Llegamos a este acto en medio de una profunda crisis social, política y cultural en nuestro país. La situación del pueblo argentino se agravó con el crecimiento del hambre y la llegada del frío golpea a los sectores más empobrecidos. La inflación no para y cada vez es menos lo que se puede comprar con lo poco que se cobra.
Frente a esta situación, en las fábricas, escuelas, universidades, chacras y barrios peleamos para ponernos a la cabeza de la lucha y organizar a la juventud en la pelea por nuestras necesidades exigiendo que el gobierno de respuestas. Discutimos que la ofensiva de la derecha reaccionaria –representada por Macri y sus socios- es muy grande para volver al poder y que hay que ponerle un freno.
Los macristas trabajan para profundizar la división del pueblo y sacarlo de las calles. Otros peligrosamente facilitan ese juego. Nosotros peleamos por la unidad y la confluencia de las luchas.
Venimos de dos años de pandemia en los que no nos paralizamos. Nos organizamos para enfrentar la crisis sanitaria en cada barrio, bancando las ollas populares y siendo protagonistas de la lucha social y política. Producto de esta política, se fortaleció el movimiento Ni Un Pibe Menos por la Droga y la JCCC frente al avance del consumo ante la precarización de nuestras vidas. En el movimiento obrero fuimos parte de quienes estuvieron peleando por la defensa de las condiciones laborales y salarios en lugares que fueron ejemplo, como el Astillero Río Santiago y la fábrica de la alimentación Mondelez Pacheco. Peleamos en las escuelas y universidades para que nadie tenga que abandonar la educación por no tener las herramientas de conectividad. En momentos en que se estableció que la educación había pasado a ser virtual y a distancia, peleamos para todos y todas tuvieran acceso a computadoras e Internet para seguir estudiando, y ahora empujando el armado de cuerpo de delegados y peleando las conducciones de los centros para los desafíos actuales que dejaron a miles afuera de las aulas y para que nadie más se quede sin estudiar: contra el frío, por los comedores, el boleto educativo, las demandas académicas, etc.
Crecimos entre la juventud campesina, que pelea por tierra para vivir y trabajar, siendo parte de la FNC y participando en su extraordinario Quinto Congreso Nacional. Y seguimos siendo parte de ese enorme torrente de pibas que protagonizaron el Ni Una Menos, nos organizamos en cada lugar como promotoras y voluntarias en prevención de violencia empujando la declaración de la emergencia en violencia contra las mujeres; ese torrente de rebeldía que en 2020 con más de un millón en las calles conquistó el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Llegamos a este acto en un mundo en el que se agravan los factores de guerra, donde la posibilidad de una tercera guerra mundial es cada vez más latente y en el que la invasión de Rusia a Ucrania agravó la disputa interimperialista mundial. La contracara de la ofensiva imperialista mundial es la lucha de los pueblos que hoy tiene un faro en América Latina con las puebladas en Ecuador y la derrota electoral de la derecha proyanqui en Colombia y Chile con gobiernos que llegan después de grandes rebeliones populares con un fuerte protagonismo juvenil.
En cada rincón del país organizamos actividades financieras, al calor de la colecta, para poder llegar. Es muy grande el esfuerzo que todas las compañeras y compañeros de las provincias están realizando para juntar peso a peso para cubrir el costo de los micros y no perderse este acto. Y también es muy grande el entusiasmo por mostrar que somos una fuerza nacional que pelea en todos lados y en todos los sectores por la revolución.
Tenemos una historia gloriosa, y producto de los aciertos del Comité Central del Partido en el último período, y del esfuerzo militante de miles a lo largo y a lo ancho del país, avanzamos y estamos para adelante, y con el ejemplo de nuestros mártires y el legado que nos dejó Otto Vargas, vamos por más.
¡El 16 de julio vamos a explotar Ferro!
Hoy N° 1920 06/07/2022
