El 5 de marzo de 2020, en Huacalera, Jujuy, Camila Peñalva, joven madre de una pequeña de 6 años y de un bebé, fue encontrada muerta en su cama, boca abajo, sobre sus hijitos.
Vecinas y vecinos vieron la moto de su ex pareja, Quipildor, afuera de su casa en la madrugada. La sospecha era la de un femicidio.
Pero la autopsia realizada por el perito Alba descartó el crimen que su madre sospechó siempre: su informe planteó que Camila había fallecido por broncoaspiración producto de la ebriedad.
Ese informe pericial no fue suficiente para convencer a su mamá de lo que había ocurrido, la ebriedad no la consideraba una posibilidad, y si ella estaba boca abajo era difícil la broncoaspiración.
Fue así que mientras todo cerraba y abría por la pandemia Matilde Peñalva, mamá de Camila, contactó a un perito que pudiera leer las fotos de la autopsia, los informes, y que confirmara o descartara esa causa de muerte “natural o accidental”.
A mediados de noviembre, el perito de parte, Javier Guzmán, había concluido estudiando las fotos de la autopsia y los informes de laboratorio que el perito oficial, Alba, había omitido ver un surco en el cuello de Camila que por sus características descartaba la broncoaspiración. Y el laboratorio había descartado la “ebriedad”. También estaban ausentes en el registro los hematomas en el cuerpo de Camila, que indicaban que ella había sido estrangulada y golpeada desde atrás.
Ese informe del perito de parte fue presentado en el expediente, pero pasaban las semanas y no se concretaba la detención de Quipildor, a pesar de varias medidas ordenadas. El silencio que la mamá de Camila guardó desde que supo la verdadera causa de muerte de su hija, para evitar que Quipildor se profugue (como ya lo había intentado hacer ni bien ocurrió el crimen) se volvió un grito constante cuando ya parecía que el objetivo era sellar la impunidad.
A la conferencia de prensa del lunes 21 de diciembre junto a la Multisectorial de Mujeres y Disidencias de Jujuy, donde se dio a conocer a la comunidad los detalles del caso, siguieron la denuncia penal formal al perito Alba, por la falsedad de su informe presentado en el expediente (delito contenido en el art. 275 del Código Penal), y una concentración al día siguiente, convocada por la Multisectorial de Mujeres y Disidencias de Jujuy, en la puerta del departamento médico donde se realizó una junta médica en la que estuvieron presentes tres peritos del poder judicial, y los peritos Alba y el de parte, Guzmán.
El 24 de diciembre, la mamá de Camila, su hija y su hijito, participaron de la marcha de familiares de víctimas de femicidio, con la consigna “Nada que festejar”.
La violencia machista no da tregua en Jujuy, pero tampoco da tregua la lucha contra la impunidad, y el reclamo al Estado, no solo por Justicia, sino para que dejen de matarnos.
Escribe Mariana Vargas