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14 de May de 2014

“Y nunca más lo vi a mi papá”

José María Salamanca

“Yo no entiendo por qué lo perseguían a mi papá… 

“Yo no entiendo por qué lo perseguían a mi papá… 
Por defender a los obreros, por defender un salario”, declaraba José María Salamanca, hijo de René. Tiene sus mismos rasgos, quienes no lo conocimos lo podemos imaginar en su cara y su manera de hablar. Con un relato sencillo, pausado, José describió la personalidad de su padre. “Mi mamá le decía que ahora que era secretario general, podían ahorrar para comprarse la casa. Él dijo que no, que el sueldo le iba a servir para vivir con tranquilidad, pero que no quería que los obreros pensaran que se enriquecía a costa de ellos”.
Narró los atentados que padeció su padre, con explosivos en el estacionamiento del edificio del sindicato y en la casa de la abuela. Contó José su detención en Cruz del Eje, con tan solo 16 años: la familia estaba de vacaciones en casa de Gerardo Luna. Allanaron la casa y la policía encontró los libros de estudio de José María, que tenían su nombre y apellido. “¿Sos algo de René Salamanca?”. “No, soy sobrino lejano. Mi papá se llama Rubén y es abogado”. René observaba la escena. Tenía un documento falso y eso le permitió evadir el secuestro. Pero el oficial insistió. “Vamos a tener que llevarnos al muchacho”. Así, José María con escasos 16 años supo lo que era la tortura. “A mí no me hicieron nada, pero torturaron a Luna delante mío. Hay que estar en ese momento”.
A René lo secuestran de la casa de Leonardo da Vinci 979 de barrio Maipú, la madrugada del 24 de marzo, Chola (su compañera) con Paola y José se habían ido esa noche porque Paola, aún bebé, estaba con fiebre. René le dijo a Chola que fuera a dormir a la casa de la abuela con los chicos ya que quedaba cercana a la escuela de José, “y nunca más lo vi a mi papá”. 
Su familia supo lo ocurrido al día siguiente, cuando lograron entrar con un cerrajero y encontraron todo revuelto en el hogar. “Faltaban todas las fotos de nosotros. Pero la puerta no estaba forzada”. Un vecino les contó que la cuadra había estado llena de milicos toda la noche. La esposa de Salamanca emprendió su búsqueda y así sufrió una detención en el III Cuerpo. Sólo supieron de su paso por La Perla gracias al testimonio de los sobrevivientes.
Preguntado por la Dra. Lyllan Luque, José contó el daño que la desaparición de su papá le produjo: “Yo dejé los estudios, me fui con un pintor que me dio trabajo para pintar obras. A los 18 fui a una tornería, de un amigo de mi papá, él me sugirió que hiciera el curso de tornero. Me recibí pero por mi apellido no conseguí nunca trabajo. Los patrones investigaban mi apellido”. Cuenta que pasó el examen para entrar a Persan, y cuando se fijan en el apellido le preguntan si es algo de René y él dice que es el hijo; le dicen que después lo iban a llamar y no solo que no lo hicieron sino que despidieron a su primo que trabajaba allí, aunque no tenía su apellido. “Mi mamá hacía pastelitos para sobrevivir. El Partido la ayudaba.”