El gobierno nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, ofreció de manera unilateral al Reino Unido de Gran Bretaña, vuelos a los que caracterizó como “humanitarios” para que los isleños y residentes en las Islas Malvinas pudieran concurrir a sus destinos para las fiestas navideñas y de fin de año.
Esta oferta repite la anterior formulada por Daniel Filmus al principio de la pandemia de Covid-19 y que fuera rechazada por el Reino Unido. Es parte de la llamada “política de seducción” inaugurada por el entonces ministro Guido Di Tella, durante el gobierno de Carlos Menem. Entre esas ofertas está la de las “Becas Thomas Bridges” que el Estado argentino ofrece a los kelpers para que concurran gratuitamente a Universidades argentinas.
Consultadas fuentes no oficiales por este ofrecimiento, se nos dijo que la propuesta surgió del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a Malvinas que el presidente Fernández designó hace meses y que en teoría debe proponer al presidente de la Nación una “política de Estado” para la cuestión Malvinas.
El fundamento de la propuesta sería que con esa oferta la Argentina demuestra su voluntad de unir las Islas al Continente mediante su aerolínea de bandera. Es una propuesta que, insólitamente, pasa por alto la ocupación militar colonialista del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de nuestros territorios.
No hay modo de que esa voluntad se materialice porque, como es sabido, nuestros territorios insulares y mares correspondientes se hallan ocupados militarmente por el imperialismo inglés desde que nos impuso la segunda ocupación colonial a partir del 14 de junio de 1982. Para que un vuelo ingrese en el espacio aéreo de Malvinas y sus mares circundantes, debe contar con la autorización del Reino Unido y esa autorización debe ser tramitada ante Londres, respondiendo a las imposiciones británicas reunidas en los Acuerdos de Madrid de octubre de 1989 y de febrero de 1990 totalmente vigentes.
El Reino Unido respondió al gobierno argentino que dicha oferta debía ser dirigida al ilegal e ilegítimo “gobierno” kelper. De tal manera, el Reino Unido sigue adelante con su política de hacer pasar a la administración colonial de Malvinas como un gobierno legítimo, siendo en realidad una administración colonial de ultramar, con funcionarios de designados por la reina y que se encuentran bajo el mando último del jefe de la guarnición militar de Monte Agradable (Mount Pleasant), la base militar extranjera más grande en América del Sur.
Las ofertas de “buena vecindad” que, a partir del 14 de junio de 1982, los gobiernos argentinos le han propuesto al usurpador británico, han fracasado rotundamente. Esto es así porque los intereses imperialistas y militares del Reino Unido no han variado desde que usurpó por primera vez las Islas Malvinas en 1833 y en 1982 cuando nos declaró la guerra luego de la reconquista patriótica de los territorios usurpados del 2 de abril de 1982. En la actualidad, el Reino Unido está construyendo una base naval militar-puerto de aguas profundas para consolidar su dominio colonial del Atlántico Sudoccidental. De ese modo contará en breve con tres bases militares en nuestros territorios usurpados.
Desde esas posiciones extiende sus pretensiones coloniales a la Antártida Argentina. El Reino Unido reclama para sí todo el sector Antártico Argentino y parte del Sector Antártico Chileno, territorios a los que les impuso el nombre de “Tierras de la Reina Victoria”.
El territorio marítimo e insular invadido es de 1.639.900 km². La disputa con el Reino Unido sobre la plataforma continental argentina es de 1.430.367 km², y sobre la Antártida Argentina es de 965.597 km² (no incluye aguas). Un total de 4.035.864 km², un millón de km² más que la extensión de la Argentina continental.
Escribe Alberto F. Cordelli
Semanario Hoy 1895