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02 de mayo de 2020

La pandemia, ¿qué muestra, qué oculta, qué hacer?

El viernes 24 la Asociación de Profesionales de la Psicología Social Argentina (APPSA) realizó una charla virtual con Rosa Nassif, psicóloga, psicóloga social y dirigente política de nuestro Partido con militancia revolucionaria desde la década del 60, “La pandemia, ¿qué muestra, qué oculta, qué hacer?” (Primera parte)

APPSA. ¿Cómo podemos visualizar de alguna manera esta situación que estamos viviendo, qué nos muestra, qué oculta y, fundamentalmente, qué podemos hacer?

 Rosa Nassif. Querría  en primer lugar saludar a todos los que desde distintos lugares de nuestro país y de Latinoamérica nos están escuchando, especialmente a la Corriente Pichoniana, y agradecerle por la iniciativa de este ciclo de charlas a la Asociación de de Psicólogos Sociales.

Me parece que un primer registro nos permite observar que a pesar de que se mantiene esta situación de gran incertidumbre que genera la pandemia, de un cierto shock de encontrarnos en una situación que nunca habíamos previsto, al mismo tiempo esta situación no es igual que hace seis semanas. Creo que ahora, cada vez con más intensidad, junto a las inquietudes presentes que tienen mucho que ver con el temor que teníamos desde el comienzo de que esto es algo que nos amenaza y nos pone en peligro, se intensifica la preocupación y cierta desazón y en ocasiones angustia en relación a cómo y cuándo saldremos de esta situación, sabiendo que no será igual que antes. Pero decía que no es igual que al comienzo porque creo que todos percibimos que si bien no lo conocemos lo suficiente, y acentúo esto de lo suficiente, cada vez sabemos un poco más sobre esta pandemia. Porque en relación a la pregunta que vos me hacías creo que esta experiencia que estamos viviendo, que no la hemos buscado, que no nos resulta cómoda, y que preferiríamos estar como estábamos, es decir, en contacto físico con toda la gente que queremos, que necesitamos y con la que trabajamos, sin embargo esta situación también se puede transformar en una experiencia en vivo de lo que es el proceso de conocimiento. Y podemos comprobar cómo desmiente -vos me preguntabas sobre las posiciones posmodernas en relación a la cuestión del conocimiento- sobre todo las ideas tan escépticas sobre la posibilidad de conocer. Creo que esta irrupción de un elemento que no conocíamos y en una situación que tampoco nos imaginamos que se podía dar, que llegara a abarcar a todo el mundo globalmente, lo que es una pandemia, al comienzo sí teníamos mucho la idea de estar a merced de lo desconocido. Y era así, aunque leyendo hoy algunos materiales nos damos cuenta que había muchos elementos para prever que podía suceder algo similar y advertencias que fueron desatendidas por razones que podemos analizar más adelante.

A mi entender, respecto a lo que vamos conociendo sobre este nuevo virus tenemos que tener una actitud de cierto optimismo que rebate el escepticismo del postmodernismo sobre las posibilidades que tienen hoy los seres humanos de conocer, si tenemos en cuenta  cuánto más conocemos y tan rápidamente si lo vemos en relación a otros procesos históricos de pestes similares, sobre el Covid 19.

Hay que recordar que China lo hace público a comienzos de enero, ahora se sabe que lo sabía antes y lo ocultó, dejamos este tema planteado porque a veces se habla muy bien de cómo China enfrentó la pandemia, pero se habla menos de las responsabilidades que tuvo, no solo en que se produzca esta epidemia sino en que hubo tardanza en comunicarla y las consecuencias de tratar de ocultarla porque no le convenía políticamente; lo sufrió entre otros un médico que fue reconocido luego por las masas chinas como un héroe que fue el doctor Lin Wenglian, que fue el primero que advirtió que estábamos ante un nuevo virus que no se conocía y fue castigado por el régimen policíaco chino muriendo más tarde contagiado por el coronavirus.

Pero retomando sobre la celeridad  en el conocimiento del virus, a partir del primero de enero en que China hace público el contagio y cierre del mercado de Wuhan, en muy poco tiempo, en menos de nueve días ya se sabía que estábamos ante un virus identificado como coronavirus, de los cuales hay por lo menos siete ya conocidos y a los veinte días se confirma la mutación y trasmisión de persona a persona. Y en menos de un mes se descubre la secuencia genoménica completa del virus y la Organización Mundial de la Salud que al principio no actuó con demasiada celeridad  lo da a conocer. Por eso es más repudiable la actitud negacionista de muchos jefes de gobierno como Trump o Bolsonaro que tardaron, algunos hasta hoy, en tomar medidas sanitarias pretendiendo preservar la economía.

Dentro de esta posibilidad de conocer nosotros celebramos entusiastamente  la gran conquista que fue el logro del Malbrán, que permitió con el esfuerzo de los investigadores y trabajadores -y siempre hay que recordar que el Malbrán sigue existiendo gracias a la lucha de sus trabajadores y del pueblo que enfrentaron las distintas políticas de ajuste y vaciamiento y  los intentos de cerrarlo en el gobierno espantoso que tuvimos con Macri, – en abril, en el Malbrán se logró conocer el genoma particular «argentino» detectando  tres distintos orígenes del virus. Disculpen los científicos porque seguramente no estoy usando los términos precisos, pero sí es importante que sepamos que gracias a este descubrimiento y trabajando en conjunto con investigadores de otros países,  nuestra especificidad será tenida en cuenta en las vacunas que se espera salgan pronto. Estos hechos y muchos otros nos permiten rescatar sin soberbia la capacidad del conocimiento humano y de la ciencia. Digo sin soberbia porque también esta pandemia nos enfrentó con la realidad de nuestra ignorancia. Una de las razones en el comienzo que nos sorprendió tanto fue que no esperábamos encontrarnos de pronto con algo que no conocíamos, que primero pensamos, como dijo Ana Quiroga en esa primera charla que tuvimos, que no nos iba a tocar, que la enfermedad estaba lejos, que era algo de China y que nos encontramos imprevistamente en nuestro país en esta situación de cuarentena. O sea, confianza y optimismo sobre las posibilidades del conocimiento humano y de la ciencia y sin soberbia porque estas situaciones nos ponen también ante la evidencia de nuestras limitaciones.

 

 APPSA. ¿Cómo crees que se nos presenta hoy el mundo y qué nos muestra la pandemia a los sujetos?

 Rosa Nassif. Creo que el mundo que se nos presenta hoy es y no es tan distinto al que teníamos antes de la pandemia, pero sin duda estamos en una situación muy diferente y que sin duda provocará grandes cambios a nivel mundial. Porque esta situación de práctica parálisis de una parte sustancial de la economía, algunos hablan de “coma inducido”, y esta situación de la necesidad de encierro para poder afrontar la pandemia, es desde ya un elemento muy disruptivo en la situación que se estaba viviendo anteriormente.

Es decir, lo que muestra ese mundo que hoy tenemos son las enormes debilidades, injusticias, desigualdades, etc., de la sociedad en la que nosotros vivimos, a nivel mundial y también en relación a nuestro país. Porque demostró, por ejemplo, que el gran mito que ya estaba bastante cascoteado, de que aquel llamado triunfo omnímodo del capitalismo era verdaderamente un triunfo para las potencias vencedoras pero no implicaba un avance para la humanidad, era un triunfo que significaba al mismo tiempo que había terminado de darse el golpe de gracia a aquellas sociedades que se habían edificados con supuestos más igualitarios y de mayor justicia social que el mundo capitalista. Estoy hablando de las sociedades que surgieron de las grandes revoluciones del siglo pasado, la Revolución Rusa, la Revolución China y que fueron derrotadas inaugurando esta fatídica década del noventa, estos 40 años  o un poco más que estamos viviendo bajo aquel nuevo orden mundial que se impuso y que nosotros caracterizamos con bastante claridad en su momento. Advertimos  que era una derrota no solo de algunas sociedades sino que significaba la derrota de la clase obrera y de los pueblos a nivel mundial y que traería aparejada una situación de tremendo retroceso en las condiciones de vida y de trabajo para todas las sociedades.

Lo que estamos viviendo son todavía las consecuencias de aquella derrota que nos dejó expuestos a un gran revanchismo reaccionario y que terminó de desnudar -que hoy se ve claramente- cuál es el mundo que surgió de la llamada globalización, que pretendía  presentar un mundo unificado ocultando que esa globalización era bajo la égida del capitalismo imperialista, donde se agudizaban las disputas entre las viejas y las nuevas potencias por el control mundial. A su vez hace unos años ya que esa misma globalización empezó a crujir manifestándose en fenómenos como los del Brexit o los de Trump y Bolsonaro en nuestro continente.

Entonces, en realidad este mundo organizado bajo la hegemonía del capitalismo imperialista, lejos de posibilitar una cooperación entre los distintos países, que en una momento como este sería imprescindible, lo que se agudiza aún en esta dramática situación que afecta a toda  la humanidad es la disputa entre las distintas potencias para ver quién saca más rédito de la misma y de lo que va venir cuando se pueda salir de esta situación. Pensemos que ésta es una de las certezas que podemos tener dentro de tanta incertidumbre: que de esta situación vamos a salir. Lo que vamos a charlar después es cómo pensamos que se puede salir o cómo se va a salir.

Por lo tanto, resumiendo, esta pandemia muestra como un gran revelador las tremendas desigualdades e injusticias sociales que sufrimos, que son la expresión de un sistema que a pesar de todas las falencias que ha demostrado para hacer frente a una emergencia como la que estamos viviendo, se mantiene y se va mantener en la medida que no juntemos la fuerza necesaria para volver a dar vuelta de cuajo este orden social.

 

APPSA. Qué opinas de cómo se agudizan las contradicciones que ya venían operándose mundialmente? ¿Se desmitifica la solvencia capitalista para afrontar situaciones como éstas? ¿Estamos ante una posible encrucijada en la disputa geopolítica China y EEUU?

Rosa Nassif. Ahora que mencionas la disputa entre China y EEUU, me parece importante aclarar, ya que después hablaríamos de las ideas y de los debates que están abiertos, pero entre esas situaciones se habla mucho de China. He estado leyendo varios trabajos, entre ellos el que se ha difundido como la Sopa de Wuhan y algunos de los pensadores ahí plantean que de esta lucha entre EEUU y China va salir fortalecida China o el Oriente en general por haber demostrado tener un sistema más eficaz de control de la pandemia; por ejemplo Chul Han plantea esta idea y otros autores también. En realidad creo que esta es una posibilidad que habrá que ver si se da, pero seguramente no será sin gran resistencia y lucha de las otras potencias imperialistas.

En relación a China me parece importante  aclarar un malentendido, porque muchos hablan de esta China imperial como la continuidad de aquella China maoísta, socialista que hemos conocido y admirado, pasando por alto que el régimen actual, policíaco, autoritario, basado en las formas sutiles de la tecnología puesta al servicio del control social y de la opresión, es la China que surge luego de la derrota del sistema anterior, la derrota de la revolución que triunfó con la dirección de Mao Tsetung y no tiene nada que ver con el socialismo, ni el comunismo. Yo me encuentro en la necesidad de hacer esta aclaración, porque los que me conocen un poco y me escuchan hoy hablar como hablo con tanta bronca de lo que hoy sucede en China, saben que ese sentimiento está originado en mi convicción maoísta y en mi pertenencia a una organización partidaria, el PCR que se identifica claramente con el maoísmo y me indigna que a partir de la confusión que produce el propio hecho de que el Partido que dirige el Estado chino sigue llamándose Partido Comunista de China, algunos puedan identificar la China actual, imperialista con la China de Mao. Muchas veces dicen que los prochinos, refiriéndose a nosotros, hoy hablamos contra China, no, nosotros nunca fuimos prochinos; fuimos y somos maoístas.

También agregaría en relación a  qué muestra y qué oculta la pandemia, que se habla poco de que las condiciones de hacinamiento en ese mercado de Wuhan, donde se puede haber producido la mutación del virus que le permitió saltar de un animal (se comercian animales vivos de todo tipo) a los seres humanos y propagarse rápidamente, no es privativo de ese mercado, ni de esa provincia de China, sino que es común a la mayoría de las zonas rurales de ese país. Es la evidencia de la terrible desigualdad que hay entre las grandes urbes como las de Shanghái o Pekín y las condiciones en las que se vive en el interior de China, en condiciones de hacinamiento y de grandes déficits sanitarios que obligó a ir a un encierro total de varios meses y resolver de urgencia hospitales para atender a miles de contagios. Por supuesto que esto no sólo pasó en China.

Volviendo a cómo abordó China la pandemia, la forma draconiana como la califican algunos analistas tal vez con cierta admiración, debemos saber que esas condiciones draconianas no son solo ni mucho menos medidas excepcionales para hacer frente a una emergencia sanitaria, sino que existen en forma permanente para vigilar y controlar el conjunto de la vida cotidiana en China: el trabajo, el estudio, los desplazamientos, etc.  Además de los millones de cámaras con identificación facial,  el celular juega las veces de radar y GPS para vigilar a todas las personas las 24 horas del día, algunos hablan de una especie de  panóptica tecnológica móvil, en referencia a la analizada por Foucault, basada ésta en la big data y la inteligencia artificial.  También en Corea del Sur, que se precia de ser un gobierno democrático, la pandemia se controló apelando a sistemas de cibervigilancia basados en tecnología de la información.

A estos temas le debemos prestar especial atención porque es una de las cuestiones en debate que no son nuevas pero se actualizaron en estos días. Y se vincula con la  preocupación y  el interrogante de en qué medida estas características pueden estar anticipando el mundo que viene, signado por el avance de estados policíacos y regímenes autoritarios sostenidos por estos extraordinarios avances tecnológicos; una especie de gigantesco Gran Hermano junto a un nacionalismo fascistizante. Pero también hay pensadores como Zizek o Badiou que hablan de que esta crisis podría dar lugar a un cambio radical, lo llaman tercera etapa del comunismo, ya que nunca como ahora quedó en evidencia que el sistema actual es antagónico con el desarrollo de la vida humana. No creo que ni una, ni otra situación pueda ser la consecuencia de “la potencia mutante del virus” como dice Berardi; o que la pandemia pueda obligar a cambiar el consumismo que según David Harvey, está en la base de esta sociedad. Pero sí estoy convencida que esta gran crisis abre la posibilidad de cambios importantes en el mundo cuyo contenido  dependerá del peso que logren las fuerzas sociales en conflicto.

 

APPSA. Siempre decimos los psicólogos sociales que es necesario conocer la realidad para transformarla. Que debemos problematizar, criticarla, aprenderla y trabajar con otros con la intención de instrumentarnos y lograr una operatividad que permita cambios posibles en función de las necesidades y la salud mental de los sujetos más golpeados en esta crisis. Por eso creo que es necesario preguntarte ¿Qué crees que oculta al mismo tiempo este fenómeno que estamos viviendo?

Rosa Nassif. Creo que ya mencioné algunas de las cosas que oculta. Otra de las cuestiones importantes que se oculta -y esto ya lo han analizado algunos científicos y filósofos, como Alain Badiou- es que una pandemia no es solo el producto de la acción de un virus, o sea que el agente patógeno sólo no puede explicar que se produzca una epidemia y menos aún, una pandemia. Para eso es necesario que converjan a la vez determinadas condiciones sociales, económicas, estructurales. Por ejemplo, que haya reaparecido la tuberculosis y hasta el sarampión en Argentina, no se puede explicar por fuera del gobierno de Macri  que felizmente nos lo pudimos sacar de encima, creo,  dicho sea de paso que todos pensamos lo que sería esto si en lugar del gobierno del Frente de Todos estuviéramos con Macri, tienen que darse determinadas condiciones para que se pueda producir; por ejemplo, las condiciones de ese mercado en Wuhan donde se convive con animales vivos y con los que se van matando y las condiciones de salubridad y vivienda que se da en otros lugares.

Si queremos hablar de una condición propia de esta época, específica, en la que estos virus adquieren la magnitud en que infecta, la velocidad en que se transmite y la extensión mundial que tiene, tenemos que pensar cuánto tiene que ver con las condiciones de interrelación entre países y en la producción, lo que se llamó globalización, de las rapidez en las comunicaciones, del lugar que ha adquirido dentro de la economía capitalista el turismo, del hecho de que los viajes que antes eran esporádicos, de un lugar a otro, se multipliquen, las distancias se han acortado y son más rápidas de transitar. Al mismo tiempo, el hecho de que produjera tal catástrofe en países como Italia es imposible de explicar si no es como producto de las políticas que llaman neoliberales, que son el producto de este triunfo despiadado del imperialismo por sobre los pueblos del mundo del que hablamos, que arrasó con todas las conquistas sociales obreras y populares en el terreno de la salud, de la educación, de las relaciones laborales  que existían.

Un pensador muy interesante, Franco Berardi, que analiza en particular la situación en Italia, explica en qué medida se redujo casi un 60% el presupuesto que estaba destinado a salud, se redujeron las camas en hospitales, las ambulancias. En los últimos diez años, se recortaron 37 mil millones de euros del sistema de salud pública, se redujeron las unidades de cuidados intensivos y el número de médicos generales disminuyó drásticamente. El ajuste fue aún mayor en el sistema privado de salud y en los hogares de ancianos.

También hay que pensar si bien esta pandemia del Covid-19 como tal no estaba prevista, lo que sí estaba previsto y estaba alertado el mundo por muchos científicos, inclusive por Bill Gates o Chomsky, de que era muy probable no solo una pandemia que iba a encontrar a los sujetos inermes por todo lo que se había destruido del sistema de previsión social, sino a la vez por lo que se está anunciando hace tiempo, y tampoco se le presta oído desde los sectores dominantes porque va en contra de sus intereses, que son las terribles catástrofes que pueden producirse y se están produciendo por el medio ambiente destruido por el calentamiento global, etc. Esto es lo que se oculta.

Como se oculta que las grandes empresas farmacéuticas se interesan muy poco en las investigaciones que tienen que ver con la prevención ya que da mucha más ganancia la enfermedad que la salud.

En varios de los trabajos que estuve leyendo estos días se advierte con razón que podría considerarse que la magnitud, el grado de letalidad, el hecho de la cantidad de infectados de esta epidemia, es el producto, en el siglo XXI, de todo el desastre que se hizo tras el triunfo omnímodo del capitalismo y la hegemonía de las  llamadas política neoliberales.

Lo que se agrava por supuesto, con la conducta de sujetos como Trump,  Bolsonaro o Boris Johnson, hasta que se contagió, que negaron el peligro del coronavirus, como si fuera una simple gripe, porque pensaban que era más importante que no hubiera costos económicos que hacerse cargo de los riesgos que implicaba esta epidemia para la vida y la salud de la gente.

Esto también se manifiesta en el hecho doloroso de  que la mitad de los fallecidos en Italia se dieron en los geriátricos, al igual que en España. Entonces, esta idea parcial, parcial porque es una verdad a medias, de que los adultos mayores, los de esa generación que ya estábamos en los 60 y 70 luchando por cambiar el mundo, teníamos más riesgo de infectarnos. Pero si es así, por qué no se le ocurrió a Rodríguez Larreta nada mejor que obligarnos a pedir permiso para salir a dar la vuelta a la esquina en lugar de ocuparse de ver cómo estaban los geriátricos en la ciudad de Buenos Aires y en toda la Argentina. Lo que se oculta  cuando se habla de la cantidad de muertos de más de 70 años es que una parte muy grande de esos adultos mayores están en condiciones muy precarias, en condiciones de hacinamiento en esos lugares donde a veces van a caer -como decía Macri en relación a la educación pública-; y sabemos que en algunos lugares de Europa se decidió dejarlos morir, en un verdadero y horroroso abandono de persona.

Es necesario que el propio Estado se haga cargo de que quienes han laburado toda la vida tengan condiciones mínimas de salubridad, de entretenimiento, de poder disfrutar de los años que tienen por delante. Al contrario, hemos visto en todos estos años que se quiere avanzar en ajustar a los jubilados, a recortar aún más el presupuesto de previsión social. Tenemos que pensar que, si uno tiene una jubilación mínima de 15 mil pesos, como pasa en Argentina y en otros lugares igual o peor, qué condiciones tiene para tener un buen  estado de salud.

O sea, que esto también se oculta.  Que el virus golpea a los viejos y que somos uno de los grupos de riesgo, pero no solo por la edad, y que no golpea igual en todos los sectores sociales, como no golpea igual esta enfermedad a quienes podemos estar en un departamento que a los que tienen que quedarse en una vivienda con una habitación donde hay 8 o 10 personas juntas de distintas edades.

 

APPSA. ¿Que pensás en relación a la contradicción que hay entre  los sectores hegemónicos dominantes que tratan de mantener la misma estructura social? ¿Cómo podemos pensar que se va a manifestar y a desarrollar esta contradicción? ¿Será posible que se ponga profundamente en cuestión el debate sobre el Estado y se logre un cambio significativo sobre todo en lo que tiene que ver con la realidad de los más pobres?

 Rosa Nassif: Muchos han planteado que este es un virus democrático o que nos pone a nosotros en una situación de poder entender que todos somos iguales frente al virus. Me parece que desde un punto de vista es cierto, hay hoy una causa nacional en nuestro país que es derrotar a la pandemia; esta es hoy la contradicción principal que debemos resolver, entre la vida o la muerte. En ese sentido estamos unidos todos, nos parece muy bien la medida que tomó Alberto Fernández en  la situación precaria que había en la Argentina en el sistema de salud. Fue correcto plantearse claramente que se  tenía que ir a una cuarentena y lo principal era la salud y ser conscientes de las consecuencias que iba a producir en la economía. Fue y es una medida justa, que nos permite a nosotros, al gobierno y a toda la institución de la salud el tiempo necesario para que estemos en mejores condiciones cuando se agrave la situación en la Argentina.

Esto a la vez no significa no comprender que la prolongación de la cuarentena en la situación que hay, también exige esto que se está haciendo de ir abriendo paulatinamente el aislamiento físico, teniendo en cuenta siempre la cuestión de la salud, pero resolviendo al mismo tiempo cómo se aborda una situación económica que ya era bastante crítica. No podemos olvidar que esta crisis que desata el coronavirus es una crisis que se da sobre muchas otras situaciones de graves emergencias que hay en el país y en el mundo. Para ir nada más que a la Argentina tengamos en cuenta que a comienzo de año y como continuidad de la lucha que se venía librando en el gobierno anterior se logró que se apruebe una ley que reconoce que hay emergencia alimentaria, laboral, de salud, de vivienda. Y tampoco nos podemos olvidar en ningún momento de la emergencia en relación a  la violencia que sufrimos las mujeres, situación que se ha agudizado en estas situaciones de encierro donde no solo han continuado los femicidios sino que han aumentado.

Entonces, estamos ante una emergencia sanitaria que engloba a todas las otras emergencias que venimos sufriendo. Por lo tanto, no puede haber una cuestión igualitaria ni democrática en este otro aspecto. Es decir, el virus no golpea igual ni a todos los sectores sociales ni a todos los individuos. En ese sentido hay que rescatar mucho lo que están haciendo las organizaciones sociales, lo que hacen los psicólogos sociales y otros profesionales junto con ellos, practicando una solidaridad activa, respondiendo a esa necesidad de tomar en nuestras manos la lucha por la salud  y que con el protagonismo popular se pueda enfrentar esta situación tan grave, tan crítica en ese 40% de pobreza que hay en la Argentina.

Entonces, cuando dicen que no sabemos cómo vamos a salir y creo que el propio gobierno reconoce que va a haber un 10% más de pobres, esto es la mitad de la población argentina en la pobreza, es evidentemente un agravamiento de la situación que teníamos antes y que esto se reflejará sin duda en cómo repercutirá la enfermedad en estos sectores. El gobierno ha tomado medidas que han sido positivas para auxiliar a los más necesitados, pero son muy insuficientes. Hasta hoy, como han anunciado Juan Carlos Alderete dirigente de la CCC y otros representantes de las organizaciones sociales, los alimentos no están llegando a los barrios. No puede tolerarse  que haya hambre en un país que produce alimentos para 400 millones de personas!

También otro sector que sufre esta situación es la pequeña industria, las pymes, todo lo que se anuncia desde el punto de vista del gobierno de auxilios y créditos termina en ese embudo y cerrojo que son los bancos. Por lo tanto, si la estructura donde están los sectores dominantes, los grandes terratenientes y monopolios se deja intacta, si no se golpea a donde están una parte importante del poder real en Argentina, si no se avanza sobre los bancos, que en su mayoría son grandes monopolios financieros imperialistas, si no se suspende efectivamente todo pago de la deuda ilegítima y usuraria, si no se impiden realmente los despidos y suspensiones con rebaja de salarios, va a ser muy difícil  llegar aun con todos los esfuerzos que está haciendo el gobierno a paliar esa situación. ¿O alguno puede imaginar que -se usa mucho la metáfora de que estamos en guerra- en una guerra un gobierno va a estar discutiendo y aceptando el chantaje de que si no  paga sobreprecios no te voy a dar los alimentos imprescindibles o no vas a tener barbijos? El Estado tiene que actuar con firmeza y no dejarse chantajear por los grupos de derecha representantes de los sectores de poder.

Estas son las cosas que están demostrando que es necesario una cohesión y una unidad muy desde abajo para empujar que se puedan llevar a cabo medidas como estas que se están planteando, como el impuesto a las grandes fortunas que se está elaborando en el Frente de Todos. Y tenemos que decir, hay una gran resistencia para eso a pesar de que no deja de ser una tibia medida en relación a las necesidades y a las ganancias desmedidas que estos grupos han embolsado siempre.

No quiere decir que no haya  grandes contradicciones entre estos grupos, como las hay entre distintos países imperialistas dominantes, inclusive las grandes potencias como Estados Unidos, China o Rusia, que disputan por el dominio mundial y por repartirse las riquezas de países dependientes como el  nuestro.

Ya me referí anteriormente a  que es revelador de que la globalización lejos de haber podido posibilitar una acción cooperativa y conjunta de las naciones y países del mundo como se pretendió inicialmente, aún en medio de una situación tan crítica y límite como esta pandemia, donde se juegan cientos y miles de vidas en el mundo, estamos viendo acciones casi de gánster de atracar aviones que iban a un destino para llevarlo a otro. Donde intervienen los Estados, inclusive los servicios de inteligencia como apareció con el jefe del Mosad, del servicio secreto Israelí, que estaba contagiado con el coronavirus,   dijeron ¿pero que tenía que hacer el jefe de la inteligencia israelí en la reunión de los que analizaban cómo había que enfrentar la pandemia en Israel? Y resulta que lo que tenían que hacer era aportar sus servicios para saber en qué lugar se podían apropiar de los insumos que se necesitaban,  donde había y hay una disputa feroz, por los respiradores, los barbijos, incluso los camisolines.

Como hay una gran disputa, alrededor de quién va a sacar mayor partido de las investigaciones que con gran unidad y cooperación entre los científicos se lleva adelante en todo el mundo, para dar con la solución a esta pandemia. Decíamos ¿cómo se va a salir de esto? se va a salir en el terreno de la salud cuando se descubra algo para prevenirse del contagio, una vacuna y alguna droga que permita la cura cuando se produce la infección, como se resolvieron otras epidemias que hacían estragos en el mundo desde la viruela en adelante. Pero resulta que esto que es un esfuerzo de la comunidad científica y que su conquista debería ser declarada patrimonio de la humanidad, en lugar de eso están disputando los grandes monopolios farmacéuticos y las grandes potencias para ver quién se apropia primero de estos resultados. Ha trascendido, por ejemplo, que está peleándose Trump para tener la posibilidad de que la primera vacuna que salga en exclusividad sea de los Estados Unidos, en disputa con Alemania que es donde se estaba avanzando en lograrlo.

Entonces ¿qué tendríamos que sacar nosotros como enseñanza en nuestro país? Que es fundamental el desarrollo de una industria nacional autosostenida, independiente. No puede ser que no haya telas para que nuestros grandes héroes que son los trabajadores que están en la primera línea, los médicos, enfermeros, camilleros y todo el servicio de salud, puedan tener los camisolines que necesitan o que no puedan fabricarse en Argentina los barbijos que son necesarios. No hablemos ya  de la necesidad de poner toda la industria que hay en Argentina a resolver el tema de los respiradores, vimos ya lo que significa que hubiera dos fábricas en Córdoba para hacerlo posible o lo importante que fue haber defendido una línea de bandera como Aerolíneas Argentinas. Entonces, acá se ve cómo se entrelaza la estructura dependiente de un país como el nuestro  y su estructura de clases sociales, cómo incide  en las consecuencias y el abordaje de esta situación tan embromada que estamos viviendo, de esta pandemia que nos afecta a todos aunque no de la misma manera.