. En el momento de la votación una masiva silbatina y un canto que se impuso: ¡Hoy! ¡Hoy! ¡Hoy! No había lugar para maniobras, Pereyra tuvo que aflojar y convocar al paro para ese mismo día. A las 18 hs del miércoles se volvió a parar la producción de crudo. Y el paro volvió a dejar totalmente vacíos los yacimientos.
Martes, miércoles y jueves, tres días de paro total, afectaron seriamente la producción y la destilación de petróleo, y dejo bien en claro para todos que los petroleros queremos ir a fondo y no estamos dispuestos a seguir pagando la crisis económica. No estamos dispuestos al saqueo de nuestros sueldos para financiar las políticas de Cristina K, no estamos dispuestos a suspender nuestras vacaciones por falta de personal, etc. Seguimos la pelea por el aumento a la zona desfavorable, que recomponga nuestro poder adquisitivo, que se ha visto castigado por la inflación. Y la lucha por terminar con el impuesto a las ganancias, por la asignación universal por hijo, etc.