Al cierre de esta edición de hoy Turquía iniciaba el bombardeo de posiciones kurdas en el norte de Irak, supuestamente en respuesta a un ataque de la guerrilla independentista kurda del PKK. El régimen fascista turco, opresor de la minoría kurda, viene presionando al gobierno de la región kurda del vecino Irak para que destruya las bases del PKK y extradite a sus líderes a Turquía. Washington es al mismo tiempo aliado de Turquía y del “gobierno” títere proyanqui de la región autónoma kurda de Irak, ahora enfrentados.
La decisión turca de atacar el norte iraquí fue motorizada además por la resolución del parlamento yanqui de calificar de genocidio la matanza de centenares de miles de armenios por los turcos en 1915; la resolución –impulsada por la mayoría demócrata– se aprobó pese a los llamados de Bush a que no la votaran. Tembló la relación entre Ankara y Washington, que comprende cooperación militar en “antiterrorismo” y en la ocupación colonialista de Irak: por Turquía pasa el 70% del transporte aéreo destinado al ejército yanqui de ocupación y un 30% del combustible hacia sus más de 50 bases militares.
Los yanquis se inquietan porque la invasión militar turca al Kurdistán “desestabilizará” no sólo el norte iraquí, la zona de ese país hasta ahora más controlada por los yanquis y sus aliados, sino posiblemente toda la región, alentando la posible intervención de países vecinos –como Irán– en la guerra.
Además, el fantasma de una guerra en el norte de Irak y sus consecuencias en la producción petrolera se proyecta en los mercados mundiales, donde soplan vientos de crisis financiera y de recesión mundial.
02 de October de 2010