El 3 de junio 2015, bajo la consigna Ni Una Menos, el pueblo argentino con las mujeres a la cabeza, se volcó a las calles conmovido por el femicidio de Chiara Páez. Fue una movilización de masas que se hizo sentir en cada rincón de nuestro país.
A partir de esta jornada, el movimiento de mujeres, feminista y diversidades de toda la Argentina, pudimos poner en agenda y visibilizar la violencia de género que sufrimos miles y miles de mujeres y diversidades y así logramos que muchas más salgan de las cuatro paredes de su hogar, pierdan la vergüenza y se animen a denunciar.
En este nuevo 3 de junio 2022 (3J), volvemos a reclamar que se termine con tanta violencia hacia las mujeres; los datos así lo demuestran: 2019: 176 femicidios. 2020: 191 femicidios. 2021: 216, y en lo que va del 2022: 107 femicidios.
Pero también han aumentado los abusos y violaciones no sólo intrafamiliares sino también las violaciones grupales; siguen desapareciendo mujeres y niñas víctimas de las redes de trata y el tráfico de mujeres y niñas con fines de prostitución.
Por eso este 3J nos preparamos a lo ancho y largo del país para ser parte de una nueva y masiva jornada de lucha, que este año nos encuentra atravesadas por el agravamiento de la crisis social y económica, hambre, inflación, carestía, desocupación; crisis que sin lugar a dudas venimos arrastrando desde el gobierno de Macri y por lo tanto ha profundizado las penurias de nuestro pueblo y especialmente las mujeres que llevan sobre sus espaldas la doble opresión, y sabemos muy bien que cuando la miseria crece, las principales afectadas somos las mujeres porque somos las administradoras de la pobreza del hogar.
Por todo esto que nos atraviesa a las mujeres, debemos seguir peleando la unidad rumbo al 35 Encuentro Nacional de Mujeres en San Luis.
Se hace necesario hoy más que nunca afirmar que la deuda es con nosotras y no con el FMI, que la paguen quienes se la fugaron. La erradicación de la violencia de género y de las desigualdades que la sostienen no es posible pagando esta estafa. Esa deuda contraída con el FMI durante el gobierno de Macri no significó ninguna ganancia para las mujeres, al contrario, se utilizó para la especulación y la fuga y ahora al pagarla se hace imposible disponer de recursos necesarios para la prevención y atención integral y oportuna de la violencia. La deuda externa debe ser investigada y que la paguen quienes se beneficiaron con ella.
La prioridad debe ser el financiamiento de políticas públicas integrales y efectivas con perspectiva de género y no las condiciones del FMI.
Es urgente la Declaración Nacional de Emergencia en Violencia hacia las mujeres, hacerlo también en cada provincia y municipio, implementarlo en su totalidad y con presupuesto acorde y necesario en aquellos lugares donde ya fue declarada.
- Basta de femicidios.
- Aprobación de la Ley de Emergencia en Violencia hacia las mujeres.
- Reconocimiento económico a las promotoras en prevención de violencia.
- Justicia para víctimas de femicidio.
- Juicio político a jueces misóginos y machistas.
- Cumplimiento de la Ley Micaela y Ley Brisa.
- Refugios y casas de abrigo para cobijar a mujeres y niñas/os víctimas de violencia.
- Alimentos necesarios en todos los comedores y merenderos.
- No a las redes de trata.
- Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución.
- Jardines maternoparentales zonales y en cada lugar de trabajo.
- Efectiva implementación de la Educación Sexual Integral (ESI).
- Techo, tierra y trabajo para todas.
Escribe María Rosario, Responsable del trabajo entre las mujeres del PCR. Miembro de su Comité Central
Hoy N° 1915 01/06/2022
