Camaradas, amigas, amigos: Permítanme en primer lugar traer aquí la memoria una vez más de los mártires de la Juventud Comunista Revolucionaria, de aquellos jóvenes que dieron su vida en la lucha antigolpista, cuando nuestro Partido anunció lo que se venía en la Argentina y llamó a unirse, a organizarse y a armarse para impedir otro ’55. Muchas organizaciones de izquierda, entonces, apoyaban el golpe porque venía apoyado por una potencia que decían que ayudaba a los pueblos, e incluso algunos lo siguieron apoyando después de triunfar el 24 de marzo del ’76. Y permítanme rendir homenaje a esos compañeros que fueron asesinados por las bandas golpistas y los mártires que cayeron luego en las luchas bajo la dictadura, y posteriormente, como aquí se ha señalado. Un recuerdo especial para la compañera Normita Nassif, ejemplo para todos nosotros.
Se ha dicho que los hombres se parecen más a su época que a sus padres. Ustedes, compañeros, son los hijos del Argentinazo, esa gran pueblada que dejó huellas profundas en la memoria de nuestro pueblo, marcó un camino aunque no logramos imponer un gobierno popular. Por primera vez en la historia pudimos voltear un gobierno; marcó una huella profunda sobre el camino hacia el triunfo de la revolución, y dejó brasas que todavía están encendidas en todo el país.
Ustedes son también los hijos de esa rebelión agraria que terminó de bocetar para nosotros el camino de la revolución en la Argentina. Como aquí se ha dicho, con esas comunas que surgieron en algunos pueblos del sur de Santa Fe, en Entre Ríos, allí se bocetó el camino para que –como dijeron Marx y Engels mirando todas las revoluciones que fracasaron en el mundo– la revolución triunfante en las ciudades no sea el canto del cisne que canta antes de morir. Porque sin el apoyo campesino, nunca va a triunfar la revolución en nuestro país. Esa rebelión agraria dejó para nosotros enseñanzas imborrables.
La crisis más profunda del capitalismo
Ustedes son hijos de ese proceso, y son contemporáneos de la crisis más profunda que ha afectado al sistema capitalista, como dijimos en el 2007. Cuando la presidenta se burlaba, fue a Estados Unidos y habló del “efecto jazz”; ahora dice que el mundo se nos cae encima. ¡Claro que se nos cae encima! Ya dijimos que se nos iba a caer encima. ¡Y recién se nos está cayendo encima! Todo el peso de la crisis va a caer sobre nuestro pueblo, los pueblos de los países dependientes y oprimidos. Ustedes son contemporáneos de esta crisis.
También son contemporáneos de esa gigantesca rebelión protagonizada por millones de jóvenes a la que recién se refería el camarada Manuel. Esas rebeliones que barrieron a los gobiernos tiránicos del norte de África, de varios países árabes, que se expresan en los indignados de España, en los ocupas de Wall Street, en las garras del imperialismo norteamericano. Son millones de jóvenes, porque la masa fundamental que protagoniza esos movimientos son los jóvenes.
Y ustedes están protagonizando grandes luchas a lo largo y a lo ancho del país, luchas enormes que a veces no salen en la prensa, como los 112 cortes de ruta en Tucumán de los obreros limoneros. Luchas como las del Impenetrable chaqueño, como las de Ledesma en Jujuy, y gigantescas luchas obreras. Ustedes también han sido contemporáneos de la lucha de Kraft que marcó un camino en la lucha de la alimentación, en la lucha de los petroleros, en la lucha de los ferroviarios.
Actualmente en las grandes empresas de concentración de los monopolios lo que predominan son los jóvenes de menos de 25 años, un 70, 80%. Porque son los únicos que pueden resistir, con la superexplotación feroz que se está aplicando actualmente en las fábricas.
Y aquí hay dos cosas de las que no se habla: las formas en que se está descargando la crisis, la superexplotación desenfrenada de la mano de obra, y la inflación. Esa inflación que come los aumentos de salarios y nunca se llega a fin de mes con la plata que se gana. También afecta a los estudiantes, porque ahora nos encontramos con chicos, estudiantes, que no les alcanza la plata que reciben de sus padres para estudiar en las ciudades, y abandonan la universidad, abandonan el estudio. Y este renacer de la lucha estudiantil que hemos visto en los últimos meses pero por sobre todo en los últimos días –esa movilización que han hecho–, está mostrando que el movimiento estudiantil se está poniendo de nuevo de pie y va al combate.
Fuimos derrotados
Nosotros, compañeros, somos de otra generación. Muchos de nosotros tuvimos la suerte de conocer el socialismo antes de que degenerara, cuando los trabajadores y los explotados tenían la sartén por el mango en la tercera parte del mundo, cuando no existía desocupación, hambre, miseria en países como China -donde antes morían millones por año de hambre, con las pestes, donde les metieron el opio para dominarlos-, no había un desocupado, no había un muerto de hambre. Como dijo alguien: no faltaba una cama en el hospital para un trabajador. Nosotros conocimos ese mundo, nosotros pertenecemos a otra generación. Era fácil ser revolucionario, ¿Quién no era revolucionario, entonces, cuando triunfó la Revolución Cubana, cuando estaba el Che Guevara, cuando se luchaba en Vietnam, cuando el Mayo Francés? Millones y millones se hicieron revolucionarios. Pero compañeros, fuimos derrotados.
Hoy día hay una campaña gigantesca contra el comunismo, contra el socialismo. Se llega a comparar a Stalin con Hitler. ¿Cómo, compañeros? Hitler, que con sus aliados había ocupado toda Europa, ¿quién fue el que plantó en el Reichstag de Alemania en Berlín, la bandera con la hoz y el martillo? Fue el Ejército Rojo. Veintiséis millones de soviéticos murieron en esa guerra, millones de comunistas. De cada cien comunistas que fueron al frente, volvieron cuatro. Resulta que uno lee los libros de historia: “la guerra la ganó Alejandro Magno”, “la ganó Julio César”, “la ganó Napoleón”. ¿Y en la guerra más grande de la historia de la humanidad, el ejército que triunfó sobre la bestia nazi, no tenía jefe? ¿Y a ese jefe lo comparamos con Hitler? Toda esa es la campaña de bazofia y porquerías que tiran porque hemos sido derrotados, compañeros.
Se cometieron errores que permitieron que el capitalismo fuera restaurado. El compañero Mao Tsetung fue el que señaló la esencia de esos errores. Durante un poco más de diez años, el movimiento de masas más grande que conoció la historia de la humanidad, -hubo un momento que 90 millones de jóvenes marcharon de los diferentes lugares de China a Pekín–, fue el movimiento democrático más grande. Nosotros lo vimos porque estuvimos en China en la Revolución Cultural Proletaria. Durante un poco más de diez años impidieron que el capitalismo fuera restaurado. Pero finalmente el capitalismo fue restaurado.
El socialismo se impondrá
El otro día, a un compañero de la Juventud de Rosario, alguien le dijo “vos seguís una bandera que ya no existe más en el mundo”. Es decir, “vos luchás por las banderas del comunismo y el socialismo, eso se acabó pibe, eso ya no existe más”. Compañeros: tantas veces nos dieron por muertos a los comunistas. La primera revolución comunista, de un partido que Marx y Engels llamaron el primer partido comunista activo surgió en la Revolución Francesa con Babeuf. Fue la Conspiración de los Iguales, fueron descubiertos, los guillotinaron, y dijeron “se acabó el comunismo”; “ya guillotinamos a todos los comunistas”. Hubo uno, Buonaroti, que por esas cosas del destino, le permitieron emigrar a Italia; organizó a los carbonari, aprendió la lección que había pasado con Babeuf, organizó la organización clandestina y unas décadas después, cuando Marx y Engels escribieron el Manifiesto Comunista, el Manifiesto comienza diciendo “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, ya estaban de pie los comunistas.
En 1871 triunfó la Comuna de París. Por pocas semanas, los obreros, los trabajadores fueron los dueños del poder y luego fueron derrotados. Ahí se vio lo que es la burguesía, nunca hay que olvidarse de esas lecciones. Fusilaron a 30 mil, detuvieron y deportaron a 40 mil. Todavía en París hay un muro que se llama el Muro de los Fusilados, donde fusilaron a 30 mil comuneros. Así ahogaron en sangre la primera revolución triunfante, y dijeron también “se terminó el comunismo”. Ahí fue deportada Louise Michel, una de las dirigentes femeninas de las trincheras, en las barricadas de las comunas. Y con Louise Michel, había un chico de 13 años que se llamaba Augusto Dupont. Muchos años después, ya viejito, Augusto Dupont con su mujer –que quedó ciega en esa travesía– y sus dos hijos, atravesó la Cordillera de los Andes y se radicó en Casilda, provincia de Santa Fe. Organizó el anarquismo y después fundó el Partido Comunista en Casilda, y reclutó a Florindo Moretti que fue un fundador del Partido Comunista.
¿Vieron cómo las ideas atraviesan los mares, atraviesan el mundo? No pueden ser aplastadas por la represión porque esta sociedad podrida, capitalista, genera y seguirá generando luchadores combatientes que van a luchar hasta que sea derrotado el capitalismo e impuesto el socialismo y el comunismo en todo el mundo, compañeros.
Encontraremos los caminos que llevarán a la revolución
Ahora, ustedes, nosotros, pero por sobre todo ustedes, las nuevas generaciones tendrán que encontrar los caminos que lleven a un nuevo triunfo del socialismo y el comunismo. Siempre hemos dicho: la revolución es un drama que no comienza por el último acto, comienza por el acto inicial que es el camino de aproximación. ¿Cuáles serán los caminos de aproximación a una nueva revolución en cualquier país del mundo? ¿Cuáles serán los caminos de aproximación a la revolución en la Argentina? Tenemos una rica experiencia, como hablábamos antes del Argentinazo, la rebelión agraria, etc. Habrá que encontrar esos caminos. Vaya a saber cómo serán. Claro, hay un poeta chino, Lu Sin, que dijo: “En un comienzo en el mundo no había caminos, pero cuando muchos hombres marchan en una misma dirección, aparece el camino”. Estos millones de jóvenes que luchan en todo el mundo, ustedes y nosotros que estamos en el combate, encontraremos el camino, compañeros, hasta el triunfo de la Revolución.
Fíjense qué ironía, en enero de 1917 Lenin dio una conferencia en Suiza a la juventud y dijo “posiblemente yo no vea el triunfo de la revolución, ustedes sí”. Poco más de un año, después de Octubre del 17, Lenin dirigía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que gobernaba la sexta parte de la tierra, y el proletariado había ocupado el poder allí. Así que vaya a saber, a lo mejor está más cerca la revolución de la que muchos imaginan. Pero tenemos que encontrar el camino, compañeros. Lo que nunca hay que olvidar, como aquí se decía, ese camino no va a ser pacífico. Ese camino va a ser violento y nos tenemos que preparar para el triunfo de esa revolución, a través del único camino que será posible: a través de la insurrección obrera, popular y de los trabajadores.
Yo compañeros, confío plenamente que encontraremos los caminos que llevarán a la revolución. Esa es nuestra misión, pero esa es vuestra misión, y yo confío plenamente en que ustedes, con la combatividad, con el amor a la revolución que demuestran, van a encontrar los caminos. Por eso, compañeros, ése es nuestro objetivo. Yo deseo que triunfemos y sólo me queda decir: ¡Viva el 40 aniversario de la gloriosa Juventud Comunista Revolucionaria!