Desde hace algún tiempo el movimiento social en nuestro país viene enfrentando al gobierno de Rafael Correa por su naturaleza antipopular y antinacional, derechista, al servicio de la burguesía y los monopolios imperialistas en lo que va de su administración.
Desde hace algún tiempo el movimiento social en nuestro país viene enfrentando al gobierno de Rafael Correa por su naturaleza antipopular y antinacional, derechista, al servicio de la burguesía y los monopolios imperialistas en lo que va de su administración.
En estas cada vez más altas y persistentes acciones se ha ido forjando la unidad y la disposición de las fuerzas populares y de izquierda para combatir las políticas nefastas del régimen; se ha conformado el Colectivo de Coordinación donde participan las Centrales Sindicales agrupadas en el Frente Unitario de los Trabajadores, FUT; la Conaie y la Ecuarrunari como expresión representativa y genuina del movimiento indígena; el Movimiento del Pueblo Negro; el Frente Popular, que agrupa a su vez a organizaciones sindicales, campesinas, de los maestros, la juventud, las mujeres, los pequeños comerciantes, los artistas populares; la Federación Médica Ecuatoriana y otras organizaciones
En esta ocasión, como una enérgica respuesta de los trabajadores, la juventud y los pueblos del Ecuador se ha desarrollado una jornada valerosa coronada por un triunfo de los trabajadores y los pueblos del Ecuador, al desarrollarse con éxito la Marcha indígena, campesina y popular que salió de la provincia oriental de Zamora el 2 de agosto, el levantamiento indígena que se inició el 10 de agosto y el paro del pueblo del 13 de agosto en contra de la política antipopular, antinacional del régimen derechista de Rafael Correa.
La marcha indígena, campesina y popular salió de la provincia oriental de Zamora recorriendo como 800 kilómetros para llegar a Quito, enarbolando las banderas de la dignidad y la defensa de los derechos sociales; ganó rápidamente el caluroso apoyo de los sectores populares del país y la adhesión de las provincias por donde atravesó el contingente de indígenas, campesinos, dirigentes sindicales, jóvenes, mujeres y los demás sectores populares que se solidarizaron con ella.
A partir del 10 de agosto en que fuera convocado el levantamiento indígena, los pueblos, las comunidades y las diversas nacionalidades respondieron con su movilización y su esfuerzo para participar en esta convocatoria reivindicando sus más sentidas aspiraciones.
El Colectivo Unitario y de Coordinación convocó para el 13 de agosto al paro del pueblo, que pese a los anuncios anticipados y desesperados de Correa de que sería “un fracaso”, tuvo una contundente respuesta en todo el país, con el desarrollo de marchas combativas, mítines, plantones, concentraciones, cierre de vías, tanto en las ciudades principales, como en las zonas rurales.
La manifestación realizada en Quito la tarde del 13 de agosto, congregó a más de cien mil participantes y más de 400 mil son las personas que se movilizaron principalmente en las capitales provinciales. Las importantes vías del país, como la Panamericana que atraviesa la Sierra, estuvo interrumpida durante todo el día del paro; otras carreteras, que unen a la Costa y también en el Oriente, de manera principal en Zamora, Morona, Pastaza, fueron cerradas por los luchadores obreros, indígenas, campesinos, jóvenes y mujeres, durante varias horas.
El gobierno se empeñó en una intensa y generalizada campaña propagandística a su favor por radio y TV y en contra de la lucha popular; desplegó una impresionante movilización policial y militar en ciudades y campos. El régimen desató la represión e hizo uso de la violencia, que en algunos casos fue también respondida de manera indignada por los manifestantes. Cobardes agresiones se produjeron por parte de la policía incluso en contra los principales dirigentes indígenas Salvador Quizhpe y Carlos Pérez, así como de otros luchadores populares que incluso requirieron su atención en centros hospitalarios. Hubo 22 detenidos en varios lugares del país y la acción agresiva de policías y militares intentó muchas veces en vano, romper los cierres de vías y carreteras.
Las acciones masivas de combate de un pueblo enardecido hicieron que Correa, sus ministros y principales funcionarios, se atrincheraran en el Palacio de Carondelet, protegidos por un llamado Festival de la Juventud, un show de artistas al que convocaron a sus partidarios y varias columnas policiales cerraron herméticamente el escenario de la Plaza Grande.
El exitoso resultado de estas jornadas ha demostrado que pese a las medidas autoritarias y la represión del régimen, las fuerzas populares continúan y profundizan su lucha por las sentidas aspiraciones, reivindicaciones y derechos, en cuyo centro se halla la exigencia de una Consulta Popular para que sea la mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas, los que aprueben las enmiendas constitucionales; que se restituya la disposición constitucional que obliga el 40% del aporte del Estado para las pensiones jubilares; que se apruebe una Ley de Tierras que satisfaga plenamente los derechos ancestrales de los indígenas y campesinos, por una equitativa distribución de las tierras; la devolución del fondo de cesantía a los maestros, la vigencia plena de los derechos y conquistas laborales, el libre ingreso de los jóvenes a las universidades, etc.
Sin duda ésta ha sido una destacada página de la lucha corajuda de los trabajadores, la juventud y todos los pueblos del Ecuador; una victoria de la oposición popular al régimen de Correa; ahora, los dirigentes populares han decidido la continuación de la lucha en los diferentes sectores y territorios; mantener la plena vigencia del colectivo unitario de coordinación, impulsar asambleas populares en las provincias para balancear estas exitosas acciones y programar nuevas batallas del pueblo, manteniendo en alto las banderas de la dignidad, la defensa de los derechos y conquistas y la continuación de la lucha por un nuevo Ecuador.