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28 de septiembre de 2024

El Pacto del Futuro

La Asamblea General 2024 de la ONU aprobó el Pacto del Futuro. El mismo amplía los alcances de la Agenda 2030 e incluye, en carácter de Anexos, el Pacto digital mundial y la Declaración sobre las Generaciones Futuras.

Un conjunto de inmejorables intenciones centrado en la denuncia de las atroces desigualdades; la pobreza y hambre de miles de millones; las guerras; los arsenales atómicos; el daño ambiental. Su texto reclama el empoderamiento de mujeres y niñas. Que los avances en ciencia y tecnología beneficien a todas las personas y al Planeta. Y garantizar el disfrute efectivo de todos los derechos humanos para todo el mundo.

El Pacto digital impulsa la democratización del acceso a Internet e Inteligencia Artificial. Reconoce que las tecnologías emergentes están creando nuevas posibilidades, pero también nuevos riesgos para la Humanidad. Por ello llama a NO subestimar los efectos negativos que pueden tener dichas tecnologías en el trabajo, el empleo y el medio ambiente.

En la apertura del cónclave, Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, expresó que: “la situación global es insostenible”. Así no podemos seguir”. Y denunció las matanzas bélicas; la impunidad de “algunos” para violar el Pacto de convivencia de la Carta de la ONU; el calentamiento global y las tremendas desigualdades e injusticias. Que 50 de los países más pobres están mucho peor que hace 5 años, mientras que en el mismo período, los 5 hombres más ricos del Mundo duplicaron sus fortunas. El 43% de todas las riquezas están en manos del 1% de la población. También abordó la problemática de la Inteligencia Artificial: una gran oportunidad; un inmenso peligro.

Tiempo atrás, Francisco, en su primera Encíclica (Laudato si), expresaba similares pesadumbres.

Un dechado de justos anhelos… ¿Cómo no coincidir con ellos? Y, ¿cómo no preguntarnos porqué voces tan contundentes y las de la inmensa mayoría victimada, son una y otra vez desoídas?

 Lo cierto es que los causantes de estos agravios tienen nombre y apellido. Son las potencias imperialistas, los complejos militar-industriales, las oligarquías financieras, los monopolios de todo tipo, los contaminadores seriales. Quienes, en aras de profundizar la Dependencia de nuestras Naciones; exprimir a los Pueblos; hacerse de fuentes de materia prima y mercados; conquistar plazas estratégicas, prenden la mecha aunque vuele todo por los aires. Los poderosos, a cuenta de sus intereses, no reparan en costos. Estos, por supuesto, a nuestro cargo. Así opera el enemigo. Jamás olvidarlo.

Algunos imperialismos, con desenfadado cinismo, rubricaron el Pacto del Futuro. Otros, con desenfadada prepotencia, no lo firmaron. Sobradamente sabemos que sin enfrentar a los promotores y/o ejecutores de tamañas fechorías los mejores propósitos devienen en letra muerta.

 

Un Pacto con la Historia

Nuestro batallar por el FUTURO está más allá de cualquier duda. De ello trata nuestro compromiso con la Historia. ¿Qué un puñado de monos con navaja nuclear jueguen al borde del abismo? A no creernos que las bombas atómicas sean sólo disuasivas. Las vienen meneando para la mutua amenaza. Pero están y por tanto pueden ser usadas.

Nuestro Pacto con la Historia: enfrentar las causas (y a los causantes) de los atropellos arriba señalados. Las denuncias de Guterres, de Francisco y de tantos otros ayudan. ¿Si alguno se quedase a mitad de camino? Tendremos entonces medio camino para recorrerlo juntos.

 

Un negacionista serial en la pasarela

La “segunda personalidad más importante del Mundo” tuvo su debut pero nadie se enteró. Su Majestad Javier I, el jactancioso, pronunció su discurso en la ONU, ante un inmenso salón absolutamente vacío. Nada para sorprendernos. El mismo menosprecio lo sufrieron muchos más. Aunque ninguno con la preeminencia que se atribuye a sí mismo el hombrecito.

En sus 15 minutos para la posteridad, inseguro y tedioso, Milei acusó a la ONU de promover políticas colectivistas y socialistas. Y de pretender imponerle a todos la programática ideológica de la Agenda 2030. El defensor “de la vida, la libertad y la propiedad privada” es impermeable a los Derechos Humanos, la Justicia Social, la lucha contra las desigualdades e injusticias, el cambio climático, los derechos de las mujeres (y cualquier otra bandera que surja del Campo nacional y popular). Tras su carajeada final lo cruzó Gustavo Petro. “La libertad a que se refiere Milei es la del insignificante 1% de la población mundial”.

El mismo Milei que nos defiende de la injerencia de la ONU se comporta como cuzquito faldero del FMI. Un complaciente ejecutor de las políticas de los Poderes globales.

Para su legajo: Por primera vez en décadas, la perorata presidencial no ratificó nuestros reclamos por la recuperación de nuestras Malvinas. Un hecho de mayúscula gravedad. 

Horas antes, la ministra Mondino informaba que la Argentina se “disociaba” del Pacto del Futuro. Pero sí firmaba, conjuntamente con el canciller británico David Lammy, el Pacto Foradori-Duncan 2. Para este genuflexo Gobierno, la compulsión por incorporarnos a la OTAN bien vale renunciar a la reunificación de la Patria con las Malvinas adentro.

 

Frente a esta dura realidad…

…más que nunca, UNIDAD de los Pueblos y Naciones del Tercer Mundo contra los enemigos globales. Tarea conjunta e irrenunciable.

La denegación de los frutos del Progreso a las grandes mayorías es un agravio intolerable. Por primera vez en la Historia, están dadas las condiciones materiales para satisfacer TODAS las necesidades, de TODO tipo, de TODA la población mundial.

 ¿Qué en nuestra Argentina haya hambre? ¿Un 53% en la Pobreza, cuando incalculables riquezas emprenden el camino de los mares y engordan los bolsillos de unos pocos?

El daño mileista no se soporta 3 años más. Ni tampoco nuevas vueltas de calesita. La TAREA de la hora: batallar por Nuestra Agenda. Por el Pueblo y por la Patria ¡NO a la entrega. NO al ajuste!

 

Escribe Sebastián Ramírez