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06 de September de 2017

Seguimos con la serie de notas sobre la vigencia de la obra y el pensamiento del Che, basadas en una charla de Rosa Nassif realizada el 7 de junio en la Facultad de Derecho de la Universidad de Tucumán.

Vigencia del Che Guevara

A 50 años de su caída en combate

El Che en la Revolución Cubana

El Che en la Revolución Cubana
Es el segundo momento de su vida que nos alumbra sobre su práctica y su pensamiento. En México, se encontrará nuevamente con Nico López, un exiliado cubano que participó del Asalto al Moncada, y que se hicieron amigos en Guatemala. Es interesante esta relación. El Che llega a Guatemala en junio del ‘53 y el Asalto al Moncada es el 26 de julio de ese año. A partir de entonces el movimiento revolucionario conducido por Fidel Castro adoptará ese nombre, Movimiento 26 de Julio. El ataque a uno de los principales cuarteles de Cuba situado en la ciudad de Santiago es derrotado y se desata una sangrienta represión por parte de la dictadura de Batista. Muchos de los jóvenes combatientes mueren en el asalto, otros son asesinados después de ser ferozmente torturados. Fidel se salva y es detenido; en prisión escribe un famoso alegato de defensa que se conocerá como La historia me absolverá; en él desarrolla las ideas del Movimiento y el Programa que se proponen realizar desde el poder. Nico López, como otros miembros del 26 de Julio, escapa hacia el exilio y ahí, como dijimos, se conoce con el Che y se reencuentran en México. Juntos se dedican a la fotografía para vivir y son contratados para la agencia que organizó Perón para cubrir los Juegos Panamericanos a realizarse en esa ciudad. 
Por intermedio de Nico López, el Che conocerá a Fidel Castro. Éste, ya liberado de la prisión, se encuentra en México decidido a organizar una expedición para volver a Cuba con el objetivo de derrotar la dictadura de Batista e iniciar un camino revolucionario. El Che se encuentra con Fidel, hablan toda la noche de los proyectos que éste tiene y el Che, deslumbrado y convencido por la seguridad de Fidel en poder cumplir sus objetivos revolucionarios, decide seguirlo sumándose al grupo de cubanos. Seguramente valora en Fidel que es un hombre no sólo de convicciones sino decidido a la acción. El Che manifiesta un gran desprecio por esos partidos revolucionarios de café; por ejemplo, del PC argentino dirá que antes era un partido que tenía un banco y que ahora (se refiere a los ‘60) se transformó en un banco que tiene partido. Hay una frase que se cita con frecuencia: “el deber de todo revolucionario es hacer la revolución”, uno podría pensar que es una obviedad, sin embargo, hay muchos que se consideran revolucionarios pero han abandonado toda práctica en esa dirección. 
El Che se incorpora al grupo de cubanos que inician su preparación militar en México. Es el único extranjero y lo aceptan como médico del futuro contingente guerrillero. Se entrena junto a los cubanos, como siempre se destaca en el esfuerzo físico y en el empeño que pone en toda la formación. Le encomiendan como tarea la preparación ideológica del grupo y él selecciona El Estado y la revolución, de Lenin, La guerra de guerrillas como método y Estrategias de la guerra revolucionaria con Japón, de Mao Tsetung. Los revolucionarios son descubiertos y apresados por el gobierno mexicano y deben precipitar la salida hacia Cuba.
 
El desembarco en Cuba 
Se embarcan en el Granma, un barquito en que cabían 22 personas y suben más de 80, con armas y vituallas; excedido de peso y en medio de una gran tormenta, con riesgo de hundirse, el Granma encalla en un lugar que no era el previsto. Desembarcan bajo el fuego de las tropas y la aviación de Batista. El plan que habían previsto, era que triunfara la insurrección en Santiago de Cuba y que ellos se unieran a eso. En lugar de eso la insurrección fracasa antes, y a ellos cuando desembarcan los esperan los aviones. El Che escribe sobre estos momentos: “el desembarco fue un naufragio”. También relata que cargando su mochila con medicamentos ve caer a un compañero que llevaba una caja de municiones y él opta por desprenderse de su mochila y tomar la caja de balas: el soldado se impone al médico. En la represión el Che es herido y cuenta que, sintiéndose morir, recuerda el último momento del personaje de un cuento de Jack London que se prepara para hacerlo con dignidad.