Jessica Vanesa Osores, una compañera de la CCC de Tucumán, tiene 25 años y tres hijos. En su casa, con prisión domiciliaria y usando una tobillera electrónica, espera la elevación a juicio de su causa. Su historia nos duele y nos llena de bronca, por eso sus compañeras de la CCC no han dudado en permanecer a su lado y organizarse ante tanta injusticia.
Jessica Vanesa, siendo adolescente se enamoró de Javier Hernán Gómez y en poco tiempo estaban viviendo juntos y formando una familia. Dos de sus tres hijos son de esta pareja. Desde el principio Javier actuó como si Jessica fuera de su propiedad. Los celos, el control sobre ella y los golpes fueron frecuentes y se desencadenaban ante cualquier mínima situación que cuestionara su poder. Ella durante 9 años sostuvo la pareja a costa de su salud física y mental, creyendo que si actuaba bien las cosas podían cambiar, procurando cuidarlo y ayudarlo en su situación de consumo problemático. Con el tiempo, como ocurre en la mayoría de los casos, la violencia fue creciendo, poniendo en riesgo la vida de Jessica, quien pensando principalmente en quién cuidaría de sus hijos si algo le ocurriera, puso fin a la pareja. Sin embargo, Javier no dejó de considerarla de su propiedad, y aun estando separados, violentó a Vanesa de formas muy cruentas, poniendo en riesgo también a sus hijos. Y una noche, el 21 de setiembre del 2020, la más oscura para la vida de esta joven madre, temiendo por su vida como muchas otras veces, ella tomó un cuchillo que tenía a mano, porque los hechos ocurrieron en la cocina, y con la intención de detenerlo lo mató.
La historia de Jessica Vanesa nos toca a todas, porque nos lleva a imaginar todas las veces que pidió ayuda sin ser escuchada, todas las veces que creyó que con su esfuerzo las cosas podían cambiar. Varias veces fue a denunciar, con sus tres hijos -uno con Síndrome de Down y otro siendo bebé- a la Comisaría Novena, ubicada en un barrio inseguro de nuestra provincia y nunca respondieron. Hasta que se cansó y no denunció más. Nos imaginamos y empatizamos con su angustia y desprotección, porque ella, como miles de mujeres, es víctima de una violencia machista que las instituciones de este Estado, que tiene la responsabilidad de velar por nuestra integridad, deciden ignorar y contribuyen así a sostener y naturalizar. Indigna la impunidad con la que los sectores de poder naturalizan la realidad de miles de mujeres, dejándonos a merced de instituciones patriarcales, sin que aparezcan recursos suficientes para detener las distintas formas de violencia que padecemos.
La ayuda para Jessica vino de sus compañeras de lucha, las mujeres de la CCC. Porque así como en esta pandemia han crecido los sufrimientos y las necesidades de las mujeres, oprimidas por nuestra condición de clase y por nuestro género, también han crecido nuestra rebeldía y protagonismo. Sus compañeras han acompañado las audiencias, movilizando en las calles, logrando una importante modificación en la carátula, de homicidio agravado por el vínculo a homicidio agravado en contexto de violencia de género. También la acompañan en su casa, en su cotidianidad, convencidas de que se trata de una víctima, a quien este Estado abandonó y siguen, junto a su abogado, exigiendo la nulidad de la causa, convencidas de que actuó en defensa propia.
Seguiremos acompañando a Jessica Vanesa, porque ser mujer es un factor de riesgo en nuestra provincia, que nos expone a innumerables formas de opresión y violencia, que ponen en peligro nuestras vidas. Estamos hartas de que nuestras vidas no valgan, de que nos maten porque dejan que nos maten, de un Poder Judicial misógino que lejos de impartir justicia para las mujeres permanentemente nos vuelve a violentar, nos castiga a nosotras y deja libres a los violentos que gozan del privilegio de la impunidad, exponiéndonos permanentemente a la violencia machista e incluso a la muerte.
Seguiremos organizadas junto a Jessica Vanesa porque si tocan a una nos tocan a todas.
Hoy N° 1858 07/04/2021
