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02 de October de 2010

Tuvo un gran compromiso con los pobres del campo

Hoy 1229 / Carlos Retamoza, ex presidente del centro de estudiantes de Agronomía

Agradecemos poder hacer este homenaje, esta placa en su recuerdo a nuestro amigo y compañero de lucha Rafael Gigli –quien falleció hace un año trágicamente en un accidente, junto a su compañera María Conti a quien hoy también con todo cariño recordamos– como un mojón que recuerde su imborrable paso por estas aulas. Agradecemos a los presentes, a los que enviaron sus saludos y que no pudieron estar hoy aquí, pero que sabemos que hubieran querido hacerlo.
La enorme cantidad de amigos que recogió Rafael a lo largo de su vida de estudiante y de militancia revolucionaria, quedó marcada por sus actitudes nobles. Primero aquí en Corrientes, luego en otras provincias del Nordeste, donde desarrolló esa militancia ejemplar que luego continuara en otros lugares del país y que también lo llevara a conocer varios países vecinos. Fundamentalmente a través del compromiso que adquirió desde muy joven con los más humildes, con los trabajadores y sobre todo con los sectores más pobres del campo, compromiso que lo encontró ayudando a organizar a los pueblos originarios, como en Pampa del Indio, nucleados en la Unión Campesina que ayudó a formar; es un honor que estén presentes con una delegación.
También brindó su ayuda en otras provincias, para organizar a los campesinos pequeños y medianos en Misiones, Corrientes, Formosa, Santa Fe y Entre Ríos, por nombrar algunas. Y también, su gesto internacionalista con los movimientos campesinos de los países hermanos como Paraguay, Uruguay, o Brasil. Tuvo una labor destacada y de profundo compromiso para ayudar a conformar una corriente en Federación Agraria, Chacareros Federados, junto a otros compañeros dirigentes también presentes en este acto.
Es un gran sentimiento contradictorio convocarnos para rendir este sentido homenaje a nuestro querido amigo, compañero y camarada, por el profundo dolor que nos causa su ausencia física. Pero también por la oportunidad de la reflexión y el balance positivo, que de alguna manera nos compensa en lo espiritual. Nos tocó compartir esa gran década de luchas que fueron los ‘70, donde se ganó en estas calles correntinas la pelea contra el cierre del comedor universitario en el histórico Correntinazo, que luego se extendiera con el Rosariazo y finalmente al Cordobazo que terminara con la dictadura de Onganía. Lucha que quedó marcada en la historia de Corrientes con el nombre del estudiante de Medicina Juan José Cabral. Donde se conquistaron nuevas aulas y mayor presupuesto, que sirvió a las camadas universitarias posteriores.

Su ejemplo en la cárcel
Esas luchas rompieron con la teoría de la universidad como una isla, fundiendo el movimiento estudiantil con los trabajadores; y fuimos hacia el movimiento campesino (en el caso de Agronomía), en busca de conocer la realidad para luego, cuando profesionales, ser sujetos de cambio en el medio que tuviéramos que trabajar, y esas luchas junto a los obreros y campesinos tiraron abajo esas dictaduras.
Rafael Gigli fue parte de la dirigencia de avanzada que tuvo el movimiento estudiantil correntino y argentino de esa época. Luego, a varios de esos dirigentes nos tocó compartir con Rafael la cárcel, aquí enfrente, en el Chaco, durante el terrible genocidio que sufrió el pueblo argentino con más de 30.000 de sus mejores hijos desaparecidos con el golpe proimperialista de 1976. Desde el Faudi y los centros de estudiantes que dirigía, impulsamos una línea de oponernos al golpe de Estado fascista, desde mucho antes del 24 de marzo. Esta línea demostró ser justa, mientras otras fuerzas confundían al enemigo principal de ese momento.
A Rafael, por su innegable condición de dirigente revolucionario, su postura antigolpista, como así también por no querer abandonar el país, el enemigo fascista lo tuvo siete años preso en los lugares más terribles de las cárceles de la dictadura. Al lado de él estuvieron su madre, una de las tantas que expusieron su vida en esa época junto a toda su familia y compañeros de militancia, derrotando con el apoyo de los amigos el cerco de aislamiento al que fuera sometido.
Esa línea justa que mencioné, era la de su Partido, el PCR, en el que siempre militó Rafael y del que llegó a ser uno de sus grandes cuadros dirigentes, como también el responsable de la Comisión Agraria Nacional. Su ausencia en estos momentos y en medio de esta lucha donde sus compañeros de militancia estuvimos desde la primera hora junto a los pequeños y medianos productores, nos habla de lo mucho que nos dejó y del vacío que quedó luego de ese fatal accidente.
Rafael era un dirigente imprescindible que no puede ser sustituido por otro, y su ausencia deberemos esforzarnos entre todos en reemplazarla en el camino de la liberación social y nacional de nuestro pueblo.

Un internacionalista
Rafael ayudó a movimientos de otros países, como un soldado de la causa que es internacional: la de los pueblos que quieren liberarse del yugo de los imperialismos y el atraso del latifundio. Nunca más vigente que hoy, cuando los vientos revolucionarios soplan con fuerza en nuestra América Latina. Un solo testimonio demuestra el cariño con que fue recibido en Paraguay. Fue homenajeado en el Panteón de los Héroes Paraguayos donde descansan los restos de los patriotas de ese país: héroes de la independencia nacional del Paraguay. Allí fue homenajeado por los hermanos del movimiento campesino y Movimiento Popular Revolucionario Paraguay Pihajurá.  Rafael Gigli fue uno de los grandes dirigentes que generó el movimiento estudiantil de la famosa década de los años sesenta y los setenta; y parte de la generación que se templó en esas luchas. Hoy, coherente con esa misma línea, varios de ellos fueron protagonistas principales en esta histórica rebelión agraria, que abrió una nueva situación para posibilitar conquistas a favor de los ignorados del campo. Luchas que deben ser estudiadas en profundidad. Más grande y extensa que la del Grito de Alcorta en 1912, aquella que luego parió la Federación Agraria Argentina y algunas leyes que permitieron relativamente controlar el uso y tenencia de la tierra y que abonaron el camino para conquistar colonizaciones en gobiernos democráticos.
Esos dirigentes, y el Flaco entre otros, salieron de estas facultades y de esta riquísima historia de lucha que tiene en sus entrañas el pueblo correntino y argentino, que ante cualquier amague golpista salen a las calles a hacer realidad cada vez que sea necesario el “Nunca más” que tantas veces gritamos.
Por último quiero decir ante las nuevas generaciones de estudiantes hoy presentes –en esta casa de estudio donde terminé de cursar la carrera y luego caí preso, terminando de recibirme muchos años más tarde en mi provincia, Entre Ríos– que ¡aquellas luchas no fueron en vano! El pueblo argentino, a pesar de la enorme sangría, avanzó luchando. Y algo por lo que el “Flaco” y toda esa generación luchábamos era por la Universidad del Pueblo Liberado, donde puedan entrar masivamente los hijos de los obreros y de los campesinos y como él decía  “que tengan la suerte que tuve yo de ser hijo de un pequeño campesino de 20 hectáreas y poder estudiar una carrera universitaria”.
Hoy seguimos luchando por una verdadera revolución social y nacional, que haga realidad un millón de chacras, la reforma agraria, la justicia social, terminar con el hambre en un país que produce alimentos para 350 millones, por la recuperación de las islas Malvinas, por una sociedad sin explotados ni explotadores, para que estas luchas sean la bandera que una a la mayoría de los argentinos. Esos eran sus sueños, esa era su lucha. Continuarla será la mejor forma de recordarlo y rendirle homenaje al “Flaco” Gigli y a los miles de mártires y patriotas que nos precedieron en la historia. La única lucha justa es hacer posible lo necesario. Así decíamos, así decimos… Muchas gracias a todos. ¡Rafael Gigli y María Conti, presente, ahora y siempre!