Esta frase, atribuida a Espartaco por Howard Fast, adquirió notoriedad en la Argentina cuando la repitió Eva Perón, poco antes  de morir.

“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y sin embargo estoy aquí, resucitando”.  (De Como la Cigarra, que fuera adoptada como himno por los guerrilleros de Chiapas).

“Escuchar opiniones incorrectas sin refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias, sin informar sobre ellas, tomándolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. Este es el sexto tipo”. Mao.

Cuando el viejo cayó enfermo, viendo yo que se empioraba y que esperanza no daba de mejorarse siquiera, le truje una culandrera a ver si lo mejoraba. Martín Fierro.  

Por nuestros sufrimientos no pedimos recompensas. Ni queremos nuestros retratos en los tomos de tus obras. Pero cuenta nuestra historia simplemente a aquellos que no vamos a ver. Y di a los que nos reemplacen que luchamos con valor. Nicolás Vaptzarov.

“Son los irreflexivos los que nunca dudan. Su digestión es espléndida, su juicio infalible. No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el caso, son los hechos los que tienen que creer en ellos”. Bertolt Brecht.  

Para Trotsky la Revolución Rusa fue “el golpe al paralítico” (para decir que fue “relativamente pacífica”). En plena guerra mundial, una insurrección armada, seguida de una guerra civil para vencer la contrarrevolución (apoyada por 14 potencias) ¿qué tuvo de pacífica?

Entregarse a ataques personales, armar pendencias, desahogar rencores personales o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista erróneos y luchar contra ellos en bien de la unidad, del progreso y del buen cumplimiento del trabajo. Este es el quinto tipo. Mao Tsetung.