El 27 de noviembre fue asesinado -a través de un dispositivo a distancia- Mohsen Fajrizadé, el científico que dirigía el plan nuclear iraní.
Ningún país asumió la autoría del atentado, pero se supone que fue Israel, en acuerdo con el gobierno de Trump.
Las semanas previas al atentado, Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, había viajado a Israel y Trump había consultado con sus asesores la posibilidad de un ataque con misiles a Irán. Esto fue descartado.
El ataque al científico iraní condiciona el proyecto de Biden de volver al acuerdo firmado por Obama en el 2015 y en el que participaba Irán junto con otras potencias imperialistas. Este acuerdo reducía las sanciones económicas a Irán a cambio de que Irán redujera sus niveles de enriquecimiento de uranio, bajo un estricto control.
Trump venía endureciendo la confrontación con Irán. En enero de este año hubo un pico con el asesinato en Irak, desde un dron, de Qasem Soleimani, máximo jefe de la Guardia Revolucionaria iraní.
En ese momento Trump reivindicó la autoría del asesinato e Irán respondió atacando con misiles una base militar norteamericana en Irak.
El senador socialdemócrata Sanders calificó como ilegal el atentado a Fajrizadé, “provocador, imprudente e ilegal”, y denunció justamente que el propósito era socavar la política de Biden de acercamiento a Irán y volver al pacto nuclear internacional.
Este nuevo ataque complica las posibilidades de un nuevo acuerdo y aumenta la inestabilidad general en Medio Oriente.
Hoy N° 1844 09/12/2020
